Tras unos segundos de duda- y terror- elevé la mirada del cadaver y observé al agresor.
—¿Q-q-qué has hecho?—pregunté horrorizada. Harry se acercó a mí todo lo posible. Sus manos acunaron mi rostro y me miró con preocupación.
—¿Estás bien? ¿Te ha llegado a hacer algo?— negué con la cabeza a su segunda pregunta. Entonces me atrajó hacia él pasando uno de sus brazos por mi cintura y me dio un abrazo protector— ¡Qué puto susto me has pegado, Pequeña!
«Si no te hubieras estado besuqueando con la ramera, esto no habría sucedido. Imbécil».
—Le has m-matado...—murmuré en su pecho, aún abrazada a él.
—Es un ángel caído, no puede morir. Solo está en una conmoción por lo del metal en las cicatrices— Me separó un poco de su cuerpo pero no lo suficiente para dejar de sentir sus cálidos dedos alrededor de mi cadera. Sin embargo, su mirada había pasado de reflejar intranquilidad a enfado—. Te dije que no te separaras de mí. ¿Por qué cojones no me puedes hacer caso, Lucy?— me reprochó con voz dura.
Decidí separarme de su lado y comencé a andar hacia el exterior de aquel callejón. Oí los pasos apresurados de Harry por detrás.
—¡Te estoy hablando!— Me exclamó con la misma rigidez.
—¡Y yo te estoy ignorando!— le contesté en el mismo tono. Me sujetó del brazo, frenándome en seco y volteándome. Me mareé ligeramente.
—¿Por qué no pudiste volver con las bebidas?— Me solté de nuevo de su agarre e hinché los mofletes contando hasta diez.
—Noté que alguien me seguía, era un hombre que justamente tenía el mismo tatuaje fluorescente en su muñeca— los ojos del castaño se agrandaron ante la información recibida—. Iba a avisarte, pero no quería molestaros a ti y a Vanessa— su nombre fue cargado de veneno en cuanto salió por mi boca.
Él suspiró.
—Pequeña, lo siento. Me crucé con ella, le dije que debíamos hablar de algo importante- que ahora debo contarte, por cierto- y una cosa llevó a la otra— se pasó la mano por el pelo: nerviosismo.
Gruñí y me crucé de brazos. Mi pie izquierdo marcaba el compás de mi rabia en el suelo.
—¡No, Harry! ¿No lo entiendes? No se trata de con quién te besas o te dejas de besar; ¡esto se centra en buscar y encontrar a alguien peligroso!— hice un silencio buscando las palabras adecuadas sin dejar en evidencia que me dolía verle con aquella morena—. Concéntrate en lo que es importante y deja a las fulanas para después— el sustantivo despectivo ya había salido de mis labios antes de que pudiera arrepentirme.
Continué andando, con rumbo hacia el hostal "The Pillows".
—Vanessa no es una prostituta— indicó molesto— Si estás molesta por que me beso con ella y no contigo, solo dilo. No tienes de qué avergonzarte.
Le miré por encima del hombro, incrédula por lo que acababa de decir y di un bufido de resignación.
Desamarré a Crystal del poste del hostal.
—Me das asco— comenté mientras me montaba en mi yegua.
Harry hizo lo mismo.
—¿Por qué no dejas de engañarte a ti misma?
—No me miento, sé perfectamente que los chicos que van de flor en flor no son de fiar. Y tú eres uno de esos— emprendimos el camino de vuelta a palacio. Intenté centrarme en las estrellas que estaban presentes en el cielo más que en el propio ser que tenía a mi lado, pero me fue imposible ignorar sus comentarios.
—¿Me estás llamando mujeriego?
—¡Enhorabuena, al fin lo entendiste!— le dediqué una sonrisa más falsa que un penique verde.
—Para que lo sepas yo solo deseo a una persona.
Y esa persona está muy cerca de mí— Comentó con voz ronca en mi cabeza.
Volví a bufar, me parecía patético lo que estaba intentando conseguir.
Miré hacia los lados con la intención de encontrar algo.
—No recuerdo que hubiera aquí un club de alterne en el que trabajara tu amante deseada.
—Vanessa no es una puta— la defendió de nuevo.
¿En serio creía lo que estaba diciendo?
—Algunos las llaman putas, otros fulanas...
—Lucy.
—¿He dicho también rameras? De todas maneras lo repito de nuevo: ramera.
—Para.
—Pero todas tienen el mismo significado, y eso es lo que es Vanessa.
—No lo voy a decir más— me amenazó. Sentí miedo, pero sabía que no era capaz de hacerme nada.
—Bueno, tienes razón. Ella no es puta porque no cobra, lo que la hace doblemente estúpida, a parte de por acostarse contigo.
—Eres una maleducada— indicó en un tono hiriente. No me importó, ya no me importaba nada.
—Y tú un imbécil.
—Niñata.
—Despreciable.
Su rostro se transformó; había despertado a la bestia. Me sentí orgullosa de mí misma—. Pero más despreciable es ella por acostarse con alguien que es de todo menos humano— sentencié y acleré el paso hacia el castillo que estaba justo a unos metros de nosotros.
Al llegar al establo, me bajé de Crystal y la situé en el interior de su caballeriza. Sin encontrarme a Liam o a cualquier otra persona que pudiera entretenerme, entré de forma veloz al interior del castillo y me encerré en mi habitación.
Sabía que Harry se encontraba molesto por lo que le había dicho, y no quería enfrentarme a él y su enfado.
Tan solo tenía ganas de dormir y dejar de pensar en el chico de ojos bonitos y personalidad destructora.
***
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Como un Ángel - h.s ; Pt. I ∙
Fanfic¿Qué pasaría si todos los que te rodean, no son lo que tú crees que son? Primer libro de la trilogía Falling.