Conflicto |MyungJong|

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Llegada la mañana, MyungSoo despierta buscando su móvil en la mesita pequeña junto a su cama.

Con sus manos, tienta el lugar, buscándolo hasta que siente el objeto duro entre ellas. Lo agarra y lo lleva hasta su pecho.

Dos segundos después abre los ojos. Y mira el techo por diez segundos más, hasta que al onceavo segundo se sienta y se recuesta con su espalda firme en la almohada.

Lentamente presiona el botón de encendido, y la pantalla de su móvil se enciende. Lo primero que le muestra al encender es una foto. Una foto donde está la persona que más ama. SungJong.

SungJong. MyungSoo necesita hablar con él. Rápidamente busca entre sus contactos el nombre de su chico.

Ayer las cosas no quedaron bien entre ellos, pero eso no quería decir, que Kim no le deseara Buenos Días y pudiera escuchar la melodiosa de Jonggie. Pudiendo quizás aclarar el malentendido..

La primera vez que buscó el número no lo encontró. Pensando que se debió a la rapidez en que lo hizo. La segunda vez que revisó,  fue lo mismo. Y así, la tercera, la cuarta y las que le siguieron.. Hasta que a  la doceava vez, se dio por vencido.

El nombre de SungJong no estaba. Y eso se le hacia raro. Aunque no había problema. MyungSoo se sabía el número de memoria.

Tecleando ágilmente sus dedos. Presionó. Once números. Había marcado exactamente once, sabiendo que eran los correctos. Sin embargo, el número no existía. Preocupando así, al chico de rasgos felinos.

Un minuto después, ya se encontraba dirigiéndose a la ducha. SungJong no pudo haberse enojado tanto al punto de romper su teléfono. Porque no encontraba otra explicación a eso. Su número, algo debía de estar sucediendo.

No podría comenzar un buen día sin decirle BUENOS DÍAS a SungJong. Y ofrecerle una sincera  disculpa por su comportamiento tan agrio.

Se dio prisa y ya estaba en el auto rumbo a la casa del rubio. Mirando por la ventana las calles, observando las coloridas casas. A un perro corriendo libremente y a un niño detrás, claramente siguiendo al animal.

El taxista avisó que habían llegado a su destino. MyungSoo bajo, la calle era la misma pero la casa de SungJong era Azul y no crema como solía ser ayer. Antes de la llamada del novio de su hermano. Que obviamente SungJong no sabía que tenía.

La puerta se abrió, y de ella salió el hermano de Lee. SungYeol. El chico estaba a punto de salir y  por la vestimenta que traía, Kim aseguraba que se iba al trabajo.

— Oh, Myunggie, ¿Qué haces aquí?

Un sonrojado MyungSoo esquivaba la mirada del alto. El hermano de SungJong era mayor y le avergonzaba la forma que lo llamaba como si fuera un niño pequeño.

— SungYeol Hyung, no s-soy un niño. No me llame así.

— ¡Qué cosita tan mona eres, MyungSoo! Pero ¿Qué haces aquí?

Trató de apagar las llamas de sus mejillas. MyungSoo no creía ser una cosita  mona. Era un hombre de 19 años comparado con SungYeol que tenía 30. Era un hombre a fin de cuentas.

— SungJong. Viene a verlo.

— Myunggie, ¿haz dormido mal? Bebé Jong se fue de viaje. Creí que te lo mencionó ayer, desde la ventana los vi hablar. Bueno hablar no es la palabra indicada ¿no? Estaban gritando. Hasta mi madre se preocupó un poco. Diciendo que podrías hacerle algo a Jonggie, pero sabia que no le harías nada. Eres una cosita muy dulce.

— ¿Eh? B-bueno el me quería decir algo pero llamó alguien y SungJong lo malentendió. Quería que le diera una e-explicación y yo me enterqué porque no podía h-hablar de ello. No sin autorización.

— ¿Estás diciendo que engañas a mi hermanito? Myunggie no te creía así. Ahora sé el porqué de sus lágrimas. Y yo creyendo que era porque te iba a extrañar mucho. Encima le dije que te pagaría el pasaje para que vayas a verlo en vacaciones.

Las lágrimas no tardaron en caer, MyungSoo sabia de la beca que quería su novio. Secretamente él había postulado a la misma universidad en España para poder estar junto a Jong. Tan sólo debía esperar dos meses para la respuesta.

SungYeol se le acercó, y le sacudió fugazmente el cabello.

— Estoy seguro que lo que sea que sucedió. Lo arreglarán. Jonggie te ama.

Miró su reloj y se dio prisa en ir al trabajo. Iba a llegar tarde. Y probablemente le descuenten.

MyungSoo no tenía de otra que contar lo de su hermano a su novio. Era riesgoso pero estaba seguro que Jonggie guardaría el secreto. Porque no podía pelearse con el amor de su vida por mucho tiempo. Ni menos estar lejos de él por tres años. Si era necesario aguantaría dos meses.

La respuesta que tanto esperaba llegó. Había conseguido la beca. Iría a ver a Jonggie.

Lo sorprendería.

Y así fue, lo sorprendió. Jong lloró mucho cuando lo vio. Su celular, efectivamente había sido roto.

DRABBLES!~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora