Capítulo 3: Primer Día en la Universidad

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Como me había acostumbrado, pretendía que el mundo no existía y que solo flotaba en una burbuja de invisibilidad. Caminé por los pasillos de la universidad sin levantar la mirada, sintiendo los murmullos y miradas furtivas que se dirigían hacia mí. Sabía que nadie, o al menos casi nadie, prestaría atención a mi presencia. Después de todo, era solo una persona común caminando por los pasillos de un nuevo instituto.

La universidad estaba repleta de estudiantes emocionados y ansiosos en su primer día de clases. Pero para mí, cada paso que daba era un recordatorio constante de la máscara que tenía que mantener. Era Nicolás Preston en el exterior, pero Julieta seguía oculta en lo más profundo de mi ser.

Mis padres no estaban equivocados al pensar que estudiar en el extranjero me ayudaría a ser más "hombre" y a seguir sus expectativas. Pero al mismo tiempo, esta experiencia me brindó la oportunidad de escapar temporalmente de la vigilancia constante de mi padre. Aunque estaba lejos de casa, la carga de mi secreto seguía pesando sobre mí.

Mientras me dirigía a la oficina del director para recibir mi horario de clases, recordé el encuentro que tuve en el restaurante con Dorian. A pesar de mis esfuerzos por mantenerme distante, no podía evitar que su sonrisa amigable y su cálida personalidad dejaran una huella en mi mente.

Finalmente, llegué a la oficina del director y recogí mi horario de clases. Me asignaron una combinación de cursos que me permitirían seguir con la fachada de Nicolás, aunque en el fondo deseaba estudiar cosas completamente diferentes. Pero no tenía opción y me resigné a seguir adelante con la farsa.

Las clases transcurrieron sin incidentes mayores, y logré pasar desapercibida como siempre. Pero al final del día, cuando me dirigía hacia la salida, me encontré nuevamente con Dorian. Esta vez, no hubo choque accidental, sino que nos topamos intencionalmente en el camino.

—¡Hey! —saludó Dorian con una sonrisa amistosa—. ¿Eres nuevo aquí?

Asentí con una sonrisa forzada, evitando mirarlo directamente a los ojos.

—Sí, es mi primer día. Soy Nicolás —me presenté, usando el nombre masculino que tenía que llevar en público.

Dorian asintió con una sonrisa, recordando nuestro encuentro previo en el restaurante.

—¡Ah, claro! Nicolás, el nuevo chico del restaurante. Soy Dorian, un gusto volver a verte —respondió, extendiendo su mano para saludarme.

Apreté su mano en un saludo firme, tratando de contener el nerviosismo que me invadía. No podía evitar sentir una extraña conexión con él, como si Dorian pudiera ver más allá de mi fachada y notar algo diferente en mí.

—¿Estudias aquí? —preguntó Dorian, manteniendo una expresión amigable.

—Sí, sí. Estoy cursando arquitectura —respondí, mencionando la carrera que mi padre había elegido para mí.

Dorian asintió con interés y comenzó a hablar sobre la universidad y los diferentes clubes y actividades en los que podía participar. Era amable y entusiasta, y cada palabra que salía de su boca solo aumentaba mi deseo de ser yo misma frente a él.

Pero, una vez más, me recordé a mí misma que no podía permitirlo. No podía arriesgarme a que descubriera mi secreto y que todo se desmoronara.

—Bueno, es genial haber coincidido contigo nuevamente —dijo Dorian con una sonrisa—. Si necesitas algo o quieres conocer más sobre la universidad, no dudes en preguntarme. Estaré encantado de ayudarte.

Asentí con una sonrisa agradecida, a pesar de la confusión que sentía en mi interior. Después de despedirnos, seguí caminando hacia la salida, con el corazón palpitando y la mente llena de pensamientos encontrados.

¿Podría ser posible que alguien como Dorian viera a través de mi fachada? ¿Estaría yo dispuesta a arriesgarlo todo para ser yo misma frente a él? Las preguntas me atormentaban mientras me enfrentaba a una elección que cambiaría el rumbo de mi vida.

Al final del día, el chofer estaba esperándome en la entrada de la universidad. Subí al auto y me acomodé en el asiento trasero mientras él manejaba de regreso a casa. Mientras avanzábamos por las calles de la ciudad, me perdí en mis pensamientos, con la mirada fija en el paisaje que se desvanecía a través de la ventana.

¿Qué estaba haciendo? ¿Hasta cuándo podría mantener esta farsa? Mi vida era como un frágil equilibrio entre dos identidades, y en ese momento, me di cuenta de que ninguna de ellas me satisfacía completamente.

Miré mi reflejo en el cristal de la ventana. Nicolás, el hijo que mi padre siempre deseó, estaba allí, pero Julieta, la verdadera yo, seguía oculta, deseando ser libre. La idea de liberar mi verdadera identidad era aterradora, pero también emocionante.

Recordé la amabilidad de Dorian y su genuino interés en mí. A diferencia de la mayoría de las personas, él no me veía como un extraño o alguien extraño. Había algo en él que me daba esperanzas de que tal vez, solo tal vez, podría encontrar comprensión y aceptación si me atrevía a ser quien realmente era.

Pero el miedo a las consecuencias me mantenía en un estado de cautela. Sabía que revelar mi verdadera identidad podría tener un alto costo. Mi padre podría rechazarme, mi vida podría desmoronarse y perder la poca libertad que había ganado estudiando en el extranjero.

La lucha entre Nicolás y Julieta dentro de mí era cada vez más intensa. Me sentía atrapada en un laberinto de expectativas y secretos. Quería ser fiel a mí misma, pero también quería proteger a mi madre y evitar que sufriera más de lo que ya había sufrido.

El chofer detuvo el auto frente a la mansión familiar, y me vi forzada a enfrentar una vez más mi doble vida. Nicolás Preston, el hijo perfecto, debía entrar por esa puerta y dejar a Julieta en el olvido.

Con un suspiro resignado, salí del auto y me dirigí hacia la entrada. El peso de mis secretos y el conflicto en mi corazón parecían aplastarme. No sabía cuánto tiempo podría seguir adelante con esta mentira, pero sabía que necesitaba encontrar una forma de ser auténtica, incluso si eso significaba enfrentar las consecuencias.

Entré en la casa, dejando atrás a Julieta una vez más, pero prometiéndome a mí misma que algún día, encontraría el coraje para liberarla. Solo esperaba que ese día llegara antes de que mi doble vida me consumiera por completo.

Continuará...


Prisionera de mi misma(Prisioner of her myself)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora