Ocho.

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Extrañado, él observó como aquella chica cambiaba de asiento, justo a su lado.

Tomó cada detalle de ella, como su pelo marrón, que parecía muy desaliñado.

Y sus ojos casi negros, penetrantes, que intimidaban cuando los mirabas fijamente.

También que no debía medir más de 1,60 m.

Se preguntó que era lo que le llamaba la atención de ella.

No era nada del otro mundo, nada que no haya visto antes.

"Hola" dijo ella, algo tímida.

Pero lo que él no sabía, era que a partir de ese instante, su mundo cambiaría.

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