23.

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—Creí que Chris vendría contigo. —dijo Rebecca en cuanto subí al asiento de copiloto de su auto, esta vez fue ella la que pasó por mí. 

—No quiso venir.

—¿Se siente mal o algo?

—Sólo está algo estresado. —mentí. —Necesita su espacio.

—¿Cómo está tu familia? —cambió de tema y agradecí en silencio por eso.

—Todo normal. —me encogí de hombros. —Gabo me pidió que te invitara a celebrar su cumpleaños, es el 22 de octubre. Sé que cae en domingo, pero sería lindo para él que fueras.

—Awww, es tan tierno. Por supuesto que voy a ir, es adorable. —dijo con sincera ternura y rodé los ojos.

—Es un pendejo, se portó bien ese día porque estabas tú. —rió con lo que dije. —Causas ese efecto en la gente.

—¿Qué?

—El ambiente es agradable cuando tú estás presente. —me sonrojé, pero sabía que ella no me miraba porque conducía, llegamos al lugar y alcancé a divisar a May saliendo de su auto con Richard, Sam y Diego. —Mira, ahí están.

—Ah, cierto, voy a estacionar tras ellos.

Hizo lo que dijo, los chicos reconocieron el auto al instante y saludaron con sus manos.

—Creí que Chris vendría contigo. —esta vez fue May la que dijo exactamente la misma frase que Rebecca.

—No tenía ánimos de venir. —dije sin más. Empezamos a caminar hacia el tumulto de gente diviertiéndose en los juegos y comiendo chatarra.

—¿Está enfermo? —preguntó Sam con interés. 

—Sólo quiere estar solo un tiempo. —dije. "Estar solo o con una chica al azar para no pensar en tí", dije para mí mismo.

—Quiero advertirles de una vez... —empezó a decir Becca. —que no me voy a subir a ninguno de esos juegos infernales.

—¿Quééééé? —dijeron todos al mismo tiempo excepto por Diego y yo.

—Beckyyyy —pataleó Rich. —Ese es el punto de venir, estos son mucho más pequeños que los de Six Flags, y mucho menos extremos.

—Y más riesgosos. —protestó Becca. —Esas cosas no son nada seguras y no voy a estar en un carrito veloz que se puede descarrilar y tampoco voy a estar en un asiento sin cinturón de seguridad a más de un metro sobre el suelo.

—Ay, Bec. —dijo Sam riendo y negando con la cabeza.

Sabía que le tenía miedo a las alturas, no era tanto como su miedo a la oscuridad, pero aun así no se sentía muy cómoda en lo alto. 

—Está bien, yo me quedaré contigo abajo. —comenté. —No soy muy fan de los juegos mecánicos. —mentira. 

Alcancé a distinguir unas miradas cómplices en May y Sam.

Llegamos al alboroto, todo estaba lleno de luces, colores, ruido de gente, música un poco lejana, gente de aquí para allá y gritos de emoción. El aroma de pizza, azúcar y palomitas con mantequilla envolvía el ambiente.

Pasamos junto al carrusel lleno de niños montados en los caballitos, las caritas estaban llenas de felicidad.

—Aw, mira eso. —dijo Sam señalándolos con ternura.

—Ya sé, son tan lindos. —soltó May con la misma emoción.

—Sí, sí. Sigamos avanzando, chicas, no vean a los bebés. —dijo Rich rápidamente provocando una carcajada en Becca y en mí.

Pide un deseo » joel pimentel || TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora