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Raven detuvo el vehículo en cuanto se adentraron a la línea del bosque, donde los árboles comenzaban a hacerse más frondosos. Monty sostenía el transmisor en su mano, manteniéndolos al tanto de la distancia de la señal cada cinco minutos. Abrió la puerta para bajar y fue seguido por el resto del grupo.

Una vez sobre el césped, Alex se agachó para tomar el cuchillo que escondía en su bota pero un objeto brilló ante ella, captando su atención. Era la hoja de otro cuchillo, más largo, y la mano que lo sostenía era la de Octavia.

Alex se puso de pie.

—¿Para qué es? —cuestionó mirándola.

Octavia lo dio vuelta en su mano para mostrarle el mango. No era una espada, pero ciertamente era más largo que el cuchillo que llevaba siempre y sería más útil para defenderse.

—Creí que te gustaría —replicó—. Tómalo —añadió, estirando la mano aún más.

No dudó un segundo para agarrarlo.

—Espero que no creas que por esto dejaré que me enseñes a pelear como terrestre —comentó. Recordaba el momento en que Octavia le había dicho que sería una buena guerrera cuando estaban en Monte Weather; el tema lo había nombrado una que otra vez después de la batalla pero al notar tan poco interés por parte de Alex, había dejado de insistir.

Sin embargo, no rechazaba su oferta porque no quería aprender a pelear, sino porque no se sentía parte de la cultura que Octavia tanto admiraba. Además, para Alex, pelear debía llevar de la mano un objetivo claro, uno que la inspirara.

—Ya sabes cómo pelear —repuso, encogiéndose de hombros y tomando la espada detrás de la espalda.

—¡No dispares!

Ambas miraron el dirección al grupo que se había adelantado, trotaron hasta allí para ver a dos personas acercarse entre los árboles. Bellamy, de pie junto a Alex, observó a través del mirador.

—Son terrestres —susurró pero no fue hasta que estuvieron frente a ellos que Alex reconoció la pintura blanca en sus rostros. Eran de la Nación de Hielo.

Octavia se adelantó, guardando la espada en su cintura para levantar las manos. Alex presionó el mango de su nuevo cuchillo mientras los oía hablar en su idioma nativo.

—Están buscando a Wanheda —dijo Octavia sin girar a mirarlos.

Alex frunció el ceño, mirando a Bellamy.

—No conocemos a ninguna Wanheda —replicó al tiempo que Alex notaba una luz roja proveniente del caballo, no tardó en atar cabos y darse cuenta que era el transmisor colgando de la ropa del terrestre.

—Es el transmisor —soltó. La luz seguía titilando—. ¿Cómo llegó a ellos? —susurró más para sí que para el resto del grupo.

—Diles que estamos dentro de la tregua de la Comandante —se apuró en decir Bellamy, ignorando lo que había dicho Alex. No le sorprendió, los terrestres bajaron del caballo con sus armas preparadas para pelear pero no avanzaron más cuando Octavia habló.

Aún así, Alex no se dio cuenta que Jasper pasó por su lado cuando ya era demasiado tarde y el terrestre lo había tomado por los hombros con la hoja de su cuchillo al cuello ante el intento de Jasper en quitarle el transmisor.

Alex dio un paso hacia delante, lista para pelear pero Bellamy la detuvo cruzando su brazo.

—¡Quieren saber dónde está Wanheda! —chilló Octavia claramente perdiendo los estribos.

Beautiful Mess III → Bellamy BlakeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora