Epílogo

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—¡Ian! ¡Ven aquí!—exclamaba una hermosa peliazul, mientras correteaba detrás de un pequeño niño de 5 años, con él cabello rosa, y ojos como él cielo.

—¡No quiero!—se detuvo un momento para sacarle la lengua. Ese niño era bastante juguetón y malcriado.

Ella paro de correr, cruzo los brazos sobre su pecho y....—¡Si no te detienes en este instante, le diré todo esto a tu padre!.

Como si hubiese visto un espectro, él chiquillo dejo de huir de su mamá. Ella sonrió de lado al ver que había ganado.

—Si mami....

Se acerco a él y se agacho para quedar a su altura— Es hora del baño, bebe—paso sus brazos alrededor de su pequeño pecho, y lo levanto.

—¿Cuando llegara él?—preguntó él niño de pelo rosa, refiriéndose a su padre.

Juvia lo medito—Se fue hace una semana—dijo contando con los dedos de su mano libre, provocando una imagen muy tierna—seguramente llegara hoy—sonrió.

Ahora ella vivía con su familia en una gran casa, de dos pisos, con cuatro habitaciones, tres baños, un patio grande y muchas ventanas. Él color que predominaba en la casa, era él celeste, obviamente no era él único, ya que ella, al proclamarse "Auto diseñadora de interiores" jugaba con muchos matices de hermosos colores vivos.

Subió con Ian en brazos hasta la segunda planta, donde se encontraban las habitaciones, se adentro a la del niño, y lo sentó sobre su cama.

—Hoy vamos a ver a Gray y Erza. ¿Que ropa te gustaría ponerte?—se acerco al ropero y lo inspeccionó.

—No quiero ir donde el bobo de Grek, mamá—realizo un tierno puchero. Ella soltó una risita dándole la espalda, miro detenidamente, y luego dándose la vuelta le mostró dos conjuntos de ropa.

—¿Cual prefieres?.

—Ninguno—Frunció sus cejas. Juvia eligió él conjunto de unos pantalones verdes, con una camisa naranja y un par de botas negras. Regreso él otro a su lugar.

—Tu y él pequeño Grek, me hacen recordar, a tu padre y Gray—se acerco—ellos siempre peleaban por cosas sin sentido—empezó a quitarle la ropa a su hijo, para poder bañarlo—pero sabes, ellos siempre fueron mejores amigos, como hermanos—termino de contar, a la ves que él niño ya no tenia nada encima.

Ian y ella caminaron en dirección al baño— Pero mami, Grek es tan engreído —se justifico él niño.

Ella se acerco a la tina de baño y abrió él grifo—Tu también eres muy engreído, cariño—lo alzo en sus brazos y lo metió en la tina, que comenzaba a llenarse. Él aun no era lo suficientemente grande para entrar solo.

Su cuerpo se estremeció un poco, por él contacto del agua fría contra su piel, Juvia puso shampoo por su cabello, y lo frotó repetidas veces. Él trataba de que no le entrara en los ojos, cerrándolos fuertemente.

Se escucho como la puerta se abría, y ambos dieron un saltito. Se dirigieron una mirada cómplice. Juvia se apresuro a terminar con él baño de su hijo, lo envolvió en una toalla, lo trepó en sus brazos y salió del baño con una gran sonrisa.

Su esposo estaba de vuelta.

—¡Juvi! ¡Mi amor! ¿Donde están?—Decia, mientras subía rápidamente las escaleras, luego de haber inspeccionado él resto de la casa.

En eso ella tuvo tiempo de vestir a Ian. Cerraron la puerta del cuarto sin hacer ruido, Ian se paro sobre la cama y Juvia se puso a un lado de la puerta, esperando la entrada del hombre de la casa.

Soy El Correcto (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora