ABKS 33

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Hyung está acostado en la cama, con una bata medio floja que deja a la vista su pecho pequeño y delgado, la respiración hace que algunos de sus huesos se vean. Rying está bajo él, bajo sus pies, observando cada centímetro de su piel tersa, cada parte y cada movimiento involuntario que hace el mayor, observa en silencio, con la palma de su mano como apoyo a su mandíbula. No piensa en nada, sólo en que la piel del que una vez fue su amado es tan perfecta como ninguna otra que antes hubiese visto. Aún delgado él era tan...

-¿Crees que no estemos destinados? -cuestiona el azabache, sacándole de su ensimismamiento. Rying ve cómo los vellos del mayor se erizan y tiembla.

-No ahora.

-¿Y más adelante? -vuelve a lanzar otra de sus preguntas. Por alguna razón, ambos sienten el ardor mismo, el dolor en el estomago y garganta, una punzada en el pecho y algo agrio y dulce en la lengua; sabe a despedida. Ambos sabían a qué sabía aquello.

-No lo sé...

-¿Vienes a hablar conmigo?Es por ShuuLee, ¿Verdad? -suspira con algo de ira. Su cuerpo blando no se mueve de lugar y Rying levanta la vista para ver desde abajo la barbilla de Hyung y sus muy nutridas mejillas. Lo extrañaría de todas formas.

-Antes, cuando no estábamos bien, solía hacerme entender que aunque no estuviésemos contentos el uno con el otro podía verte todos los días. Ahora es difícil entender que dentro de poco tiempo la serie que nos mantuvo unidos se terminará y con ella nosotros -comenta, alza su dedo y acaricia el arco que se forma en los tobillos de Hyung-. ShuuLee tiene razón, Hyung. Yo me he merecido todo esto y pienso que es egoista aferrarme a ti.

Hyung traga grueso y aspira aire. Rying suena de esa manera, de esa manera que puede volverlo tan fuera de sí mismo.

-Nuevamente volverás a sufrir por mi culpa -murmura y Rying suelta una risa, pellizcando la piel sensible de su tobillo. Hyung suelta un gemido mudo de dolor.

-Y nuevamente lo voy a superar -lo observa-. No voy a mentir y decir que no voy a sufrir, pero esta vez saldré nuevamente de ello. De una manera menos promiscua claro. -aclara algo risueño. Hyung no comprende por qué Rying parece tan apacible, pero se hace una idea de lo que es.

-Rying...

-El poco tiempo que estuve asegurandome de tu seguridad, me pude dar cuenta de que ese tipo: Min-Ki, no es una mala persona. Parece tener buenas intenciones y tu te ves completamente bien cuando estás sonriendo a su lado -dice. Hyung enmudece-. No podría quitarle la felicidad a alguien de esa manera... a ambos, mejor dicho. Sólo quiero que seas feliz. No puedo pensar en mi felicidad, si esto conlleva a robarte una parte de la tuya y de un hombre que es bueno.

Hyung nunca había escuchado algo tan maduro, tan precioso y tan doloroso al mismo tiempo. Aquellas palabras le resultan como un maravilloso dolor soportable en el corazón. Algo como libertad, algo como estar dejando al amor de la vida.

-Yo realmente lo siento, Rying -suelta. Es notorio el quiebre pequeño en su voz. El nudo en la garganta.

-¿Por qué? Eso deberías de decirselo a Min-Ki. Él, dejándote venir hasta este lugar conmigo -suelta una risa burlesca, no maliciosa-. Él es realmente un idiota, ¿No lo crees?

Hyung no responde nada, el castaño simplemente puede observar cómo se coloca el brazo en una posición concreta para tapar sus ojos. Traga fuertemente, suena por la habitación. Ciertamente los ojos le arden, quiere echarse a llorar ahora mismo. Se siente completamente una basura.

-Voy a decirte cuál es el gran problema que veo, o bien, la barrera que logo percibir. Eso que realmente nos estaca en un mismo punto -le brinda un leve pellizco nuevamente, a Hyung le duele-. El problema que yo veo es que no puedo hacernos feliz, Hyung. Siempre ha estado todo mal, desde un inicio lo estuvo. Siempre has estado tan triste, tan presionado -suspira.

Behind Killing StalkingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora