Capítulo 15

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-Nada, tranquila -Le regalé la sonrisa más sincera que me salió en aquel momento.

-Pero tienes mala cara.. -Dijo acariciándome levemente la mejilla.

-No, tranquila -Mi sonrisa no desaparecía de la cara, aunque fuera falsa.

No podía fingir mucho tiempo, así que creo que lo mejor sería llevarla a su casa y luego tener un poco de tiempo para reflexionar si debía hacerlo o no:

-Demi, ¿Quieres que te lleve a casa?

Me miró de nuevo con esa preocupación notoria en su rostro:

-Austin, de verdad, ¿Pasa algo?

-No, tranquila, pero creo que necesitas descansar.

Aceptó. Así que fuimos hasta el coche y la llevé a su casa, donde me despedí de ella con un corto beso en los labios. Después de ver como entraba a casa moviendo las caderas de aquella forma que me encantaba, cambié la ruta para ir a mi casa para prepararme e ir al local a desatar algo de tensión, y así lo hice.

Al llegar me puse en el saco que siempre utilizaba. Le pegué con brutalidad, lo necesitaba, mientras seguía descargando tensión contra aquel saco, alguien me habló:

-Eh Austin, veo que tienes demasiada tensión acumulada -Aseguró Michael con un tono protector en su voz.- He pensado que a lo mejor necesitabas subirte un rato al ring y medirte con alguien para liberarte del todo -Dijo señalando al ring que se encontraba en aquella sala.

Me giré y negué con la cabeza, pero insistió de nuevo:

-Austin, sabes que digo las cosas por tu bien.

-Ya.. Pero no me gusta, y menos ahora que aquí vengo poco y sólo si lo necesito demasiado.

-Precisamente por eso, estás aquí, así que lo necesitas bastante, ¿No crees?

-Pero ya me desahogo con esto -Dije volviendo de nuevo hacia el saco para propinarle un puñetazo que fue más leve de lo que pensaba.

-Hazme caso por una vez..

Al final acepté. No es que fuera algo que me gustase, pero a lo mejor llevaa razón Michael y me vendría bien. Me preparé para subir al ring y enfrente me encontré a Justin, un rival duro de roer, sin duda, él se pasaba más horas aquí que en su propia casa. Tampoco debería preocuparme mucho, es un colega y esto es un simple pasatiempo.

Nos miramos a los ojos estando cada uno en una punta del ring, hice intención de acercarme, pero finalmente volví a mi puesto. Dar puñetazos al saco de boxeo no necesitaba tanta técnica e inteligencia como necesitaba esto. Empezamos a dar vueltas alrededor de las cuerdas sin sacarnos la mirada de encima, por lo que había visto sacar la mirada de encima al rival un segundo te podía costar bastante. Aquel juego de moverme encima del ring me estaba poniendo de los nervios, así que acabé acercándome y dándole un puñetazo en la cara que pudo parar sin problemas.

Volvimos a alejarnos, esta vez Justin mantenía sus puños en una posición de defensa y a la vez de ataque, yo hice lo mismo. Se fue acercando lentamente y puso mi puño en mi mejilla, tan fuerte que me hizo caer al suelo, pero me levanté al instante. Intenté defenderme pero volvió a pegarme, esta vez no me dejó ni un respiro, era como una tormenta de puñetazos que no cesaba nunca, hasta que acabé tendido en el suelo sin fuerzas y solo podía ver su mano ofreciéndome ayuda para levantarme, cosa que agradecí. Estaba claro que las peleas callejeras no tenían que ver nada con esto.

Me llevaron a un rincón para curarme entre Michael y él. No me miré al espejo, pero creo que mi cara era un completo cromo. Después me fui a la ducha, donde el agua resbalar por mi cuerpo me relajó más que en toda mi vida. Al acabar la ducha, me vestí con la ropa de calle y salí despidiéndome de ellos amigablemente, aunque Justin me paró poniendo una mano en mi pecho:

-Eh bro, siento lo que ha pasado en el ring, yo.. -Le interrumpí.

-No te preocupes, estoy bien -Sonreí, pero hasta ese gesto me hizo resentirme.

-Bueno, vete a casa y descansa -Hizo una pausa para mojar sus labios-. Un consejo, no vuelvas a subirte ahí en tu vida -Me regaló una sonrisa a la que yo respondí y salí del local.

Fui a mi coche mirando hacia el suelo, no quería que nadie me viera con la cara así. Bastante me iba a costar explicárselo a mi madre y a mi abuela, pero ahora debía de preocuparme porque no me vieran otras personas conocidas y preguntaran. Al abrir la puerta del coche una voz llamándome me interrumpió y me hizo volver a cerrarla, mirando a los alrededores para ver de donde provenía:

-Austin, espera -Dijo un chico de más o menos mi edad corriendo hacia mí.

-¿Qué quieres Alex? Tengo prisa -Antes de mirarle a la cara, cogí unas gafas de sol del bolsillo y me las puse.

-¿Qué te ha pasado? -Me observó lentamente todas las facciones de mi cara.

-Nada, tonterías. Repito, ¿Qué quieres? -Mi tono borde reclamaba que no tardara mucho en decirlo.

-Te digo lo que es y te dejo en paz. Esta noche recuerda que es la fiesta, pero antes de eso te pasas por mi casa, así te digo exactamente todo lo que vamos a hacer.

-¿El resto también intervienen?

-Para nada, este asunto es tuyo y mío, de hecho no pueden enterarse, ya lo sabes. En todo caso podemos recibir una ayuda, pero no del resto.

No hice más preguntas y me fui al coche. Necesitaba llegar a casa pronto para descansar, esta noche iba a ser muy larga, y las consecuencias de lo que pasara hoy, demasiado duras, así que necesitaba tener la mente al cien por cien, ya que el cuerpo después de lo que ha pasado con Justin, dudo que esté como deba.

Al llegar a casa me fui directo a la cama. Nada más tumbarme creo que me quedé dormido. El despertador del móvil que había preparado para la hora me despertó, así que fui a cambiarme de ropa para ir a casa de Alex. El trabajo que íbamos a hacer no sabía cómo podía llegar a ser de sucio, así que opté por ponerme todo de negro, incluyendo unas gafas de sol. Cogí mi cajetilla de tabaco y el móvil y las metí en los bolsillos correspondientes. Pero antes de montarme en el coche miré mi móvil y tenía un WhatsApp de Demi:

-No sé lo que te pasaba antes Austin.. Pero espero que me llames esta noche para ir a dormir contigo, te echo de menos, te quiero.

¿Demi me acaba de decir que me quiere? Sin duda lo que fuera que tuviéramos se me estaba yendo de las manos. Quedamos en que nada de sentimientos, pero bueno, ella sabrá, puse el teclado para contestarle:

-Esta noche no puedo, tengo cosas que hacer. Pero no te preocupes, no me pasaba nada. Eso sí, prometo llevarte el desayuno mañana o al menos intentarlo si me levanto pronto, y yo también te echo de menos -Puse un emoticono con un beso para acompañar.

Guardé mi móvil, cogí la cajetilla para encender un cigarro y me dirigí a casa de Alex. Aparqué en su puerta, porque volveríamos a coger el coche en unos minutos y me acerqué para tocar el timbre. Tardé yo más en tocarlo que él en abrir, pero antes de hablar miró su reloj:

-Ya veo, tan puntual como te había dicho.

-¿Acaso dudas de mí? -Puse una expresión chula que rápidamente se esfumó.

Se esfumó porque detrás de él, bajando las escaleras vi a una chica con una camiseta que le llegaba por el ombligo blanca y negra, que dejaban ver a la perfección los tatuajes que llevaba en sus brazos, unos pantalones negros y unos deportivos color oro. Iba perfectamente maquillada, aunque sin duda resaltaban sus ojos. Llevaba el pelo recogido en un perfecto moño. Me miró un segundo y se acercó lentamente, sin dejar de observarme con una mirada dura en su rostro:

-¿Nos vamos? -Dijo agarrando a Alex por los hombros sin dejar de mirarme.

-¿Q-qué haces tú aquí? -Dije apenas sin palabras y en un tono casi inaudible por el asombro que tenía.

Mi mundo es así {Austin Mahone}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora