Exámenes, exámenes y más exámenes. Deberes, deberes y más deberes. El curso seguía pero yo no veía nada igual.
Apenas quedaban ya tres semanas y los profesores, a una velocidad frenética, continuaban diciendo la fecha de las pruebas finales. En tan poco tiempo debían terminar los libros y la verdad es que a los alumnos esto no nos beneficiaba...
Mientras hablábamos de algunas fórmulas en la clase de física y química, escuché aquella palabra que tanto odiaba, " distancia". Intentado ignorar mis pensamientos, presté mi máxima atención al cuaderno. No pude entender nada, mi cabeza estaba hecha un lío y me impedía reflexionar. Era una sensación extraña, la cual no había sentido antes.
El aburrimiento se apoderaba de mí y del resto de alumnos. Me dediqué a mirarles durante un momento.
Lucas estaba apoyado en la pared, sentado en una posición cómoda pero poco saludable para su espalda. Martínez miraba al techo pensando en quién sabe que cosas. Elisa, ausente, estaba en su mundo. Decidí hacer lo que ella y dejé mi mente en blanco.
Cuándo volví a atender a la clase, el pizarrón había pasado de tener apenas dos cosas apuntadas a estar llena. Me apresuré a copiar y por suerte me dio tiempo.
Nada interesante sucedía. Ya me había acostumbrado al ruido constante de la clase y lo cierto era que lo echaba de menos... Al menos el ruido me distraía y no me hacía pensar en mis problemas.
Cada día hacía lo mismo. Sacaba mis libros y copiaba en el cuaderno. De vez en cuando algún profesor echaba a alguien de clase y todos hablaban. Algunos chateaban con el móvil y otros, como yo, trataban de no dormirse a pesar de que la voz del profesor los tentase a hacerlo.
Cada día se hacía más pesado y monótono. No había cambios. Siempre la misma anodina y aburrida rutina.
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Autolesión
Teen FictionÓscar es un chico de 15 años. Tiene éxito en el instituto y sus amigos le quieren. Sin embargo, su vida cambia cuando todos los problemas pasan por encima de él. ¿Volverá a ser feliz? ¿Podrá controlar sus sentimientos?