Mis padres murieron. Lo sabía bien.
Se despertó en mí la misma sensación que tuve cuando habían matado a mi hermano: los músculos se contrajeron, mi pecho se llenó como si estuviera a punto de explotar y las piernas temblaron del pánico.
Aunque en comparación, esta vez fue mucho más leve. La muerte de papá y mamá eran necesarias parar terminar con el Juicio, la de mi hermano era totalmente evitable.
Y sí, no había forma de que sobrevivieran. Toda la policía argentina debía estar fuera.
Aproveché todos esos minutos de ventaja para ordenar mis archivos con cuidado, por el orden que había dejado preestablecido. Los acusados, ya sabrán, son mis compañeros.
Unos capos.
-Juli, por favor. Terminá con todo esto. Todavía estás a tiempo -me dijo Jazmín como por décima vez. El resto también se sumó a sus pedidos.
-¿Qué parte no entendés, mamerta? No queda nada de compasión en mi conciencia. Me la consumí hace rato -contesté abriendo mucho mis ojos, intentando mostrarle que mi locura no tenía límites.
Guardaron silencio. Entendieron por fin que su destino no dependía de ellos.
Me fui a ver que la puerta hermética que habíamos construido estuviera en sus funciones por una última vez. Esa aseguraría que la policía no nos interrumpa en medio del juicio, puesto que no se puede abrir.
¿Cómo funca eso? Ni idea, lo averiguaré en otra vida.
Todo listo.
-Gonzalo, sos el primero -dije, tomando su archivo.
-¿Y qué tengo que hacer? -preguntó, claramente aterrado por mi respuesta.
-Aceptar tu destino -concreté, y sellé las bocas de todos con cinta menos la de Gonzalo.
Bienaventurados aquellos que sobrevivan al juicio.
***
¿Cómo no lo vi antes? ¿Cómo nadie pudo verlo antes?
¿Cómo un pibe de mi edad, mi amigo, uno de mis mejores amigos, no le queda ni una pizca de cordura? ¿Cómo pasó todo esto?
¿En qué momento todo se fue al carajo?
Julián vendó mi boca con cinta de papel, y lo mismo hizo con el resto de nosotros. Solo dejó la de Gonzalo libre.
Comenzó a rebuscar entre todos esos papeles que estaban a unos metros míos. Llegué a ver que el que me pertenecía estaba último, con un "Ignacio Sánchez" escrito bien grande con algún fibrón.
Juli tomó el primer sobre, determinado, sin dudar. No había atisbos de esperanza para nadie.
-Nunca creí en las mierdas esas de la caballerosidad, pero vamos a hacer una excepción. Mamá primero-comentó como si nada. Gonzalo trataba de contener la tensión. Al tenerlo justo a mi lado, podía sentir su respiración agitada.
Jugó un poco con el papel en mano, causando que Gonza solo se exasperara más.
Luego de unos segundos aterradores, abrió el sobre.
Los corazones de todos se paralizaron. Ninguno quería ver morir a otro de sus compañeros.
-Inocente. Veo que alguien logró convencer a mamushka -recalcó TAI, depositando el sobre ya usado en un cesto a su izquierda.
-Solo uno más, Gonza, solo uno más -se repetía una y otra vez mi compañero a un volumen casi inaudible. Había cerrado sus ojos.
Rubén, por el amor de Dios o la persona a la cual le vayas a rezar todas las mañanas, espero que sea el veredicto que todos esperamos.
-El veredicto de papo puede definir tu inocencia en el Juicio final. Veamos -dijo, y abrió el sobre-. ¡Es inocente! Felicidades, Gonza. Merecés seguir con tu vida. Realmente. Yo también te iba a dar mi voto positivo.
-¿Seguir con mi vida después de esto? Levantarme cada mañana y pensar en todo lo que nos hiciste pasar. ¿No ves que tu plan falla? -bombardeó Gonza, recobrando su compostura.
-¿Cómo que falla? -preguntó Juli, ofendido. En su estilo perfeccionista creo que no se aceptan errores.
-Si yo soy inocente porque a juicio tuyo y de tus papás soy una buena persona, ¿no pensas que las consecuencias de toda esta mierda me van a terminar destruyendo por dentro, poco a poco, minuto a minuto?
Julián se quedó mudo.
-Darío, vos sos el próximo -cambió de tema drásticamente TAI, ignorando la pregunta de Gonza. Aprovechó también para quitarle la cinta.
A Darío lo tenía un poco más lejos. Estaba en un extremo, al lado de Estefanía.
El sótano en el que estábamos se puso más lúgubre y siniestro de repente. La luz tenue que nos iluminaba pareció hacerse aún más tenue, y se sentía un olor a muerte desagradable.
Sofía. Pobre Sofía.
-¡Inocente para Carlucha! ¿Desde cuando mamá es tan permisiva? -gritó sin previo aviso Julián. Darío suspiró, pero parecía que no se atrevía a pronunciar palabra.
-Todo va a estar bien, Dari -se animó a decir Gonza. Si yo fuera Darío, no confiaría nada en las promesas de su amigo. ¡El hijo de puta le dijo a todos su peor secreto!
-Para papá Darío fue... -El maldito hizo una pausa-. ¡Culpable! Y va con un detalle: no hay lugar para los falsos en este mundo. Darío es fluctuante y débil.
-¡No, por favor, no! -liberó Darío, desatando todas las emociones que llevaba dentro.
Temí por la vida de mi compañero. Con un uno a uno, Julián iba a definir el veredicto.
-Todo queda en mis manos -dijo mientras gesticulaba con sus dedos, seguro pensando internamente-, ¿por qué debería salvarte, Dari?
-Yo... Yo entiendo lo que dice tu papá. Toda mi vida fui una sombra de lo que pude haber sido, pero puedo cambiar, ¡te lo juro! Dame una oportunidad -pidió Darío en sollozos. Sus lágrimas caían sin previo aviso.
-No me alcanza, Darío. Tuviste el tiempo para hacer eso. Tuviste toda una vida. Voy a tener que acompañar la decisión de mi papá.
-¡No, no! -gritó Gonza, y juro haber tenido la misma intención. Cinta del orto.
-Te declaro culpable, Darío Humberto González.
-Matame a mí en su lugar, Julián. Por favor -le pidió Gonzalo. Está demente.
-Apreciamos tu honradez, pero voy a tener que rechazar tu oferta -le contestó Julián-. Igual tranquis, hasta que no termine el juicio final con todos ustedes no recibirán su castigo.
Respiré aliviado. Tal vez ese sea el tiempo necesario para que la policía pueda salvarnos.
De un momento a otro se empezaron a escuchar disparos desde arriba. Tal vez la pesadilla esta próxima a acabar.
-Vaya, vaya -dijo Julián a lo Bart Simpson, ¿cómo es tan enfermo? Creo que estaría dispuesto a matarlo de tener la oportunidad-. Veo que ya llegó la caballería.
-¿Malas noticias? -preguntó Gonza, y soltó una risita.
-Son malas para ustedes. Toc toc, ¿quién es? ¡La muerte llamando a su puerta!
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Tu amigo invisible #1 [EN LIBRERÍAS]
Mystery / ThrillerEra un día cualquiera en el colegio... hasta que los alumnos de tercer año se ven involucrados en un juego perverso. Un asesino serial tuerce de manera psicótica las reglas de un juego de niños. Quien no logra adivinar quién escribió la carta, muere...