Cuarenta y Uno

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No.

Puedo verlas. Puedo escucharlas. Charlan algo al parecer importante. El agua esta hervida. El cielo aún asoma claro a través de la ventana. El ambiente es bastante agradable. Miro hacia todas las direcciones posibles, y aún no me siento presente. El aquí no está aquí.*

"El momento continúa siendo único. Aquí es dónde realmente me siento presente. La luz, leve y opaca, define el cuarto como un lugar ideal para escuchar música con tu abuelo. Los Sex Pistols no han parado de sonar. Ellos eran imparables.
   —Abuelo ¿Crees que en algún momento me sentiré mejor?—La voz roza lo débil.
   —¿Y qué sería para ti "mejor"?—Le da un sorbo a su café y luego deja la taza en su lugar.—Yo no podría decir que estás "mal".
   —Me refiero a no estar nervioso todo el tiempo, sentir que pierdo el aire, sudar...
   —Ya entiendo. Como yo lo veo, todo eso puede ser solucionado.—Vuelve a dar otro gran sorbo a su café.—Todos tenemos problemas, todos padecemos algo; lo que debería permitirnos formar estos signos de malestar serían nuestras propias formas de ser.
   —No lo entiendo ¿A qué te refieres?
   —Según nosotros seamos es como afrontaremos cada enfermedad, mal estar o lo que sea; Nosotros somos los aue definimos que tan afectados nos podemos ver por ello.
   —Es difícil cuándo la mente te jueg malas pasadas. Es una tramposa...
   —Concuerdo. Pero debemos aprender a limitar el poder que ella tiene sobre nosotros—Se toma un respiro. Disfruta de los altos rangos vocales del vocalista de los Sex y luego continúa—Aunque no lo sepamos, domod capaces de hacer muchas cosas. Solo hay que hallar nuestro equilibrio."

—...mer. Te preparamos un caldillo que está para chuparse los dedos—Dice una dulce voz.

   "Me levanto a observar el tiempo pasar en el exterior. El clima no parece dar marcha atrás.
  
   —¿Hay alguna forma de lograr ese "equilibrio"del que hablas?—Mi cara gesticula un rostro bastante peculiar. De seguro que preocuparía a mi madre.
   —Pues..."

—Venga ya, tío ¿ Cómo te sacamos de allí?—Dice mi hermana apretándome las sienes.—¿Hay alguien allí dentro?
—Auch. Con cuidado.—Rezongo.
—Miren nada más ¡Si estás vivo!—Me da unas palmadas en el hombro—Vamos a comer ¿Qué acaso no me has escuchado?
—Pues...¿Cuánto ha pasado?
—Lo suficiente como para preparar algo que te cagas
—Eh, cuida esa lengua—Se entromete Mamá. Se acerca a nosotros trayendo la comida.—Dejaos de pelear y vamos entretenernos.
—Que yo no estaba peleando, Mamá.
—Pero era muy probable de que le devolvieras un golpe a tu hermana.
—Ella ha comenzado.
—En tu estado es válido hacer eso.
   Me siento junto a ellas sin antes quitarme el asqueroso abrigo que traigo puesto. Bajo esto... no traigo nada.
—Te traeré una camiseta, hermanito—Amanda se levanta y rápidamente desaparece de la cocina. En menos de un minuto vuelve con más que una prenda.—He olvidado el teléfono, asi que aproveché de ir a buscarlo.
—Pues bien ¿A quién le toca dar las gracias?—Dice Mamá esperando a que alguno de nosotros tome la iniciativa. Yo no pretendo salir de mi mal estado por un buen rato.
—Yo lo haré.—Se resigna mi hermana.
   Y las palabras comienzan a emanar de una boca dulce, de alguien que apenas comienza a conocer la vida tal cuál es. La inocencia y la ternura marcan el paso de su léxico. Su voz me mantiene al tanto de la realidad.
   Si. Aún estoy aquí.
   ¿Debería estarlo?
  

*The Walking Dead.

   Si dudamos de quiénes somos,  dejamos de ser.








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