Seda de Araña

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  Lo había arruinado, realmente acababa de infringir la peor de las ofensas para Louisa y, teniendo en cuenta como estaban de tensas las cosas, no había nada que pudiese decir para remediarlo. En cualquier otra situación con una persona distinta bastaría con bromear sobre lo sucedido y aclarar que estaba pensando en un montón de cosas a la vez; o si quiera aclararlo y dar por hecho que definitivamente él no confundió a su querida Louisa con su hermana en absoluto ¿Como hacer aquello? Realmente para ser gemelas eran demasiado diferentes. 

  Lamentablemente las cosas no estaban dadas para que aquello fuera lo que se interpretase, solo había dos caminos; hacer énfasis en lo sucedido con diferentes tipos de excusas y pedir perdón, algo que solo dejaría en evidencia que Adrien es consciente de lo malo que fue su accionar aunque él entendía que solo fue un tonto error de alguien distraído. O dar por hecho que mencionar parcialmente el nombre de su hermana no es un pecado capital y continuar la visita como si nada, con suerte no iría a peor. Con suerte.

  — Louisa. Adam realmente a estado muy inestable, quizás en tus brazos se tranquilice un poco ¿No lo crees, amor?

  Louisa se lo había quedado mirando estática, sin mover una fibra de cabello desde lo sucedido. Adam estaba en sus brazos acomodándose y tironeando de la remera que ella traía pero era como si este no existiese; la mirada que mantenía era oscura y siniestra, con un gran resalte de indignación. Claramente no respondió a la pregunta de Adrien, solo la respiración de la chica es lo único que obtuvo, el hombre no pudo optar por ignorar lo sucedido así que decidió dar pasos atrás y retomar el camino que tanto disgusto le causaba tomar; debía discutir con Louisa.

— Hey... ¿Que sucede? No me digas que te pusiste así por lo de recién —Adrien sonrió calidamente— Solo recordé al mismo tiempo que hablaba tu disputa con Emma y casi dije su nombre, realmente me sorprende que eso signifique algo para ti —Se sorprendió de lo fácil que le era mentirle a su prometida, algo de culpa subió por su cuello aunque sin saber el por qué. Debía mentirle, no podía mencionar a Ming así como si nada. Miró los apagados ojos sin vida de Louisa y tomó la mano que esta aún mantenía sobre la mesa— ¿Quieres decirme algo por lo de recién? Hablemoslo, no quiero que haya tensiones entre nosotros.

  Louisa arrugó su mano en un puño y la arrastró lentamente por la mesa hacia ella. Adrien al notarlo la soltó con sutileza y miró que ella ocultaba su rostro bajo su extenso y largo flequillo. Acomodó a Adam entre ambos brazos con una extraña lentitud, parecía, ligeramente, que sus manos temblaban.

— No hay... Mucho que decir... Solo que yo, te espero. Yo siempre te espero, aquí, en este lugar, porque tu no quieres que yo vuelva a tu lado... Y... Y me he estado preguntando el por qué, el por qué es así todo... —Su voz se comenzaba a escuchar temblorosa, angustiada— ¿Por qué es que la persona que dice amarme me aleja de mi hijo y me encierra en un psiquiátrico? Cualquiera se enojaria pero yo... Yo te amo y te creo y digo "No, el me ama y si dice que necesito esto, esta bien" pero... ¡Eres solo una maldita basura! —Adrien se exaltó ante aquello, siquiera pudo reaccionar— ¡TE AMO TANTO Y A TI NO TE IMPORTA NADA! ¡NO TE IMPORTA NUESTRO HIJO, NO TE IMPORTAN NUESTRAS VIDAS, NO TE IMPORTO YO! 

  Adam comenzó a llorar por los gritos de su madre, las lágrimas de ella comenzaron a caer en cantidad reflejando la fuerte luz del sol que ingresaba por el ventanal. La luz era tan brillante como la de una luna llena, Adrien se sintió realmente dañado por las palabras de Louisa, su Louisa... 

— Lou-

— ¡Y lo sé! Ella no tiene ningún prontuario ¡¿No?! Es bonita, es chiquita. SE PARECE MÁS A MI ESTUPIDA MADRE. Su sonrisa es adorable. ¡Y siempre ve el mundo con colores arcoiris porque ella es amable, natural y es mucho más perfecta que yo! —Louisa quebró en llanto abrazando a Adam— ¡PERDÓN POR NO SER COMO ELLA! 

— Amor no se que estás pensando, pero jur-

— Igualmente tu eres miserable —Dijo en voz baja mientras alzaba la vista— Hacerle eso a nuestro hijo, quitarle a su madre...

— ¡Louisa detente! ¡Jamás haría algo así!

— Dime... —Sonrió sarcásticamente— ¿Cuando aprenda a hablar le dirá mamá a Emma o a su verdadera madre que tienes encerrada en esta mierda de lugar? 

  Adrien apretó su pecho con dolor, realmente le era desgarrador ver así a quien él consideraba el amor de su vida. Nadie del pasado se venía a su mente cuándo miraba a Louisa, no consideraba para nada la idea de algo con Emma. Solo amaba, y demasiado, a la madre de su hijo, solo quería lo mejor para ella y asegurarse que el amor que ella sentía por él no fuese producto de algún trauma por las cosas que le habían sucedido. Pero solo estaba sufriendo en aquella clínica, sufriendo lejos de Adam, lejos de él, lejos de su familia, lejos de todo. Ahí dentro no podía hacer más que eso, crear ideas e hilar telares de posibilidades de abandono hacia ella.

— Basta... Te amo, solo quiero lo mejor, para ti, para nuestra familia... —El rostro del hombre parecía estar sufriendo un sin fin de calamidades— Perdoname si solo cometo errores, si solo te hago llorar... Siempre. Pero jamás, jamás te faltaría el respeto de esa forma, y ahora sé que nada de esto te hace bien...

— No me mientas, solo dime la verdad, no me mientas...

— La verdad... La verdad es que saldré de aquí y voy a mover cielo y tierra para declinar la orden de internación que tienes, no puedo verte así, tienes que venir a casa y arropar a Adam a mi lado, ser felices juntos...

  Los labios de Louisa temblaron al oír aquello, su amado rey, su prometido, era perfecto, era lo único que estaba bien en ese asqueroso mundo que vivía. Estaba claro, el era solo muy confiado de quienes lo rodean, debía alejarlo de la arpía de su hermana y del resto de su familia que tan solo querían causarles dolor. Finalmente sus labios formaron una sonrisa y, cuidando de no lastimar a su niño en brazos, se alzó del asiento para besar a su amado Adrien Agreste.

— No me dejarás nunca... ¿No?

— Jamás lo haría, te amo.

  Louisa le entregó al niño a su padre, este lo sostuvo y acomodó en su cuna. 

— Yo también te amo... —La joven seco sus lagrimas con sus antebrazos— Que Emma no vuelva a ver a Adam, contrata una o dos niñeras si lo necesitas, no tengo problema con ello.

— ¿Eh?

— No necesitas ver a mi familia para nada, y ella está incluida. Cuándo salga de aquí decidiré lo mejor para Adam, y si necesita conocerlos lo pensaré. Es lo mejor ¿No?

  Claramente aquello era imposible con Ming Tiang de por medio. Debía mentirle nuevamente a su amada quien hacía segundos suplicaba por la verdad; debía mentirle porque sí volvería a ver a Emma, ella traería a su hijastro a casa para que este con Adam. No iba a impedir eso, su sueño era que los cuatro sean una hermosa familia... Las palabras salieron de su boca con tal vergüenza que siquiera pudo mirarla a los ojos.

— Si... Lo es. 

LouisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora