Caro accedio a acompañarme y noto que estba mal, asi que me vi en la necesidad de desahogo con ella.
— Claro — ella me miraba preocupada, pero sé que ya sabe lo de mi abuela —. ¿Cómo estás? — me preguntó.
— Bien — le contesté.
— No me tienes que mentir; te vi ese día. Tenías mucho aprecio por tu abuela.
— Sí, pero ya estoy bien. Necesito hablar de algo contigo ahora, algo que, si no se lo digo a alguien más además de mis amigos más cercanos, siento que explotaré — lo dije todo muy rápido.
— Primero, respira. Ahora, ¿qué sucede? — me preguntó preocupada.
La llevé al lugar más alejado para poder platicar, cosa que a los chicos les pareció extraño cuando me alejé con Carolina. Una vez estuvimos alejados de todo el bullicio, le conté todo desde el principio, desde que mi padre me obligó, todo lo que viví siendo una marginada, las burlas, los insultos. Ella me escuchaba atentamente, pero en cuanto terminé mi relato, lo primero que salió de su boca fue:
— No lo puedo creer — cuando dijo eso, entré en pánico, pero ella pareció entender —. No estoy molesta, solo que me parece increíble que tu padre te haya hecho esto. Con él sí estoy molesta.
— Pensé que tendrías otra opinión; por lo general, la gente se aleja sin escuchar una explicación.
— Yo no soy como esas personas, y no todo el mundo lo es. Es genial que ahora tengas amigos como Dorian; créeme que el día que le digas, te va a entender.
— Aún no sé si decírselo. Después de lo que dije en la fiesta estando borracha, pero creo que se lo diré más pronto de lo que espero. Ahora, ¿Que piensas de que entre al equipo de fútbol?
— Pero eso no es problema. El equipo de esta escuela es mixto; además, supongo que los profesores están conscientes de que eres chica, porque eso dicen tus papeles. Además, no creo que tu padre haya podido con eso.
— De hecho, lo intentó. Cada vez que recuerdo ese día, lo odio más. Me llevó a una clínica para cambiar mi género y mis papeles — la mirada de desaprobación que me dio Carolina por todas las cosas que me hizo mi padre.
— Realmente me siento más indignada que sorprendida de esto que me cuentas, y ¿por qué no pudo hacerlo?
— Porque la abuela lo amenazó, y no le importaba si este era su hijo, pero ahora que mi abuela no está, tengo miedo. Aun así, creo que ahora no puede hacer nada. El trabajo lo tiene demasiado ocupado, lo que agradezco mucho. Pero, aun así, no puedo hacer mucho más que esperar a que cumpla los 21.
Después de la plática con Carolina, que se extendió toda la primera clase, me presenté hasta la segunda clase.
— ¿Qué estuviste haciendo todo este tiempo, Nicky? — me preguntó Tom.
— Solo resolviendo unos problemas y platicando.
— Bueno, no se te olvide que hoy queda pendiente el pequeño partido que quedamos.
— No, claro, después de clases.
— Sí — me confirmó.
Después de haber concluido las últimas clases, ahí estábamos, esperando a que llegara el dichoso portero estrella, Axel, el chico de la fiesta. Como siempre, Dorian se retiraba para irse a su trabajo. Yo aún me preguntaba, ¿qué tipo de chico era? Siempre tan serio, dedicado y misterioso.
— Ya llegó — Neil llamó mi atención solo para que me quedara petrificada y mi boca se quedara abierta.
— Me alegra que tengas buena memoria, Axel, el chico de la fiesta — Tom se burló.
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Prisionera de mi misma(Prisioner of her myself)
Teen FictionEn un mundo donde las expectativas sociales y el deseo de proteger a su madre han llevado a Julieta a vivir una mentira desde su infancia, se ve atrapada en una vida de fingir ser un chico para cumplir los deseos de su progenitor. Pero todo cambia c...