14. Otra vez.

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   Apenas quedaban unos días de curso. Quedaba poco tiempo para que Elisa sé marchase y menos aún para la fiesta que los alumnos y profesores llevábamos organizando desde ya hacía meses.

   Habría un baile y yo iría con Aurora... Todavía seguíamos enfadados así que no sabía muy bien que pasaría. No quería que discutiesemos y menos a tan poco tiempo de un momento tan bonito como iba a ser aquella fiesta.

   En el gimnasio, comenzamos a colocar unos gigantescos altavoces. Tuvimos que moverlos desde el teatro. Fue una tarea costosa pero divertida.

   - ¡Una, dos y tres! - gritó un compañero ayudándome a subir el altavoz por las escaleras del gimnasio.
   - ¿Sois conscientes de que podíais haber usado la rampa? - dijo otro.
   - Tarde. - contesté.

   Algunos profesores pensaron en llevar comida. Los bombones y el chocolate iban a volar directos a mi estómago...

   Durante mucho tiempo nos dedicamos a colocar mesas y altavoces. Aquello iba a ser inolvidable.

   Terminé de ayudar al profesor de educación física a colocar unas cuantas guirnaldas de luces. Parecía la escena de una película. Todo era tan bonito...

   Cuando me di la vuelta vi a Aurora. Me quedé hipnotizado. Ella no me había visto o quizás hizo como si no lo hubiera hecho. Traté de solucionar mi problema con ella pero no lo conseguí. Me sentí mal en ese momento y pensé en volver a autolesionarme. En lugar de eso hice algo más doloroso. Escribí.

   Cogí un bolígrafo de mi estuche y arranqué una página de algún cuaderno. Las gotas que caían de mis ojos se juntaban con la tinta, lo que provocó alguna que otra mancha en el papel.

   "Soy un desastre.
   Me equivoco en todo.
  ¿Para qué me esfuerzo tanto en complacer a los demás?
   Quiero ser importante para alguien cuando ni yo mismo me importo.
   Sólo quiero ser feliz.
   De vez en cuando veo mis lágrimas caer y morir. Suelo desear hacer lo mismo que ellas.
   Si cuento las estrellas, son menos que las razones que tengo para odiarme.
   Las tijeras me llaman...
   Debo aguantar...
   No quiero hacerlo..."
  
   Con dolor escribí las últimas palabras de aquella página, antes de hacer algo que no quería pero a lo que no pude resistirme.

   "Lo siento, por todo"

   Acabé por volver a utilizar aquellas malditas tijeras.

  

AutolesiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora