El guardia que la llevaba a rastras, la dejó caer al suelo asfaltado. Alex ahogó un gemido de dolor, aún tenía cierta picazón en su mejilla debido al golpe que recibió en el cuarto donde vigilaban las calles de Polis. Ahora se encontraban en un túnel, iluminado por pocas luces artificiales. El suelo estaba cubierto de algo pegajoso, detuvo a su mente de divagar por las opciones de lo que podía llegar a ser y se mantuvo en el presente. Levantó la mirada, estaba delante del grupo. Podía oír al resto luchar contra el agarre de las manos, detrás de sus espaldas. Alex también intentó romper la soga que la ataba, pero solo obtuvo lastimaduras en sus muñecas.
Ante ella, se cernían dos guardias de Arcadia, uno era de cabello rubio y ojos claros, los cuales resaltaban incluso en la oscuridad del tunel. Por un momento, Alex creyó imposible que fuera a lastimarla pero cuando la miró con los ojos desprovistos de emoción alguna supo que estaba equivocada. Detrás de él, se encontraba otro guardia moreno. Con la misma expresión, los mismo ojos vacíos. No sabía sus nombres pero le dolía que fueran parte de su gente y pudiera hacer nada para ayudarlos.
El rubio la observó unos segundos antes de mirar hacia delante de forma brusca como si lo hubieran llamado por su nombre aunque el recinto se mantuvo en un silencio sepulcral. Todos esperaban el momento justo para atacar o al menos averiguar qué era lo que estaba pasando. Alex no estaba nerviosa, sino tranquila. Una parte de ella se inquietaba por esta reacción pero cuando recordó que aún se encontraba con su grupo esa voz se calló. Estaba bien porque estaba acompañada.
El rubio volvió a mirarla.
—Ya saben qué hacer —dijo en una voz monótona.
Su sangre se heló al instante, no porque la tomaron de los brazos y la giraron, de forma que ahora enfrentara al grupo sino porque reconoció aquel tono en otro lugar, en otra persona...
Jasper.
Ahogó un grito cuando la tomaron del cabello, haciendo que mirara hacia arriba, al chico que la sostenía. Este era el moreno.
—¡Déjenla! —oyó gritar a Bellamy.
El chico la soltó de forma brusca. Cayó al suelo, un dolor sordo recorrió su cuerpo mientras oía cómo Bellamy comenzaba a alterarse.
De repente, comprendió lo que estaba pasando al tiempo que volvían a sentarla en su lugar.
—Podemos parar... —empezó el rubio detrás de ella.
—¡No! —Interrumpió en un chillido. Miró a Bellamy, quien apenas se mantenía en su lugar a pesar del agarre de dos guardias. A su lado, estaba Octavia observando todo en silencio pero preocupada—. No lo hagas, Bellamy —pidió, pero apenas terminó de hablar, recibió un golpe en la mejilla. Cerró los ojos, sintiendo cómo la sangre comenzaba a acumularse en su boca. La escupió, volviendo a su lugar. No se rendiría tan fácil.
Volvió a encontrar la mirada de Bellamy, cada vez más alterado. Negó con la cabeza cuando vio a uno de los guardias acercarse a él y colocar el chip delante de sus ojos.
—Si lo tomas, nos detendremos.
—¡No! —gritó otra vez, tratando inútilmente de ponerse en pie solo para que la detuvieran con un golpe en el estómago esta vez dejándola en el piso, retorciéndose del dolor mientras luchaba por un poco de aire. Tosió varias veces, hasta que pudo abrir los ojos con la visión enfocada, desde donde estaba logró ver a Bellamy. Él la observaba con el ceño ligeramente fruncido.
Estaba considerando tomar el chip.
Quería llorar, gritar porque no lo hiciera. Rogarle que peleara, ella estaba dispuesta a hacerlo aunque le costara la vida, pero no podía permitir que se sumiera al mando de Alie cuando sabía lo que causaba. Había perdido a Jasper, no podía permitirse perder a Bellamy también.
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Beautiful Mess III → Bellamy Blake
FanfictionMonte Weather dejó una marca profunda en Alexandria. Alejada de quienes solían ser sus compañeros, perseguida por los recuerdos y un sentimiento de desolación, Alexandria no encuentra manera de lidiar con lo que ha sucedido. Sin embargo, la calma...