12. Tranquilo, todo va a salir bien.

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  - Hay que hacer algo. - dijo Emma.
  - Yo también pienso eso. - contestó Alba.
  - Entonces, ¿qué hacemos? - preguntó Noelia.
  - No lo sé. - dije mientras pensaba.

   Otros dieron sus propuestas y después yo dije la mía.

  - Creo que deberíamos ir todos a hablar con el director.
  - ¿Y eso para qué? - preguntó Aurora.
  - Tal vez si ve que queremos que les expulsen, se tome más en serio nuestra propuesta.
  - Buena idea. - dijo Lucas.
  - ¿Alguien se opone? - preguntó Elisa.

   Nadie contestó.

  - Genial. En el recreo lo haremos. - dijo Alba.

   Todos volvimos a nuestros sitios. Nunca había visto a la clase tan unida... Esa era la primera vez.

   Al terminar la tercera clase fuimos a secretaría. Éramos muchos y no cabíamos en el despacho. Sólo entramos dos y los demás se quedaron fuera. Mis nervios se podían notar a kilómetros y de vez en cuando un escalofrío subía desde mis pies hasta mi cabeza.

   - Tranquilo, todo va a salir bien. - dijo Aurora colocando su mano encima de la mía.
   - ¿Qué necesitáis chicos? - preguntó el director mientras cogía un bolígrafo y apuntaba en una pequeña hoja de papel.
   - Es sobre Héctor y aquella pelea.

   El hombre levantó la vista de la página y la centró en nosotros.  

   - Creo que ya hemos hablado lo suficiente sobre ese tema.
   - Permítame decirle que no. - contestó Aurora.
   - No entendemos por qué no se les expulsa permanentemente.

   Emitió un suspiro y nos explicó algo.

   - A ver chicos... Estamos tratando de hacer lo que nos pedís. Al quedar tan poco de curso, expulsarlos ahora sería como darles vacaciones anticipadas,¿me entendéis?
   - Sí. - contestamos al unísono.
   - Cuando las notas se os sean entregadas, comunicaremos a sus familias que están expulsados de este centro. Podéis estar tranquilos.
   - Gracias.
   - De nada.

   Nos cerró la puerta despidiéndose con una sonrisa. Nuestros compañeros nos miraron con ganas de saber que había sucedido. Aurora y yo cruzamos miradas y lo contamos todo. Algunos estaban impresionados, otros se limitaron a no decir nada y pensar. Cada uno tenía su opinión y aquel problema se había solucionado.

   Cuando llegué al hospital y se lo comuniqué a mi amigo saltó de alegría. ¡Por fin una buena noticia! Mientras hablábamos, escuchamos un pequeño movimiento. Era Héctor, se había movido. Estaba despertando, y llamanos a los médicos. De un momento a otro la habitación se llenó de familiares y amigos. Héctor estaba bien. Héctor había despertado.

AutolesiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora