Conflicto

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  Aunque estaba enojada y su andar era poco sutil, sus pasos no hicieron ruido alguno. Poca atención le presto a los festejos de los ciudadanos estupefactos por su inesperado regreso, tampoco se tomó el tiempo de hablar con Tikki, aunque era algo que realmente quería hacer.

  Recordaba a la perfección donde quedaba la oficina en la mansión, así como sabía que en ese horario él se encontraría trabajando allí. No tuvo recado, abrió la puerta de una patada mientras hacía girar su yo-yo en su periferia. 

  Adrien, estupefacto, empujó su asiento hacía atrás y se paró rápidamente por instinto. Notó la maravillosa imagen con la que había soñado durante tantos años frente a él, sabía que probablemente las cosas se complicarían en un par de segundos pero no hizo más que quedarse admirándola con la boca abierta. El rojizo traje dejaba poco a la imaginación del actor, las curvas de Ladybug seguían siendo su objeto de obsesión.

  De un instante a otro estaba enredado en la fina cuerda del potente arma, el yo-yo finalizo un último giro sobre su cuello antes de que la heroína lo vuelva a tomar entre sus manos y tirase con fuerza de él. La presión además de asfixiante era dolorosa, la mirada tras la mascara reflejaba una intensa cólera.

  —  ¿Donde está Louisa?

  Pronunció de forma lenta pero clara al acercarse hacía el dueño de la propiedad, Adrien la miró extrañado dentro de su ya confusa expresión. Aquello era información nueva para él, no sabía donde estaba la pequeña, en teoría debería haber regresado a su hogar, al darse cuenta que no era este el caso una amarga sensación surcó su pecho. 

— ¡¿Quien te crees que eres para darle un Miraculous a una de mis hijas?!

  El llamativo ruido inicial había llamado la atención del asistente, Kurtzberg entró en la ahora averiada oficina, sorprendido notó la particular escena que se encontraba sucediendo. Dio unos pasos hacía atrás y se retiró del cuarto, aquel escenario era una de las posibilidades que había tenido en cuenta que sucedería. Lo mejor era no entrometerse, Marinette no lo mataría y él no sería capaz de aportar información que ayude a su jefe a salir ileso, por lo tanto prefirió quedarse escuchando al otro lado de la pared.

— ¡Lo entendería de cualquier idiota pero tú sabes lo peligrosos que son! Si esto es algún tipo de venganza o juego tuyo, juro que...

  La casi invisible cuerda se ajustó más sobre su cuello, adrien extendió las palmas de ambas manos al costado de su cabeza en señal de rendición.

— M-Marinette, calma, un segundo —El sonido de su voz parecía haberla hecho enojar aún más, podría haber jurado que aquel hilo ya había atravesado su piel— El... Yo-yo...     

  Ladybug se mordió los labios para contener su rabia, dejó ceder la cuerda de su arma y con ello Adrien cayó al suelo de espalda. 

— Mira, lo haremos lo más simple que podamos ¿Si? —Dijo la mujer de rojo mientras con un rápido movimiento hacía volver el arma a su extensión original— Quiero que te largues de esta ciudad, te llego a ver cerca de alguna de mis hijas y te hundiré de tal forma que habrás deseado no haberme conocido jamás Adrien Agreste.

— Se que lo que sucedió se puede mal interpretar Marinette, pero juro qu-

— Cierra la boca —Interrumpió al hombre que con esfuerzo intentaba levantarse del suelo— Dime donde está mi hija y la conversación se acaba aquí. Asumo que no será necesario decirte que el anillo no volverá a tus manos ¿No?

  Adrien se quedó perplejo mientras frotaba su dolorido cuello, durante un par de segundos miró el suelo; se irguió tambaleante y preocupado continuó la disputa.

— N-no sé de donde se encuentra en estos momentos Louisa...

  Ladybug amagó con retrucar esa respuesta, asimiló que era parte de su juego de palabras manipuladoras, pero al ver un poco más el apabullado rostro de su ex compañero entendió que hablaba en serio. 

— Había unos papeles en el cuarto de mi hija, su hermana los vio antes de que Louisa regresara a casa por la madrugada y los tomara... Eran una especie de misión tuya ¿Verdad?

— No... ¿Cuales papeles? Espera ¿Entonces no sabes lo que sucedió ayer? 

  Aquello lo dijo sin pensar por causa de su leve alivio, se arrepintió al instante. Podría arreglarlo, cualquier cosa que dijese era mejor que ser visto como un pedófilo por Marinette, además uno al acecho de su pequeña hija. 

— ¿Que debería saber? ¡¿Eh?! Además de que le has dado el anillo hace meses a mi hija exponiéndola a múltiples fracturas y que has estado encontrándote con ella para motivarla en seguir exponiéndose a cosas que podrían matarla, anda ¡Dime!

  Sin duda gran parte de su preocupación se había atenuado, la información que manejaba su platónico amor era por demás reducida, siquiera sabía que él había sido el maestro de Chat Nuit hace más de un año. Creyó que Louisa le había confesado a su madre, estando dolorida y en busca de consuelo, sus sentimientos por él y que esta había mal interpretado todo. Ahora, aunque la situación seguía siendo tensa y conflictiva, estaba seguro de que saldría vivo de esa discusión.

— Tuvimos una pelea, un conflicto más bien... —La mujer no cambiaba siquiera un poco su expresión de desprecio, le hacía imposible adivinar sus pensamientos— Yo no la lancé a la ciudad así nada más, vi en ella una gran heroína y le ofrecí mi ayuda si quería se-

— Ve al grano Agreste.

— S-Si, era su maestro, creí que ya había aprendido suficiente y le dije que dejaríamos de vernos... No se lo tomó muy bien pero no esperaba que no haya regresado a su hogar...

— Eres un imbécil, un idiota, un descuidado maldito enfermo —Con fuerza apretó sus puños— Si le llego a pasar algo a mi Louisa...

— ¡Por dios, Marinette, yo tampoco deseo eso! 

— No creas que saldrás limpio de esta...

— Quiero ayudarte, en serio, pero ella no me dijo nada sobre algún plan que tuviese, haré llamadas, lo necesario par-

— No te diré que no lo hagas, hazlo. Yo haré el trabajo que me corresponde, tu hazlo al tuyo ¡Pero has algo ahora y luego lárgate de nuestras vidas!

  Ladybug avanzó dando largos pasos hacía el balcón, se detuvo al escuchar una pregunta del preocupado actor.

— ¡Espera! Dime... ¡¿Que sabes de ese plan?! ¿Que sabes de esos papeles?

— No más de lo que dije... Los vio Emma pero recuerda poco, sabe que se trataba sobre una edificación, planos de su interior, había algunos nombres asiáticos en las hojas pero no pude lograr que se acuerde de más.

  La mujer saltó hacía la ciudad dejándose guiar por el pendular ritmo de su yo-yo, Adrien quedó solo en la oficina. Ahora que la tensa visita de Marinette se había disipado, su mente estaba libre para sentir la mayor cantidad de culpa y preocupación con respecto a Louisa. 

  Juntó las palmas de ambas manos y las apoyó frente a su mentón, dejó caer el peso de su cuerpo sobre el escritorio, sentándose en él. No sabía donde podría estar su querida alumna, pero si algo había descubierto era que ella podía llegar a guardar impredecibles secretos para si misma. Era una muchacha capaz de todo, fuerte, valiente, muy predispuesta a confrontarse con el peligro y por supuesto poseía aún mucha más seguridad sobre si misma que su madre; esa combinación de cualidades podría llegar a ser muy peligrosa. Adrien cerró los ojos con inquietud.  




LouisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora