Capítulo 12. Carolina.

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Cuando te despiertas no hay nadie en tu habitación. Llevas tu mano a tu cara y la frotas en tu frente.

Alejandra: Buenos días Alejandra -te saludas-

Miras que por la puerta de cristal entra muchísima luz. "Que graciosas, se despiertan, abren las cortinas, y cuando se van, no las cierran." Resoplas y te levantas de la cama. El pie derecho primero y luego el izquierdo. Andas entre las camas de Iris y Andrea. No sabes por qué no tienes tus zapatillas al lado de la cama, como siempre. Con la mano derecha, corres la cortina que separa las camas del resto de la habitación. Miras en tu maleta. Ahí están. Las tiras al suelo y metes los pies en ellas. Sales al pasillo y entras en la habitación de Aron que también está vacía. Recorres el pasillo en dirección al salón y ves, al final de él, una estantería empotrada en la que te fijaste más bien poco cuando entrasteis a la casa. Hay algunos libros en ella. Te acercas. Ves libros de autores como Blue Jeans, Federico Moccia, Agatha Cristie, Suzanne Collins... Entonces los ves. La trilogía de los juegos del Hambre. Abres mucho la boca. Te das la vuelta y corres hasta tu habitación. Miras entre tu maleta. Si, son tus libros. "Las mato." Piensas enfadada. Esos libros son demasiado especiales para ti. Son tus libros favoritos y te los regaló tu madre. No se los dejas a nadie y los tienes como paño en oro y lo peor es que lo saben. Haces chinar tus dientes. Cuentas hasta diez. Inspiras y expiras. El armario está abierto. Coges una chaqueta que pasa de larga el pantalón corto de tu pijama y la manga larga abriga un poco tus brazos ya que no hace demasiado bueno y, al tener agujeros no da demasiado calor, por lo que es perfecta. Te recoges el pelo en una coleta floja no muy alta. Vas a la cocina esta vez sin pararte en nada y ves una nota pegada con celo en los armarios que están colgados de la pared. Recuerdas como Carolina siempre dibujaba con pintalabios en el espejo de vuestro baño compartido todo lo que te quería decir. Sonríes nostálgica.

"Hemos salido a comprar. No tardaremos. Besos."

Resoplas. Abres el armario en el que estaba colgada y coges el paquete de galletas. Coges una y vas al sofá. "Qué sosa, una galleta sola." Resoplas. Te dejas caer en el sofá de cualquier modo. Miras el teléfono. Tienes un WhatsApp de Iris. 

"Prepárate porque Aron está muy cabreado y quiere hablar contigo..."

Frunces el ceño.

"¿Qué he hecho?"

Resoplas de nuevo y tiras el móvil al sofá. Cuánto te gustaría tener ahora mismo a tu hermana al lado, para contarla todo lo que te ha pasado en menos de 24 horas y que te aconsejara. Es la única con la que te apetece hablar ahora. Cierras los ojos apoyando la cabeza en el sofá. Cuando los abres y miras a tu derecha Carolina está ahí, sentada, con unos pitillos vaqueros y una sudadera fina de manga corta roja. Sus converse bajas rojas, una coleta con el pelo liso y el flequillo recto. Tan sólo las pestañas retocadas con algo de rímel, idéntica a como iba el día del accidente. Sabes que no es real, tan sólo es un producto de tu imaginación. Lo haces a veces, cuando te sientes sola o necesitas demasiado estar con ella porque el echarla de menos te supera, vas a su tumba y la imaginas a tu lado. Charlas con ella y la dices lo muchísimo que la echas de menos. No la puedes abrazas, no la puedes besar, ni si quiera la puedes ver, ella está bajo tierra, pero te gusta sentirla un poco más cerca. Si alguien supiera de esto pensaría que estás loca pero es una manera de no dejarla ir del todo. Dicen que las personas nunca mueren del todo mientras se mantengan en el recuerdo y Carolina no sale de tu mente, no es un recuerdo, es una constante. 

Carolina: ¿Qué te pasa cielo? -sonriendo-

Un escalofrío recorre todo tu cuerpo.

Alejandra: Lo he echo todo mal, Carol, tenía que haber visto que con Aron podría haber llegado a algo y ahora... Como se haya enterado...

She's Not Afraid.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora