13. Incidente en el bosque.

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 A la mañana siguiente me desperté sin necesidad de Nana. Era bastante extraño que no hubiera necesitado ayuda, sin embargo, aquel día iría a practicar mi tiro al bosque con la mejor compañía que podía existir. Desde hacía varios años no había vuelto a tomar un arma- mi padre decidió dejar de llevarme a sus encuentros oficiales cuando entré en la adolescencia, él siempre iba de caza con los oficiales y pensó que era peligroso para una niña como yo- y lo echaba de menos.

—Hola mamá— saludé mientras le daba un beso en la mejilla. Estaba sentada en la mesa del gran comedor, siendo la única residente de esta hasta aquel momento. 

Tomé un sitio a su derecha.

—Hija, ¿qué tal te encuentras hoy?— respondí animadamente a su pregunta, acordándome de la estúpida excusa que puse el día anterior tras terminar de cenar para ir a ver a Harry. 

Como si algún mecanismo de defensa se hubiera encendido en mi interior, barrí la sala con la mirada en busca del rizado y, para mi sorpresa, se encontraba frente a la pared formando parte de los criados que atendían aquel día la mesa real. Sus ojos estaban fijos en mí pero decidí ignorarlo.

—Me encuentro mejor, gracias— me serví un poco de zumo en la copa. A pesar de que había una chica que se encargaba de aquello, decidí hacerlo yo misma. Me gané una pequeña reprimenda por parte de mi madre.

—Sabes que no tienes la obligación de hacer esas tareas— rodé los ojos y le di un sorbo a la bebida. Después respondí con un simple "sí, madre"—. Cambiando de tema, ya me contó Niall que vas a ir hoy con ellos y los De la Vere al bosque, ¿me equivoco?

Asentí con la cabeza, cortando con mis cubiertos un pedazo de pan. 

—Es un gran chico y tiene mucho potencial. Será un gran doctor.

—Ya lo creo. 

—Además, es muy apuesto— observé de reojo a mi progenitora mientras masticaba el desayuno. No me gustaba por dónde estaba yendo aquella conversación.

—Madre, por favor, no empiece.

Se limpió los labios con la esquina de su servilleta.

—¿Empezar con qué? Tan solo era un comentario.

Bufé y apoyé ambos brazos en la mesa, descansándolos. 

—Ambas sabemos por donde quieres llevar esta charla— la señalé con la punta del cuchillo y lo moví de un lado a otro, acusándola.

—Está bien, está bien— indicó y se llevo un trozo de magdalenta a la boca. Tras unos minutos en silencio, volvió a hablar—. Bueno pero, ¿te hace reír?

Agaché la cabeza y suspiré. Di una pequeña carcajada; mejor reír que llorar.

—Sí, es muy divertido— alargué el brazo y estreché su mano—. Pero siento decirte que pertenece a Leena.

La boca de mi madre formó una "O" perfecta.

—No sabía que estaba interesada en él, aunque es lógico. ¿Quién no lo estaría? Es un chico encantador.

—Yo no lo estoy— indiqué, y al momento me arrepentí de haber hecho aquel comentario.

La reina elevó las cejas y se inclinó hacia mí, curiosa por saber algo más.

—¿Y en quién estás interesada?

Tragué saliva y le di un sorbo al zumo de naranja. Buscaba tiempo para pensar en alguna respuesta decente. Por acto reflejo mi mirada se centró en el oji-verde de sonrisa bonita, que parecía estar atento a la conversación que manteníamos.

Como un Ángel - h.s ; Pt. I ∙Donde viven las historias. Descúbrelo ahora