Autolesión

7. Me voy.

   Me desperté y desayuné con una sonrisa. Era feliz.

   Llegué al instituto y todo era diferente o al menos eso me parecía. No sentía que todos me mirasen ni tenía miedo de que Rafael, Pablo y Axel aparecieran y se inventaran una nueva escusa para criticarme. Todo estaba bien.

   Entré en mi aula y saludé a todos. Sus caras de sorpresa me hacían gracia. Martínez llegó con la misma sonrisa de siempre, en cambio a mí me hacía más ilusión que nunca. Lucas me recordó que ya sólo quedaba un mes para acabar el curso. La mueca de alegría que había en mi cara cambió a una del sentimiento opuesto al ver a Elisa.

  - ¿Qué... Qué te pasa? - casi no conseguía pronunciar las palabras al verla con tales lágrimas.
  - S... Siéntate.

   Escuché su voz entrecortada con atención. Con cada palabra su corazón se rompía más y más. El mío también lo hizo al escuchar algo para lo que no estaba preparado.

  - Me voy del instituto.
  - ¡¿Qué!? ¡No! ¡No quiero que te vayas! - dije mientras el recuerdo de las tijeras acariciando mi muñeca se hacía otra vez hueco en mi cabeza.
  - Lo siento...
  - Si te vas nada será igual. Ninguna clase será igual. ¡Todo cambiará!
 
  No me contestó, pero sus ojos y su silencio decían más que las palabras.

  - Te necesitamos aquí. Te necesito aquí. - dije expulsando casi la última lágrima que quedaba en mi cuerpo.

   Ya tenía amigos a distancia y no quería que Elisa se convirtiera en una de ellos. Sabía que una vez se fuera, se nos haría muy difícil mantener el contacto. No quería perder a una de las mejores personas que había conocido.

   Seguí suplicando que no sé marchase aunque en el fondo sabía que ninguno de los dos podíamos hacer nada. Su marcha me dolía y además me sentía inútil puesto que era imposible que yo lograse que no se fuera.

   No conseguía asimilar que la fuera a perder. Pensé que no había aprovechado al cien por cien todo el tiempo que había estado con ella y pensé que debía vivir cada momento con todos mis seres queridos ya que algún día, faltarían.