Like, Love, Friends

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-¿Por qué estás empacando tanto para tres días, mujer?- estaba sentada en la cama de Harry comiendo mientras él estaba empacando. Mayormente hablando con la boca llena.

-Necesitas opciones.- dijo doblando sus jeans y poniéndolos en la maleta. Cada vez que se volteaba los sacaba para verlos y los volvía a echar sin doblar.

-¿Opciones? Usas la misma playera cada dos días.- empezó a decir algo pero se quedó ahí con la mano en la cadera viéndome cuando se dio cuenta de que había desempacado todo lo que ya había doblado. –Perdón.- sonreí con la boca llena de Coco Puffs.

-No lo lamentas y probablemente lo harás de nuevo cuando me voltee.- sospechoso. ¿Por qué no confía en mí? Así que como una adulta madura tiré su maleta el piso. –Dios, te odio tanto.- dijo riéndose. –Esta es la parte en la que me ayudas a recoger todo.- negué con la cabeza y lo observé ser mi pequeño esclavo.

Escuché un sonido desde las escaleras y asomé mi cabeza por el pasillo. Niall estaba caminando con sus lentes de sol puestos y las manos en los bolsillos.

-Dios, hace mucho frio afuera.- fue lo primero que dijo cuando entró. –No deberían dejar la puerta abierta, saben.- dijo sentándose en la banquita enfrente de la cama después de hacer un saludo raro con Harry. Todo está bien ahora, se aman.

-Esos pantalones hacen que tu trasero resalte.- le dijo Harry. Tal vez se aman demasiado.

-Gracias hermano. Los use porque sabía que eran tus favoritos.- dijo fingiendo que se sonrosaba. Giré los ojos.

-¡¿SIGUES EMPACANDO?!- medio grité.

-Pues sí, considerando que empecé hace 10 minutos y el hecho de que tiraste todo mi progreso como una niña pequeña.- respondió.

-Es como mi madre.- dije bajito para que solo Niall escuchara. Lo hizo y se empezó a reír.

-¿Es mi playera?- preguntó Niall apuntando a la que estaba usando Harry. –La estaba buscando por todos lados porque la quería empacar.

-Bueno, tú también estas usando una mía.- Comparten ropa. Son como hermanas. –Sólo intercambiemos.- Sí, intercambien. En frente de mí.

-Cerraré los ojos.- dije cubriendo mis ojos con las manos. Escuché movimiento... sólo un vistazo. Moví un poco mi dedo y casi muero.

-¿Moviste tu mano, verdad?- preguntó Harry.

-¿Qué? No.- respondí rápidamente.

-Claro que sí. Tu cara esta toda roja.- dijo riéndose. Bajé la mano y me reí tratando de no verlo a la cara. Si tienes la oportunidad de violar con los ojos a alguien bueno... la tomas. Incluso si es tu amigo y comparten casa. Tienes la obligación de violarlo con los ojos porque hay niños hambrientos en África que matarían por esa vista. Sería egoísta de mi parte no hacerlo. Ven, esta historia es divertida y educacional.

-Bueno diviértanse desnudándose,- dije bajándome de la cama. Vieron lo que hice... hice que una situación inocente se volviera increíblemente incómoda, -tengo una cita.

-¿Una cita con quién? Todos tus amigos están en este cuarto.- dijo Niall y ambos se empezaron a reír.

-Escucha perra, necesito depilarme la cara. Estoy a dos días de entrar en la zona masculina.- empecé a caminar a la puerta.

-¡Demasiado tarde!- gritó Harry.

-¡OYE, QUE GRACIOSO!- le grité de regreso sin girarme.

Cuando regresé a la casa bien depilada y sin lucir como la gemela de King Kong, lo primero que noté era que la casa olía muy bien, como comida hecha en casa. Mis sentidos de niña gorda se están moviendo... a la cocina. Tan pronto como entré sentí la ola de calor.

New York (Español)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora