-¡Tienen los ojos abiertos como platos! -dije, estallando de la risa-. Siempre quise decir eso desde que leí una de las cuantas historias cliché que hay en Wattpad.
Nadie se rió. Que poca cultura wattpadiana.
-Estás mal de la cabeza, ¡fuiste vos todo este tiempo, forro! Te odio, te odio. ¿Por qué no te morís? -me gritó la inestable de Estefi. No esperaba menos de ella.
-No grites amor, nadie te va a escuchar -respondí indiferente.
El resto observaba, pero ninguno se atrevió a hablar. Me senté en una silla al revés de como todos suelen hacerlo, con el respaldo para adelante y mis piernas estiradas. Solo estaba a dos metros de la hilera de rehenes, mis rehenes.
Suspiré, esperando que alguien dijera algo más.
-Dale che, les acabo de contar una historia conmovedora, ¿les comió la lengua algún ratón? -agregué arqueando las cejas y tomando una pausa-. Ojo, Gonzalo no cuenta. Sabemos que tenés una extraña afición por no pagar el escabio en las previas y que hasta Mariano te llamaba rata, pero acá no nos vamos a exceder tanto.
-¿Por qué? -preguntó Nachito, que hasta ahora solo había mantenido la cabeza gacha. ¿El confianzudo del grado no se atreve a mirarme?
-¿Por qué qué? -Espero no estar creando un incómodo trabalenguas.
-Podría variarte esa pregunta en mil formas diferentes, pero supongo que por ahora me conformo con que me digas por qué nosotros estamos vivos -reformuló mi mejor amigo. Esta vez, nuestras miradas se encontraron. No vi miedo alguno.
-¡Justo la pregunta que estaba esperando! Todos ustedes están vivos porque yo lo decidí, bueno, casi todos. Darío y Gonza, ¿me escuchan? -dije haciendo un chasquido con los dedos, los dos parecían un poco perdidos.
Asintieron despacio. Es realmente admirable la calma que mantuvieron todos hasta ahora. Lastima que se vaya a poner difícil dentro de un rato.
-¿Vieron cuando me interpuse en la bala de Diego y te salvé la vida, Gonza?
-Creo que esas cosas no se olvidan -me respondió, y una lágrima cayó por su mejilla.
-Nada de eso fue preparado. Se suponía que Diego no iba a tener los huevos para matarte y entonces yo podía acabarlo tranqui, sabiendo que él había elegido su propio destino. No podía permitir que te mueras, al menos no así.
-Porque de alguna forma tenía que competir conmigo para ver quien vivía -interrumpió Darío, que nada había dicho hasta el momento.
-Veo que me prestaste más atención de la que pensaba, flaquito -le dije a Darío Humberto y me volví a dirigir a Gonzalo-. El percance con Diego me hizo imposible armarles el reto a ustedes, así que decidí que los dos estarían para el acto final.
-¿Sabías que te van a agarrar, no? -Estos cambios drásticos de tema generalmente me irritarían, pero hoy nadie me saca la alegría. Viva la pepa, larga vida al rey TAI. Uy no, que comentario tan narcisista. Me retracto de lo que acabo de pensar.
-Puede ser como puede ser que no, Jaz. De una forma u otra, la verdad no me interesa.
-Juli, nos vamos arriba a vigilar el perímetro. Ya te dejé mis votos del Juicio en el archivo, y mamá también. Te dejamos solo -me dijo papá, y desapareció por las escaleras con mamá mientras me tiraban besos.
-La lectura de cargos y su procedimiento es muy simple, muchachos. Primero voy a leer el expediente que hice para cada uno de los chicos que tuve que matar, con datos sobre su vida, decisiones y actitudes que tomaron, incluidos también los justificativos por los que esa persona tenía que morir. Recuerden, lo único que siempre quisimos fue vengar a Pablo castigando a los victimarios -dije, e inspiré profundo. Pude sentir como se me aceleraba el pulso-. Después voy a leer sus expedientes, y uno a uno voy a ir abriendo los sobres que me dejaron mis viejos.
-¿Por qué nos querés hacer entender? -me interrumpió Darío por segunda vez.
-No me interrumpas, por favor -respondí intentando disimular mi ira y tomando uno de los sobres que había en la mesa adyacente-. Por ejemplo, miren este sobre. ¿Leen lo que dice? Estefanía Durango y "papá". Si en el papel que está adentro encuentro un "inocente", eso quiere decir que Rubén, mi viejo, decidió que podés vivir. Pero mi querida, para que sobrevivas necesitas conseguir un inocente más, ya sea el mío o el de mi vieja. ¿Entienden?
-Necesito dos de tres inocentes o me vas a cortar en pedacitos. Buenísimo -me contestó sin boludeos Estefanía. Siempre amé su faceta tan brusca e impredecible.
-Exactamente -contesté-. ¿Podemos comenzar?
-Le gustabas a Darío.
-Estefanía quería suicidarse conmigo.
-Estaba enamorada de vos. Te adoraba.
-Tengo una carta despedida de Ramiro, la que escribió justo antes de que lo prendieras fuego.
Los cuatro se hicieron uno, confesando de una forma que parecía hasta preestablecida.
Me agarré la cabeza, estupefacto.
Entré en shock. Necesitaba respuestas.
Las necesitaba ya.
Si la venganza no es justa y merecida, entonces habré matado a uno de los pocos chicos del grado que valía la pena, y no puedo hacer eso.
Pablo nunca me lo perdonaría.
Mierda. Voy a tener que darle una oportunidad a los acusados de defenderse.
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Tu amigo invisible #1 [EN LIBRERÍAS]
Mystery / ThrillerEra un día cualquiera en el colegio... hasta que los alumnos de tercer año se ven involucrados en un juego perverso. Un asesino serial tuerce de manera psicótica las reglas de un juego de niños. Quien no logra adivinar quién escribió la carta, muere...