Sonidos de Cambio

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  Ming Tiang no entendía nada de lo que sucedía a su alrededor, nadie pronunciaba alguna palabra que él pudiese entender y su madre se encontraba aparentemente discutiendo con la otra mujer que los había recibido. Mamá le había comentado que esa era su familia, que la mujer gritona era su abuela y el chico que le sonreía escondido detrás de la escalera era su tío; eran raros, pero definitivamente no parecían ser un peligro ni para él ni para su madre. 

  El niño se encontraba sentado sobre la alfombra de lo que parecía ser el living, los sillones siembre le habían parecido como camas gigantes, poco prácticas para sentarse por un breve tiempo. Permaneció en silencio observando la conversación veloz que mantenía su madre en la habitación contigua, si bien parecía una discusión él no sentía que fuesen palabras que transmitieran odio sino más bien, una tensa charla veloz. En un momento sintió que alguien le había arrojado algo y antes de que toque su cara lo detuvo, era un trozo de papel, lo miró extrañado. Ming volteó a ver desde donde había venido y vio al chico de cabello azul haciéndole señas de que se acercara a él. 

  El heredero Tiang se había preguntado el por qué su madre ahora mantenía su cabello de color azul, creyó que la habían obligado o lo decidió para ocultarse mejor pero, luego de ver que toda su nueva familia así lo tenía consideró que quizás su mamá siempre había tenido el pelo así... ¿Acaso lo mantenía negro para hacerlo sentir cómodo a él? Era probable, ella era demasiado buena, debía pagarselo siendo obediente y custodiando su seguridad, volteó nuevamente a ver a su madre ignorando a Hugo. Ming escuchó las pisadas del joven subiendo las escaleras, consideró que ese chico finalmente se había cansado de llamar tanto la atención son su insubordinación.

— Emma, por dios, no consideraste siquiera un segundo en que quizás el niño es un cebo ¡O en el peor de los casos él está siendo parte de alguna jugada de esa mafia! 

— ¡Mamá! Claro que n-

— ¡Te lo encontraste en la calle! No, ni siquiera ¡Él te encontró Emma! ¿Me dirás que vino aquí desde China solo, sin ayuda, para encontrarte casualmente como milagro de navidad? ¡Emma! —Exclamó indignada, luego, tras un corto silencio, suspiró— Eres lista, pero siempre fuiste muy, muy inocente...

— Lo que dices solo lo piensas porque no lo conoces... Es un buen niño mamá, él no está fingiendo, Ming de verda-

— Y dime ¿Cómo puedes saberlo? ¿Charlaste con él con algún traductor en línea mientras almorzaban y ganó tu confianza? No sé cómo pudiste traerlo aquí, poniendo en peligro a toda tu familia... ¡Siquiera me llamaste!

— ¡No puedo creer que digas algo como eso! ¡Quieras o no es tu nieto! ¡¿Acaso si te llamaba me dirías que lo ignore y lo deje abandonado en una plaza?! 

— ¡¿Cómo puedes saberlo Emma?! Aún si lo fuera, no tienes idea de cómo es ese niño... ¡¿Te imaginas si se entera de Adam?! Por favor ¡El desastre! Estoy segura que se sentiría reemplazado y no quiero ni pensar que podría hacerle al pobre bebé.

— Mamá, no hables como si te importara Adam, conmigo no finjas.

— No me faltes el respeto Emma, entiendo que esto es serio para ambas y para toda la familia pero no voy a permitir que me hables así.

— ¿Así como? Mamá, no has ido a ver a Adam desde que Louisa está internada, apenas me preguntas por él y sé que por compromiso, si no te muestro alguna foto siquiera piensas en pedirmela y estás haciendo lo mismo con Ming. Solo para que sepas cuánto te equivocas, Ming ya conoció a Adam ¡Y lo ama! Es como si hub-

— Emma —Interrumpió secamente— ¿Todas estás horas que estuve preocupada estabas en la casa de ese tipo con el niño que te acabas de encontrar?

  La jovencita guardó silencio ante la pregunta, no bajó la mirada, no se arrepentía de su decisión y se hacía cargo de ello. Aún asi creyó que hasta asentir era empeorar las cosas.

— Okay, perfecto, fuiste primero con ese maldito bastardo y no confiaste en mi. Bien, bueno, se podría decir que soy a veces un poco seria o estricta, porque quiero mucho a mis hijos y no quiero que cometan mis errores o sus errores. Puedo perdonarlo Emma, pero si me dices que fuiste sin Matsuo.... Sabes que siempre permití que vieses a Adam con esa condisión, si me dices que fuiste sola allí y fue la primer idea que se te ocurrió, juro qu-

— Mamá, Matsuo y yo terminamos. Él siempre estuvo enamorado de Louisa, o al menos eso dijo. 

  Marinette quedó en silencio, no podía creerlo. ¿Cuándo había pasado? Y... ¿De esa forma? Era imposible, Matsuo era un joven de bien, lo conocía de niño, conocía a su madre y sabía lo estricta que seguro había sido para no permitir que su hijo maltrate y juegue con los sentimientos de alguien de esa forma.

— Emma...

— Pero no me interesa hablar de eso, no es relevante, ahora solo importa Ming, quiero que tenga la oportunidad de ser feliz... Por eso fuí a llevarlo para que conozca a su hermano y vea que su mamá está bien.

— Lo escuché decirte "mamá"...

— Creo que estás de acuerdo que decirle que su mamá está internada en un psiquiátrico no es lo mejor.

— Tampoco que tomes el rol de Louisa, y menos... Luego de todo lo que te paso.

— Yo sé diferenciar lo personal de los niños, mamá.

  Marinette entendió a donde fue dirigida esa daga de oración, no podía defenderse de aquello. Miró al suelo y rascó su hombro, parecía que la discusión había terminado pero finalmente no habían llegado a ningún acuerdo o conclusión. Repentinamente ambas mujeres escuchan a sus espaldas el sonido de una suave tonada de guitarra rompiendo el silencio, el mismo parecía provenir del living. Tanto madre como hija se acercaron curiosas a la habitación en la que Ming Tiang se había quedado esperando.

— No, no. No tan... ¿Fengi De? —Suspiró y sonrió— Creo que debí haber prestado más atención a tu madre Hugo...  

  Luka se encontraba sentado en el suelo junto a Hugo y Ming, le había entregado su guitarra favorita al pequeño invitado esperando que este se divierta intentando aprender junto a ambos. Él agitó el cabello de Ming y este quedó confundido entre tomarlo como ofensa o folklore del extraño lugar en el que estaba.

— Saben —Luka volteó a ver tanto a Emma como a Marinette— Me encanta que mis chicas favoritas resuelvan todo, son realmente únicas y mega inteligentes, sin duda. Me ahorro muchísimos problemas teniendolas cerca eh, pero realmente me gustaría que me incluyan más en estos temas...

— Cariño, nadie te está excluyendo, solo que no íbamos a molestarte mientras trabajas arriba...

— Nunca dije eso, igualmente ya estoy aquí y algo me contó Hugo, asi que, resumiendo. Ming se queda amor. 



 


LouisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora