capítulo 2 - París

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Me bajé del taxi con tantos nervios que apenas podía mantenerme en pie, tenía un nudo en la garganta que apenas me permitía respirar y mi mente no para de gritarme lo estúpida que había sido.

Con dificultad cargué todas y cada una de mis maletas (las cuales eran tres) y me arrepentí de haber traído tanto.
En una estaba mi ropa y zapatos, en el bolso de mano estaba mi computadora, mi cámara y las demás cosas tecnológicas necesarias y otro bolso más pequeño para las cosas que podría comprar para frijolito.
Caminé durante varios minutos hasta que llegué a un pequeño hostal que se miraba tan pintoresco y bonito.
Las paredes estaban pintadas de un tono amarillo pastel, tan bajito que de solo mirarlo me daba paz, unos ventanales con borde de madera y la puerta de un color blanco desgastado, habían floreros y carteles diciendo lo buena que era su comida así que sin más que pensar, entré.

Buenas tardes, ¿disculpe? -me acerqué dudosa y con paso lento hacia el mostrador.

¡Bienvenida! -me dice emocionada una anciana sonriente- me llamo Fiorella, bienvenida a Venecia, ¿Habitación para uno? -me pregunta y puedo notar un acento italiano muy sutil-

-sonrio y asiento- por favor, si. ¿Cuánto me costaría?

Luego de platicar un rato con la amable mujer, ella me conduce a mí habitación, la cual tiene un balcón hermoso, una cama que se ven muy acogedora y algunas flores. Le agradezco rápidamente y cuando se va me dejó caer en mi cama con un suspiro apenas audible.

Enciendo mi teléfono y al revisarlo, lo primero que encuentro son 50 llamadas de Cristopher y un sinnúmero de mensajes del mismo. Bufo en frustración y decido abrir los mensajes.

Cris: Briana, linda, ¿Qué demonios estás haciendo? Te suplico que regreses al palacio o que me digas dónde estás, con mucho gusto iré a recogerte.

Cris: Briana por favor, contéstame, estoy demasiado preocupado por ti.

Cris: Briana, ¡ya basta! Ese también es mi hijo y necesito que vengas para poder cuidar de ambos como corresponde.

Cris: lamento haberte hablado así pero por favor, hablemos, en serio necesitamos hablarlo.

Cris: contesta por favor :(

Cris: ¿Dónde estás?

Y así siguieron los mensajes. Decidí llamarlo para aclarar las cosas.

Ya te llamé, ¿Qué quieres? -digo rodando los ojos y mordiendo mi labio-

Quiero que vuelvas, hablemos -dice soltando un suspiro-

¿Para qué? ¿Para que me digas que te vas a casar pero quieres a mi bebé? -digo molesta- no lo creo, es mío y ya. -cuelgo y lo vuelvo a apagar-.

No puedo creer como solita me metí en esta porquería. Y ahora tengo que ver cómo irme de aquí sin que me encuentre.
Supongo que debo pasar una noche mas aquí y luego regresarme.
Pero, ¡Diablos! Tendrá mi foto en todos los aeropuertos. Es un puto príncipe, obvio que así va a ser.

Ni modo, mañana mismo me regresaré.
Abrí mi laptop y entré a la página del aeropuerto, compré un boleto y suspiré levemente cuando puse música en Youtube y empecé a bailar.

Estaba moviendo mis caderas y haciendo gestos al espejo tratando de despejarme y sentirme mejor así que me moví al ritmo de la música mientras acariciaba mi vientre.

...

Desperté en medio de las sábanas, sintiendo un nudo en la garganta pero sabía que si no me iba sería peor, así que caminé al baño, me preparé, me vestí y una vez lista, guardé lo poco que había sacado de mis maletas.

Al bajar comí un poco en la cafetería del hostal y caminé en dirección al aeropuerto, el cual no quedaba tan lejos.
Al llegar caminé rápidamente a la cola con mi pasaporte en mano, mi cédula y otros permisos pero antes de poder llegar al mostrador unos hombres de saco se me acercaron y uno de ellos tomó mi brazo.

Suelteme ahora mismo -le digo forcejeando pero no afloja su agarre, en su lugar empieza a moverse en dirección a unas oficinas y cuando se abre la puerta, lo primero que miro es a Cris.

Linda, te dije que teníamos que hablar -dice algo ¿Dolido?
Me obligan a sentarme y yo furiosa cruzo los brazos mirándolo fijamente.

Bien, habla si vas a hablar -le digo dispuesta a mandarlo al infierno mismo.

Hablé con mis padres, ellos y yo no queremos que te vayas con nuestro bebé. Quiero criarlo a tu lado, sé qué será difícil para ti pues Alinna se casará conmigo en unos meses pero tenemos que hacer lo mejor para él o la bebé. -dice con diplomacia mientras se sienta al frente mío.

Eres un maldito -susurro- no quiero que mi hijo se crié en un palacio, con toda esa hipocresía y mentiras alrededor. Este bebé será bueno, honesto y humilde. No como tú, así que me voy y ya. -le digo firmemente mientras lo desafío con la mirada.

¡Pero no puedes apartarlo de mi! ¡Soy su papá, Briana! ¡Te amo! -dice tomando mi mano y buscando mis ojos- sé que no lo entiendes -dice bajando el tono de voz- pero debo casarme -susurra y acaricia mis nudillos con delicadeza y no puedo evitar recordar cuando besaba mi mejilla y me acariciaba así en los pasillos de la universidad, o en la biblioteca cuando nos quedabamos hasta tarde.

No quiero que lo arruinen -le digo- tu familia se mira fría y distante y no quiero eso para frijolito.

No será así -me dice frustrado- le daremos amor a nuestro hijo, será educado, honesto y bueno, no te preocupes por eso y te aseguro que todo estará bien, si algo no te gusta, lo cambiaremos y eres libre de irte cuando quieras -me dice y besa mis nudillos-

Asiento y suelto un suspiro poniéndome en pie.

Me quedaré -asiento- solo por un mes, si no me gusta cómo se está haciendo todo, me iré y resolveremos lo de la custodia luego ¿Te parece?

Claro, me parece sensato -me sonríe y puedo ver sus hoyuelos, luego vuelve a besar mi mano-

Señores, lleven las cosas de la señorita al auto, vamos a casa.

Bueno, ahora solo falta aprender a lidiar con todo esto.

Sencillo ¿no?

THE ROYAL BABY Donde viven las historias. Descúbrelo ahora