Capítulo 8

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Tan solo un par de semanas después, empezaron a filmar la película. Si todo va bien, podrán terminarla rápido. Estoy deseosa de verla ya, pero sé que aún hay mucho trabajo que hacer.

Por mi parte, comienzo a trabajar en mi nuevo proyecto, pero como he desperdiciado tanto tiempo, opto por pasarme el día entero escribiendo, saltándome alguna que otra comida. Cuando estoy motivada, puedo pasarme el día entero sin probar un bocado y eso me sirve de ayuda cuando tengo muchas ideas que escribir, sin embargo, aun con toda esa energía necesito tomar aire fresco así que salgo a caminar.

El cielo esta gris y da la sensación de que lloverá en cualquier momento. Ante mi necesidad de despejar mi mente, ignoro completamente el estado del tiempo y me dirijo a visitar al cerezo.

Cuando mis ojos se encuentran con su figura me alegro, me relajo mientras la paz me invade. Tengo mucho trabajo por delante, sé que estaré bastante ocupada, pero no puedo negarme un poco de felicidad por mas efímera que sea.

Mientras tengo mi momento de tranquilidad, oigo a unas personas hablar sobre la futura película de mi libro. No soy de las personas que se fijan en lo que dicen los demás, pero me interesa saber que opinan de ello—después de todo, esta será la primera vez que llevan una obra mía a la pantalla grande—. Al parecer la están esperando con ansias y eso me alegra bastante. Todo ha sido tan repentino, que aún me cuenta creerlo.

Pronto comienza a llover y, como no he traído paraguas, me mojo por completo. Ignoro la lluvia, estoy demasiado contenta como para dejar que eso me afecte y, además, no puedo volver a casa sin antes pasar por Sun Coffee y contarle a Alisson todo lo que ha pasado en estos días.

—Alisson. —la llamo, ella se voltea con una sonrisa que poco a poco se va extinguiendo al ver mi apariencia.

—¿Qué demonios? ¿Acaso no sabes que existen los paraguas? —me regaña y me encojo de hombros.

—¿Paraguas? ¿Qué es eso? ¿Se come? —suelto con una sonrisita inocente que solo logra que su ceño se frunza aún más.

—¡Jane Arielle Baker! —gruñe con los brazos puestos en jarra.

—¡Oye! Nada de segundos nombres o dire el tuyo. —la amenazo y parece estallar una guerra de miradas entre nosotras.

Alisson tiene un segundo nombre bastante feo que se ha empeñado en ocultar al mundo. Su madre solía llamarla con ese nombre tan vergonzoso frente a sus amigos y ellos solían reírse tanto que lograron que comenzara a odiarlo con todo su corazón. Son muy pocos los que actualmente lo conocen o conocerán en el futuro. En mi caso, simplemente siento que estorba. Con un solo nombre es más que suficiente, ya que luego te llaman por apodos, ignorando totalmente el esfuerzo de tus padres por nombrarte.

—¿Por qué no has traído paraguas? —dice al cabo de un rato y se dispone a buscar una toalla.

—Olvide revisar el pronóstico del clima—digo, sin moverme de mi lugar para no dejar un camino de agua a mi paso.

—Toma.

Cojo la toalla blanca que me ofrece y procedo a secarme un poco por encima de la ropa. Sin embargo, no puedo quedarme mojada, así que acepto un cambio de ropa de su parte y me dirijo al baño para cambiarme. A pesar de haberme regañado, ella no tarda mucho en volver a sonreír.

Alisson Parker fue vecina nuestra hace muchos años. La conocí el día que se mudaron, cuando fueron a nuestra casa a presentarse y yo estaba allí en el jardín. Inesperadamente, me cayó bien desde el inicio, ya que en sus manos tenía un ejemplar de mi libro favorito y eso nos dio mucho que hablar. Ahora, con veintiséis años, es dueña de Sun Coffee. Ella es mi mejor amiga, sin duda, la única que conservo desde antes de mi llegada al edificio donde vivo ahora. Puedo confiar en ella tanto o más que en mi misma, siempre recibo consejos de ella y me ayuda cuando más la necesito, así como yo a ella. Es realmente bueno tener a alguien así y la aprecio con mi vida.

El cerezoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora