Capítulo 5: Poco para que todo termine

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Capitulo 5:

Justin.

En cuanto me puse de pie, la puerta sonó.

Abrí y Leslie estaba allí parada con todo su equipaje.

-Realmente espero que pongan ascensores- Ella se quejo dejando caer todo en la entrada –Quiero decir, ¿Cómo puede ser siquiera posible que en California todavía exista un departamento sin ascensores?

Sonreí y la estreché en un fuerte abrazo.

Olvide mencionarlo, ella no es solo una gran maquilladora, sino que también es mi mejor amiga.

Ella me devolvió el abrazo al momento.

No nos veíamos desde hace tres años y a ella se le ocurría hablarme de los departamentos de California, típico.

-Vaya, Bibs- Ella rio en mi pecho –Se nota que me extrañaste.

“Bibs” es como ella suele decirme cariñosamente. Al principio lo odie, luego se volvió una costumbre.

-Bueno, al menos yo lo hice- Me queje, pero mantuve la broma en ello.

Ella hizo señas a su equipaje mientras sonreía.

Lo tome y lo deje dentro para después cerrar la puerta. No queríamos que nadie nos escuchara hablar.

En cuanto ella comenzó a sacar todos sus “instrumentos” del equipaje, decidí sentarme.

Esto llevaría tiempo.

-Así que- Ella levanto la vista, sus ojos celestes se encontraron con los míos -¿Cómo estuvo la prisión?

Yo bufé.

Eso le causo risa y no pude evitar sonreír con ella.

-Ya sabes, quiero decir, no me quejo- Ladee la cabeza, pensativo –De hecho estuvo bien, como siempre.

Ella sonrió de costado y me miro de frente, entornando los ojos.

-De acuerdo- Admití, riendo por su cara. Parecía un pingüino enojado –Fue un asco. Fue como pisar mierda, por tercera vez.

Esta vez, mis palabras le causaron tanta gracia que tuvo que echar su cabeza para atrás y de esta forma, dar lugar a su carcajada ruidosa pero tierna.

-Lo que sea- Dijo ella finalmente, mientras su risa cedía –Marco me llamo ayer y al momento trajo a los guardias.

Ella saco una máscara de goma de su maletín. Rápidamente me impacte por lo real que se veía.

-¿Está permitido repetir lo jodidamente profesional que eres?

Ella rio.

-Me alagas, Bieber- Dijo- Me alagas.

Pasaron unas tres horas, Leslie me hablaba sin parar sobre todo lo sucedido mientras que no estuve, pero no me permitía que yo abriera la boca.

Intente no quedarme dormido mientras ella probaba distintos maquillajes en mi con la máscara puesta, arlado de ella tenía una foto del de seguridad.

Y si, sus facciones eran bastantes parecidas a las mías.

Ahora mismo, ella estaba retirando la máscara con cuidado mientras la colocaba sobre la cabeza de un maniquí. A su lado se encontraba la peluca que debía usar. No me reusé, pero debo admitir que el hombre no tenía el mejor peinado de todos.

-Listo, Bieber- Susurro ella, aun concentrada en que sus dedos no hicieran un mal movimiento y dejara caer su obra de arte.

Suspire agotado mientras torcía mi cuello de un lado al otro, intentando sacar el maldito dolor.

Ella frunció el ceño en cuanto mi cuello hizo un sonido extraño, que incluso me asusto a mí.

-Mierda- susurre apretando los ojos, dolía como mil demonios.

Ella se acerco a mí y comenzó masajearme el cuello.

Y viéndola desde aquí fue cuando me pregunte ¿hace cuanto que no tenía un polvo?

-Sé lo que piensas- rio ella, sacándome de mis pensamientos. Solo ahí note que había estado mirando sus pechos, los que ahora resaltaban puesto que ella estaba media inclinada –Y no sucederá.

-Oh, vamos- me queje –Se una buena amiga y dale el placer a este hombre que se que deseas.

Ella rio alto, haciéndome sonreír. Tanto ella como yo sabíamos que solo estaba bromeando.

Es mi mejor amiga, nunca la vi más que eso. Y pensar en mí teniendo sexo con ella era como pensar que estaba teniendo sexo con Bruno o alguno de los otros chicos.

A la mierda, prefiero cortarme las bolas primero.

-Te deseaba Jus, te deseaba- enfatizo ella, ahora alejándose de mí y guardando sus cosas.

-Irresistible para las chicas, lo sé- me encogí de hombros, dramatizando la situación.

Ella negó con la cabeza mientras sonreía, luego agarro sus cosas y con una seña de “púdrete” se fue.

Katerina:

Al salir de mi largo día en aquella Universidad, Mónica decidió ir a casa a pasar el rato. Sus padres no estarían, y se suponía que el mío tampoco, por lo que ahora estaba estacionando el Mustang en la entrada de la exagerada mansión.

-Envidio tu casa, chica- Dijo ella, mirando a través de la ventana.

No hice nada más que rodar los ojos, digo ¿Qué respuesta tenia a eso? ¿Gracias?

Baje del coche y comencé a caminar, Mónica siguiéndome el paso.

Abrí las grandes puertas de roble y me adentre en el superficial hogar.

-No he dejado de pensar en lo sucedido- Le dije mientras dejaba las llaves sobre una mesita en una esquina antes de adentrarme en la cocina.

-¿Qué cosa?- Preguntó ella, logre ver de reojo su ceño fruncido. ¿A caso ya lo había olvidado?

-El chico- suspire -¿no te pareció extraño?

Cerré la puerta de la heladera con una patada, de seguro si Rousel estaba aquí me reprocharía.

Ella se dejo caer en  taburete del mini-bar de piedra hawaiana mientras jadeaba su cabeza hacia mí, con esa expresión de “¿otra vez con esto?”.

-Kat, debes dejar de sentirte de esta forma cada vez que algún extraño aparece así como así- explico ella, era como la quinta vez que me lo decía en el día. Comprendía su irritación, incluso aunque no quisiera.

-Es que en cuanto cambiamos de lugares yendo hacia la Universidad, note su coche estacionado- Hable –Y puedo jurar que me estaba mirando. ¿Y de repente aparece en la Universidad así como así? No lo creo.

Me apoye contra la mesada también de piedra extranjera mientras le daba unos sorbos a mi limonada.

Simplemente me resultaba extraño lo sucedido, y sabia en la posición en la que me encontraba como para que gente quiera arrebatarme lo que es mío.

-Falta poco para que todo termine, Katerina- explico ella después de unos minutos, esta vez con esa imagen de chica mayor.

Esto debía terminar, y debía ser rápido.

-Mi padre no se saldrá con la suya- Y con esas palabras, deje mi vaso de limonada sobre la mesada y ambas caminamos a mi habitación, listas para discutir y planear aquel golpe.

She's a ProblemDonde viven las historias. Descúbrelo ahora