11. Solo unos días.

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Comuniqué a mis compañeros el estado de Héctor. Se interesaron mucho y todos coincidimos en una cosa. Eso no podía seguir.

   Alba, una muchacha de ojos verdes y Emma, su pelirroja amiga, accedieron a hablar con el tutor. Algunos más y yo, fuimos a secretaría. Allí ya lo sabían.

   - Les expulsaremos unos días. - dijo el director.
   - ¿¡ Sólo unos días !? - pregunté alzando la voz. - ¡¿Un alumno en coma y solo se les expulsa unos días ?!

   Me echaron. Me indigné y subí a clase enfadado. Eso era muy poco tiempo. Debían ser expulsados para siempre.

   Cuando llegué nadie dijo nada. Creo que mi cara de malos humos y mi silencio decían más que cualquier palabra. Me senté y saqué el cuaderno. El resto del día continúo como cualquier otro a pesar de la ira que llevaba dentro.

   Terminaron las clases y me marché a casa. Mis padres, quienes estaban vestidos de calle, me propusieron ir otra vez al hospital. Acepté su propuesta.

   En el coche les dije todo lo que había pasado en el instituto. Su enfado se asemejaba a lo que yo sentía.

  - ¡Qué poco!- exclamó mi madre.
  - Eso mismo pienso yo. - dijo mi padre mientras conducía.
  - Encima me echaron. Cuando se lo cuente a Martínez...

   Me pasé el resto del viaje sin pensar en nada y con la mirada perdida. Sólo miraba por la ventana.

   Abrí la puerta de la habitación de Héctor y Martínez me saludó sin apartar la mirada de él.

  - ¿Qué tal el instituto? - preguntó. Se me hacía raro que eso me lo preguntara Martínez y no mis padres.
  - Mal.
  - ¿Por?
  - Solo les expulsarán unos días.

   Martínez me miró a mí y luego al suelo. Golpeó el brazo del sillón y luego se echó las manos a la cabeza.

   - Me parece demasiado poco.
  
   Mi amigo suspiró y miró de nuevo a Héctor.

  - Parece que no le importamos a nadie...
  - A mí sí.
  - Eres el único que ha venido a vernos a parte de nuestros familiares. Ellos no saben que somos pareja. Tengo... Tenemos miedo de que no lo acepten.

   Seguimos nuestra conversación durante al rededor de una hora. Regresé a casa y mientras estábamos viajando me di cuenta de que mis padres no sabían que mis amigos estaban juntos. Ellos no querían decirlo, entonces no se lo conté.

AutolesiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora