Capítulo 7

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Pantalones negros y camiseta rosa palo, es lo que escogí para la fiesta. Me prepare junto a Ricky y Kibo, ambos se vistieron muy guapos y cuando estuvimos listos nos encaminamos hacia la fiesta.

El lugar de la fiesta estaba muy bien decorado, era al aire libre, había música, comida, bebida y sobretodo mucha gente. Lo primero que hicimos al llegar fue ir a coger un par de copas para dirigirnos después a la pista de baile, donde se nos unieron Mimi, Nerea y Miriam entre otros.

Estuvimos bailando y bebiendo un rato largo, hasta que se acercó un chico a saludar a Kibo y Ricky, el cual me parecía bastante mono.

- ¡Agoney! - me llama Kibo y me acerque a ellos, -Este es José, José este es Agoney-

-Hola- digo y lo mismo me contesta

- ¿Qué tal? - me pregunta

-Bien, con ganas de despejarme un poco, ¿tu? –

-Igual, creo que hemos venido al sitio correcto para eso-

-Si- digo riendo. La verdad es que José parecía bastante majo y además era guapo y olía muy bien.

Estuvimos bailando un rato más con todos hasta que decidí ir a por otra copa más, ya perdí la cuenta de cuantas llevaba, pero solo estaba un poco achispadito.

-Chicos, voy a por otra copa ahora vengo- dije

-Si quieres te acompaño- me dice José

-Sí, si acompáñalo no vaya a ser que se pierda- dice Ricky riendo, le miro con cara de querer matarlo

-Sí, gracias José- le digo con una sonrisa. Mientras nos hacemos hueco entre la gente para pasar, veo la cara de Ricky diciéndome "aprovecha la oportunidad" y puede que lo haga.

Llegamos a la mesa de las bebidas y pedimos dos copazos, en el tiempo que nos las preparaban miraba al chico que tenía delante, parecía un poco tímido así que le pregunte yo un par de cosas, como decidió venir aquí o porque le gusta la música, cosas que sinceramente tampoco me importaba mucho saber porque tenía seguro que por muy majo que fuera José no iba a ser más que un polvo.

Mientras José me contaba sus cosas, mis ojos se desviaron al rubio que estaba bailando a unos cinco metros de nosotros con una chica. Las caderas del rubio se movían al compás de la música igual que su tupe, el cual esta noche tampoco peino, lo dejo salvaje, como me gustaba eso. Raoul en determinado momento me vio mirándolo y empezó a devolverme la mirada mientras cada vez se pegaba más a la chica.

Yo quitaba la mirada para seguir hablando con José, pero notaba sus ojos puestos en mí. Me atreví a mirarlo un poco más y el seguía con su mirada puesta en mí y su paquete pegado al culo de la chica. El muy gilipollas hasta me guiñaba el ojo y cuando se mordió el labio mirándome a mí y bailando con la chica si a eso se le puede llamar bailar ya que parecía que iban a acabar follando allí mismo, me dio un vuelco al estómago, no sabía si estaba cabreado o cachondo.

Y repito no sé si fue el cabreo o el calor que sentía en mis pantalones, lo que me hizo hacer parar de hablar a José y cogerlo de la nuca para besarlo. El chico no se apartó y me siguió el beso, fue un beso agradable, no besaba mal pero tampoco sentí gran cosa.

-Perdón, fue un impulso que no pude aguantar- dije apartándome de José un poco

-Me gustan tus impulsos-dice riendo. Me saco una sonrisa y decidimos seguir hablando un poco más antes de volver a la pista.

Mientras hablábamos, no pude evitar mirar si Raoul seguía en el sitio, pero no estaba. No sabía si había visto el beso o no, pero rezaba para que lo hubiese visto.

-Bueno y tu ¿Qué tal? ¿Te gusta esto? - me pregunta José

-Sí, la verdad es que sí, hay momentos más duros, pero estoy aprendiendo bastante y creo que me servirá mucho en el futuro-

-Vi tu actuación del otro día- dice

-Bua, no me lo recuerdes por favor- digo

-No te preocupes, a todos nos ha pasado alguna vez- me dice animándome un poco

-No a todos, solo a los peores- dice una voz de detrás, que José no reconoce, pero yo si, como no iba a reconocer su voz.

- ¿Qué quieres Raoul?, pírate ya- le digo

-Encima que venía a saludar y he tenido que oír que lo que hiciste el otro día le puede pasar a cualquiera, y no, solo les pasa a los que deberían ponerse a barrer las calles y no a cantar-

-Que te den. Y sabes que, bonita camisa blanca- le digo mientras le vacío la copa que tenía en la mano encima suyo

-Pero serás idiota- me grita y me coge de la camiseta para estamparme contra un árbol, bastante duro -Me las vas a pagar- dice tan cerca de mi cara que noto su respiración contra la mía.

Ante tal espectáculo, la gente de la fiesta empezó a observarnos.

- ¿Qué coño hacéis? ¡Raoul suéltalo! - grita Ricky apareciendo entre la gente. Raoul le obedece, pero no me deja de mirar.

- ¿Me podéis decir que os pasa? – continúa diciendo Ricky

-Tu amigo, que ya es la segunda vez que me tira una copa encima y estoy hasta los cojones de el- responde Raoul

-Te lo merecías, así que cuidado no se me vaya a caer otra- digo

-A mí no se me vaya a ir el puño contra tu cara- dice

- ¡Ya vale! ¡Los dos parar ya!, iros por vuestro lado cada uno, que al final nos echaran la broca por vuestra culpa- dice Ricky

Mientras Raoul se va, Ricky me coge para llevarme a hablar con él.

- ¿Qué narices haces Agoney? ¿Ahora te metes en peleas con Raoul? - me pregunta

-Se lo merecía-

- ¡Y que! No puedes hacer eso, estas en una academia, como te expulsen puedes perder todo esto, no seas idiota Agoney-

-Y tú no seas mi padre, se mi amigo y vamos a por otras copas, necesito olvidarme de esto-

-Vale, vamos-

Así que eso hicimos, fuimos a por unas copas que me duraron en la mano cero coma porque me las bebí más rápido de lo que debería. Vi a José cerca de mí, pero no me decía nada asique me acerque a él.

-Hola, perdón por lo de antes, yo no soy así, pero al tío ese no le aguanto- le digo a José

-A mí no me tienes que decir nada tranquilo, ¿Por qué no lo soportas? - me pregunta

-No sé, simplemente no le soporto-

-Ya...y por eso ¿me besaste? ¿Por qué no lo soportas? -

- ¿Qué? –

-Vamos Agoney, tampoco soy ciego y veo las cosas- me dice

-Que no de verdad, te besé porque me apetecía- le dije convencido mientras me acercaba a él, aunque dentro de mi sabía que le estaba mintiendo

-Bueno, creo que te tienes que pensar muchas cosas Agoney, y no creo que me apetezca estar con un chico que esta tan confuso-

- ¡Pero que yo no estoy confuso! –

-Lo siento Agoney, simplemente tomate las cosas con calma y piensa- me dice mientras se va, dejándome solo

Y allí estaba yo en medio de una fiesta en la cual casi me pegan y en la que eche a perder un posible polvo por imbécil. Pero esto no iba a quedarse así, me iba a coger el pedo de mi vida y me olvidaría de todo esto.

El Principio Del FinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora