Capítulo 2

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Me desperté por culpa de unos ruidos, procedentes de no sé dónde, pero que me rompían la cabeza lentamente. Estiré la mano para coger mi móvil y mirar el WhatsApp, y tenía 6 mensajes de 3 conversaciones, 3 de ellos de un grupo, pero no era nada interesante, otro de aquella chica de todos los días, la la que ignorar ya era costumbre y otro de Demi:

-Buenos días guapo. Me ha dicho un pajarito que has bebido mucho y que te ha afectado, así que espero que se te de bien la resaca. Besos.

¿Un pajarito? Supongo que sus amigas. Puse el teclado para responder:

-Tus amigas se han fijado demasiado en mí por lo que veo. Pero tranquila, la llevaré bien.

Tampoco sabía muy bien qué responderle, al dejar el móvil en la mesilla me di cuenta de que aquella habitación no era la mía, y que a mi lado había una chica, durmiendo de espaldas, con el torso desnudo. Así que cogí mis cosas y salí lo más cuidadosamente posible de allí. Al salir vi que estaba cerca de mi casa, así que cogí un cigarro de la cajetilla que tenía en mi bolsillo y poco después de acabarlo ya estaba en la puerta de mi casa. Tenía una carta en la puerta, que cogí y al abrir la puerta la puse en la encimera, sin mirar de quién era. Fui al baño y volví para leerla. La abrí y aquella letra era muy conocida para mí:

-Austin, hijo.

Al ver la reacción de ayer no tuve otra opción que escribirte estas líneas. Sé que me culpas de un montón de cosas, y te entiendo, yo hubiera hecho lo mismo. Pero no aguanto más esto que está pasando este mes de ir cada día a tu casa y que me trates así, así que necesito contarte la verdad, aunque juré no hacerlo nunca. Sé que tu madre cuando fue a verte una de las veces al centro, te dijo que la culpa de que ella y tu padre se hayan separado, era mía, porque metí mucha mierda entre ellos. En cambio no fue así Austin, yo le dije que dijera eso. Quería que tuvieras a tu padre en el mismo pedestal que lo sigues teniendo. Y ahora mismo de verdad que lo siento, pero callarme esto me estaba matando. Ellos se separaron por culpa de tu padre, no mía, ¿Nunca has visto que trataba mal a mamá? ¿Que por eso yo me fui de casa, aunque en el momento te dijéramos que era porque necesitaba más libertad? No soportaba que tratara así a mi propia hija, a la que yo había críado para un hombre que la valorara, no para un hombre como tu padre. Y aquellas noches que te mandaba a dormir a casa de amigos, era porque mamá notaba que él vendría cabreado, lo pagaría con ella y no quería que estuvieras presente en aquellas broncas. Y él quería a cualquier chica menos a ella, aunque la imagen que daba para nada era la de irse con la primera que pasara, pero era así. Y al fin mamá se dio cuenta, y ahora tiene una nueva vida, feliz, apartada de su infierno. Sé que no debería de decir nada, pero lo necesitaba, y ya eres mayor como para entenderlo y atar el resto de cabos tú sólo para darte cuenta de que llevo razón. Y siento que este mito se te caiga así, de golpe, sin previo aviso. Pero si necesitas más explicaciones, estoy sentada en la escalera, esperando a que leas estas líneas, y a que me perdones por haberte hecho sufrir y por mentirte, y eso qe de pequeño siempre te decía que eso estaba mal y no debía de hacerlo nunca, pero todos tenemos fallos, ya lo ves.

Tu querida abuela.

Me quedé perplejo mirando aquel trozo de papel escrito por mi abuela que contenía tantas verdades que ni yo mismo era capaz de asimilarlas. Fui casi sin querer hacia la puerta, la abrí, y efectivamente, ahí estaba mi abuela, que se levantó del peldaño de escalera en el que estaba sentada, para abrazarme. Un abrazo de los más sinceros que había recibido en mucho tiempo. Cuando pudimos separarnos y dejar de llorar, le dije que pasara y se sentara en el sofá, mientras hacía un café para cada uno. Me senté a su lado esperando más explicaciones:

-¿Por qué nunca me abriste los ojos con papá?

-Austin, él para ti era un ídolo, un ejemplo a seguir, ¿Cómo puede decir una abuela que la persona más importante para su nieto, en verdad es sólo una fachada?

-No lo sé abuela.. Pero.. No te merecías todo mi comportamiento de niñato.. -Se me escaparon unas lágrimas que rápidamente ella apartó de sus mejillas con el dedo pulgar.

-Es normal, yo hubiera hecho lo mismo.

-¿Y cómo puedo compensarte todo el daño que te he hecho? Has sido una de las personas más importantes siempre en mi vida, y tratarte tan mal.. No es justo joder.. -Agaché la cabeza para mirar al suelo.

-A mí no me tienes que compensar nada. Eres un gran chico, y sé que cuando te arrepientes es de corazón, ¿No ves que te conozco desde que saliste de tu madre? -Sonrió.

-Pero en el reformatorio he cambiado mucho..

-Por mucho que cambies, siempre serás ese pequeño niño que para mí, tiene la misma mirada que su abuelo.

-Pero ya soy mayor eh -Esbocé una sonrisa.

-Hay cosas que nunca cambian Austin, y créeme, por mucho que fumes, bebas, te drogues, te metas en todas las cosas que te has metido y sigues haciendo, sigues siendo tú. Y eso no hay fachada que lo tape.

-Me siento fatal abuela..

Se acercó para abrazarme:

-Sabes que siempre estuve ahí cuando empezaste a meterte en ese tipo de ambientes, que te protegí, que te cubría para que ellos no se enteraran de nada, que simplemente pensaran que seguías tu vida con normalidad. Aunque como estaban con el rollo del divorcio no era muy difícil tapar todas las cosas que hacías, no se enteraban de nada. Y aunque siempre te aconsejé, y lo sigo haciendo, que todo eso es malo, lo entendía. Para ti tu familia siempre había sido la familia perfecta, y de repente todo se viene abajo, fue duro para mí, imagino que para ti algo insoportable, y tenías que refugiarte en cualquier cosas que no te dejara ver la realidad. Y estaba claro que era todo eso.

-Pero no sé abuela.. En el momento no me acordé de todo lo que hiciste por mí. Simplemente te odiaba por romper aquel cuento de hadas que para mí era mejor que cualquier película de Disney.

-No te preocupes. Lo que hice fue por ti, no porque me tengas que valorar siempre, supongo que cuando tú tengas nietos harás lo mismo, o espero que lo hagas.

-Ten en cuenta que yo ni tengo tanta paciencia ni tanta sabiduría para saber ese tipo de cosas que yo hacía y esconderlas y apoyarme.

-Sé que no es lo que haría cualquier abuela normal. Pero si llego a hacer lo que cualquier abuela, acabas en un internado y encima no hubieras aprendido la lección que has aprendido allí.

-No te creas que me he reformado mucho abuela..

-Lo sé, sigues haciendo todas esas cosas, pero hay una que ya no haces, y evitas por todos los medios hacerla, así ya que te sirvió para algo.

-Eso es cierto -Millones de recuerdos del día que me llevaron al reformatorio invadieron mi mente.

-Bueno Austin, yo me tengo que ir, que tengo cita con el médico. Ya sabes, los viejos, que estamos siempre enfermos, rió. Intenta que este tiempo ahí metido te sirva de algo más, de verdad -Me dio un beso en la mejilla. Mañana volveré a ver cómo estás. Te quiero muchísimo Austin.

-Y yo a ti abuela -Poco después de pronunciar estas palabras y dedicarme una sonrisa, cierra la puerta, con esa delicadeza que la caracteriza.

Mi mundo es así {Austin Mahone}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora