Me preparaba para ir a pasar el día con Leena, que me había invitado a almorzar. Sin embargo, mi cabeza estaba en otros temas más importantes que el tono de polvos que me estaba aplicando Neve, como, por ejemplo, Niall y su infidelidad hacia mi mejor amiga. No podía ocultárselo, pero no quería hacerla daño. Luego, además, estaba el tema del asesino de mi padre, Harry y Vanessa.
Los días siguientes fueron tranquilos. Por las noches Harry y yo íbamos a The Fallen's Paradise a buscar de nuevo a aquel hombre, pero no hubo suerte. De vez en cuando nos encontrábamos con Vanessa y, después de uno o dos besos con Harry, nos dejaba. Se podría decir que estaba aprendiendo a autocontrolar mi ira cuando ella aparecía.
—¿Qué tal con tu amigo Harry?—preguntó de forma irónica mi mejor amiga.
—No empieces
—¿Le dejaste estéril?
—No tuve oportunidad.
Leena rió junto a mí antes de volver el semblante más serio.
—¿Te pasa algo?— la pregunté algo preocupada por lo que le podría estar rondando la mente.
—Desde el día del beso con Niall, no he vuelto a hablar con él— comentó cabizbaja.
Tragué saliva, las cosas no andaban bie entre ellos y yo no podía esconderle aquella traición por parte del rubio.
—He pensado que a lo mejor está preparando alguna sorpresa y por eso me está evitando...
Intenté frenar su divagación.
—¿Te imaginas una cena a la luz de las velas junto a él? Sería perfecto— dijo con un brillo especial en los ojos, ilusionada.
—Leena, el otro día le vi besarse con otra mujer— respondí lo más rápido que pude para no alargar más el duro golpe.
La sonrisa de Leena se descompuso. Su voz tembló cuando me preguntó qué estaba diciendo.
Al terminar de contarle lo que contemplé, mi mejor amiga ahogó un grito de rabia en uno de los cojines de su cama.
Uno de los criados de la familia nos llamó a almorzar. Antes de bajar, intenté consolar a mi amiga y la sugerí bajar al poblado poco después de la hora de la comida para que se despejara. No era un plan que le entusiasmara, pero al menos tendría la mente ocupada.
Bajamos a comer junto con su madre, padre y hermana. Durante toda la comida, el mayordomo no dejaba de observarme, tanto que me sentía bastante incómoda. Leena ya me había advertido que era un poco mirón, pero su padre no pensaba despedirle porque llevaba con el más de 20 años y le había servido muy bien. Me fijé en los guantes blancos que llevaba puestos, como el resto de sirvientes de aquella casa. Uno de los otros, el que me trajo el solomillo a la plancha sobre base de patatas y salsa de vino, tenía nuestra edad y se llamaba Paul. Era bastante atractivo, pero muy tímido.
No mucho después bajamos en caballo al pueblo y recorrimos las calles una al lado de la otra. Era la primera vez que entraba en las tiendas del lugar. Los dueños de estas eran muy amables y humildes. Me gustó más de lo que esperaba ese tipo de ambiente. Sin emabrgo, no fue hasta pasadas las seis cuando, al dirigirnos hacia un café, encontramos a Niall hablando con una chica pelirroja: Beatrice.
El chico llevaba un ramo de flores en la mano, y a pesar de lo arreglado que iba, el enfado que llevaba encima le había hecho despeinarse el cabello.
Beatrice tomó las flores y lo tiró al suelo para después pisotearlo con sus zapatos de charol rojos, a juego con el color fuego de su pelo. Ella le dio un leve empujón y después se marchó de allí, dejando a Niall con las manos en la cabeza y suspirando de la frustración.
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Como un Ángel - h.s ; Pt. I ∙
Fanfiction¿Qué pasaría si todos los que te rodean, no son lo que tú crees que son? Primer libro de la trilogía Falling.