No podía creerlo, el nivel de impotencia que sentía tras ser testigo de tal tormento la hundió en una total preocupación y angustia. Había llegado incluso a derramar lágrimas tras la puerta, en gran medida por lo que sucedió pero otra gran parte era por culpa de no haberse atrevido a volver allí para dar fin a tal cruel acto. Otra vez allí estaba la culpa, siempre que viviera bajo la sombra de los actos de su hermana sentiría culpa una y otra vez, Emma ya estaba harta de todo y de todos. Quería decidir, quería traer un poco de justicia y felicidad al mundo o al menos a su mundo, y lo cierto era que no lo lograría escondida tras una puerta. ¿Pero qué otra cosa podía hacer?
Ella estaba orgullosa de muchas cosas de las que al mismo tiempo se arrepentía, sin embargo había algo de lo que no se arrepentía y volvería a hacerlo una y otra vez; mentirle a su familia para poder criar a Adam. Quizás no le había podido brindar una vida ausente de problemas o conflictos familiares, pero sabía con certeza que le había brindado una con felicidad. Él la amaba como una madre y ella a él como a nada más en el mundo, ese inocente niño de mejillas rosadas no merecía que sus profundos miedos se hicieran realidad, no podía ni siquiera imaginar su pequeño y frágil corazón rompiéndose al ser rechazado por quien era su verdadera madre, o al menos la biológica.
Emma yacía arrodillada en el suelo de su habitación, tenía la vista perdida en un paquete de gomitas azucaradas que aparentemente Adam se había olvidado en el cuarto, seguramente intentando encontrarla para saludarla o pedirle que lo acompañara en la salida con su abuelo. De hecho, era probable que no se las haya olvidado. Quizás Adam las dejó a drede ahí siendo esa su forma de convidarle de sus dulces.
Distraída en ese banal pensamiento recordó que Adrien siempre le decía que ya no le compre de esos dulces en particular porque eran un desperdicio. Hasta habían llegado a tener una de sus pequeñas y acaloradas discusiones por ello, de esas en las que ella solía ganarle. Aunque sí debía ser sincera consigo misma las veces en las que ella salió victoriosa eran porque Adrien casi siempre se rendía y le daba la razón, de lo contrario la discusión simplemente terminaba cuando ambos salían por la primera puerta que veían y luego, al cabo de un rato, volvían a actuar como si nada.
Sin embargo la discusión de las gomitas fue diferente, no señor, esa había llegado a un nivel superior en el ranking de motivos estúpidos por los que comenzar una disputa de media hora o más, ella sonrió al recordarlo y escondió la cabeza entre sus brazos arqueados. Él dio todo de sí en esa pequeña "batalla", le aseguró con capa y espada que Adam solo comía las que eran azules y que lo restante simplemente lo tiraba por ahí. Eso le había parecido ridículo a ella quien por su parte nunca había encontrado un paquete de esos dulces por ningún lado o siquiera había visto al niño hacer esa selección de sabores. Todo podría haber terminado ahí pero Adrien tenía un muy buen punto y ella, aunque lo negase en su momento, lo comprendía. Él decía que no quería que su hijo creciera creyendo que podía desperdiciar la comida o cualquier otra cosa solo porque podía comprarla, pero ella no tenía evidencias del crimen y finalmente ambos terminaron saliendo por puertas opuestas.
Emma se levantó con ese recuerdo en mente, fue hacia su cama y tomó el pequeño paquete de gomitas; ni una azul. Comenzó a reirse al ver eso, puso su mano en la boca en un intento por contener su risa pero fue en vano, simplemente no podía dejar de reír y es que tampoco quería. Reírse de aquello llenó su pecho de ternura y felicidad hasta que finalmente sus carcajadas cesaron.
— Supongo que perdí esta vez, bien jugado...
La jovencita sintió un vacío en su pecho al decir esas palabras y luego tuvo una total claridad de lo que quería y debía hacer. Tomó su bolso, salió de su cuarto y corrió por las escaleras hacia hacia la salida, estando en el jardín delantero se dio cuenta que el auto de Adrien ya no estaba frente a la casa. Apretó sus puños con decisión y corrió en dirección a la calle principal con la idea de tomar un taxi, no, no lo iba a dejar solo con tanto dolor.
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Louisa
FanfictionPara leer este fanfic deberías haber visto antes mis cómics: - Su Sabor - Lukanette Hijos Este Fanfic tiene la trama de lo que tratará mi nuevo cómic "Louisa", así que si querés adelantarte al cómic podes leer este fanfic (Pero te vas a spoilear). P...