Capítulo 28

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#DomingoDeElcerezo

Hola! Ha pasado un largo tiempo desde la última vez y realmente agradezco sus comentarios de apoyo 😍 me animaron mucho y me dieron ideas jaja loco, no?

Lamento haberlos hecho esperar. Ojalá disfruten del cap, un abrazo bien pegajoso 💖 y nos leemos pronto.

***


Repaso mi reflejo en el espejo una vez más para asegurarme de verme formal y prolija. Aliso mi falda de tubo de color lavanda, aunque no hace falta, acomodo el lazo de mi camisa blanca de nuevo y me coloco un saco de lana fina, del mismo color que la falda, para combinar. Mi pelo lo recojo en un moño bien cuidado y me aplico un poco de maquillaje. Me veo bien, me veo seria, me veo lista para enfrentar lo que viene. Recojo mi cartera y me dispongo a salir de mi departamento.

—¿Lista? —pregunta John a penas salgo.

—Si.

A estas alturas, todos estamos más que listos.

Mientras nos movilizamos hacia su auto, se encarga de avisarle a Rhys y a Francis de que ya estamos por emprender viaje. Todavía nos queda alrededor de una hora y media para que empiece el juicio, pero queremos repasar los detalles antes de ello.

No ha sido sencillo llegar a esto, nos vimos en la necesidad de enfrentarnos a los abogados del señor Coleman y de los otros acusados, de conseguir todas las herramientas para vencerlo.

El recorrido me resulta lento, como si avanzara por el desierto hacia el ejército enemigo. Llevo mi vista hacia las copas de los árboles, las cuales están tiñéndose de colores cálidos debido a la llegada del otoño. Me gusta el paisaje y la tranquilidad que transmite. Dejo que mi mente se inunde de calma y recuerdo las palabras de aliento que Maggie me ha dicho antes de salir. Sonrío con alegría, pues ella ha sido la que nos ha cuidado todo este tiempo. Siempre que la necesitamos ha estado allí y nos ha apoyado, incluso cuando todo parecía ir en reversa.

La enorme e imponente silueta del edificio de la Corte Suprema aparece en mi campo visual y espanta todos mis pensamientos, abriéndole paso a mi seriedad.

Hemos llegado.

Ni bien pongo un pie en la acera, me encuentro con mis amigos—quienes están igual de serios que yo— y los saludo con un beso en la mejilla. El ambiente parece alivianarse un poco al cabo de unos minutos y decidimos ir a una cafetería que se encuentra al otro lado de la calle para que nuestra reunión sea más cómoda y privada.

El lugar se ve elegante y acogedor a la vez, tiene una decoración sofisticada que se contrarresta con las familias y los grupos de amigos que están disfrutando de sus bebidas. No parece ser un local para gente adinerada como te da a entender la fachada y eso me agrada. Nadie está fuera de lugar aquí, nadie desencaja.

Nos sentamos en el primer piso—desde el cual se puede apreciar la planta baja— y una mesera nos atiende. Un café distinto para cada uno, sin acompañamientos más que un montón de papeles.

Le doy un vistazo rápido a mis amigos, mientras esperamos nuestras ordenes, veo como revisan los papeles de la demanda. Rhys sonríe y eso llama nuestra atención.

—¿Por qué esta sonriendo tan macabramente? —pregunta Francis.

—Creo que tiene algo entre manos. —suelta Alisson.

—Bingo—dice Rhys—. Amigos míos, hoy saldremos victoriosos.

—¡Quiero los detalles! —exige Alisson y Rhys niega con la cabeza.

—Si quieres sorprender a tu enemigo, primero debes sorprender a tus amigos. Confíen en mí.

La mesera vuelve con nuestros cafés y le damos las gracias antes de que se retire. Insistimos a Rhys unas cuantas veces para que hable, pero este se niega a hacerlo muy rotundamente y nos obliga a desistir. Hemos preparado muchas cosas para hoy, por lo que no puedo imaginar qué clase de sorpresa nos tiene preparada.

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