Capítulo 16 parte 2

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Calmó otro sollozo abrazando aún más la almohada. No podía creer que doliera tanto, aún cuando ella se había repetido tantas veces que era solo un tiempo había tenido la esperanza de que cambiara.

Christopher lo había hecho, había cambiado sus planes por Dulce y al parecer (según Dulce) Alfonso iba por el mismo camino que su hermano entonces... ¿Porqué no podía hacerlo por ella?
Estaba bastante claro el por qué.
Había creído que lo que había escuchado estaba fuera de contexto pero veía que no. Christian no iba a hacer las de príncipe encantador y a dejar todo por ella y ella no lo necesitaba.

Al menos no hace unas semanas.

Escucho la puerta abrirse y escondió la cabeza bajo la almohada. Lo último que quería era que Ani la viera de esa manera y se preocupara, más aún cuando ella también tenía un problema que arreglar. O peor aún que fuera Dulce, aunque desechó eso al darse cuenta de la hora y dónde debía estar su hermana.
Solo le quedaba una opción y era la que menos quería, lo último que necesitaba era que Christian se creyera el centro de su universo, aunque lo fuera un poco.

Christopher hizo una mueca al ver a la pelinegra escondida en un revoltijo de sábanas y con una almohada en la cabeza. Si su hermano tenía la habitación destrozada, ella tenía el corazón igual.

—No necesitas decirme nada Christian, te puedes ir— dijo con la voz amortiguada por la almohada, Ucker ocultó una risita.

—Yo solo pensé que necesitabas un abrazo— dijo este encogiéndose de hombros. Cómo si tuviera un resorte la pelinegra se incorporó de golpe observándolo a través de las lágrimas.

—¿Te mandó él?

—No— respondió acercándose a la cama para sentarse junto a ella— Lo vi demasiado miserable para darle más preocupación.

—Si claro

El castaño le dio un apretón cariñoso en la mano y una sonrisa alentadora.

—Mira Maite, yo sé que mi hermano no es santo de la devoción de nadie pero si lo vi muy mal— la pelinegra rodó los ojos— Es enserio Mai. Yo creo que deberían hablar, al menos dale una oportunidad.

—Ucker mira, no creo que deberías meterte en esto. Tu no sabes lo que pasó.

—Pues no, pero todas las parejas tienen problemas, la cosa es que se comuniquen y puedan resolverlos— La mirada de tristeza de la chica no le pasó desapercibida al castaño que la jaló hacia el para darle un abrazo. Sin poder contenerse comenzó a sollozar de nuevo apoyándose en su hombro mientras el otro le acariciaba la espalda.

—Eso es imposible— Murmuró dolida. Christopher hizo una mueca y se quedó murmurandole palabras aliento y algunas cariñosas mientras ella seguía derramando algunas lágrimas con la camisa de el arrugada.
Esperaba que su hermano pudiera resolver esto o más bien sus hermanos. Le dolía ver a las dos chicas sufrir de esa manera por algunos malentendidos, aunque bueno, no le podía pedir demasiado a esos dos monos con los que compartía genes.

Acarició el cabello de la pelinegra sintiendo que se calmaba. Con una pequeña sonrisa se separó de él y le apretó la mano en agradecimiento.

—Gracias por todo Ucker.

—No es nada Mai, ustedes son para mi como esas hermanas que no tuve— dijo con gracia mientras le daba un golpecito juguetón en la nariz. Ella rió mientras se quitaba algunas lágrimas de las mejillas.

—Nosotras también siempre quisimos un hermano— dijo con una pequeña mueca— Quizás con su ayuda hubiera sido todo más fácil.

Christopher le sonrió.

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