Capítulo 13

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- ¡Despierta! - grita Ricky en mi oreja

-Joder Ricky, de verdad no conoces otras maneras de despertar a alguien- pregunto enterrando mi cabeza en la almohada

-La próxima vez ya te daré el besito de buenos días, pero hoy levanta el culo ya, todas las mañanas igual-

- ¿Has visto mis pantalones de chándal? - pregunto levantándome

-Pues a lo mejor están en lo que tu llamas armario y yo llamo desastre en estado puro-

- ¡Que exagerado eres! -

-Mentira, por cierto, esta noche no duermo aquí ¿te importa? -

-Claro que no, estoy acostumbrado- respondo riendo

-Idiota- me dice dándome un rápido abrazo

Hoy era martes y tocaba toda la mañana un poco de deporte. Ya habíamos tenido varios martes mi aguante físico estaba mejor, aunque me quedaba mucho recorrido por hacer.

Ricky y yo nos vestimos con nuestro chándal y nos dirigimos hacia la clase de Magali. Como siempre estaba todo el mundo esperando a la profesora para comenzar la clase, nos acercamos a Mimi y a Kibo que tenían una conversación bastante entretenida pero mis ojos buscaban a alguien en concreto que en ese momento no veían.

-A y vente- me dice Ricky

- ¿Qué? - digo

-A y vente- insiste

- ¿Qué me estas contando Ricky? - le vuelvo a preguntar porque no tenía ni idea de lo que estaba hablando

-Que cortito estas hoy Agoney cariño- me dice mientras me coge la cabeza y me la gira hacia la dirección en la que se refería el con "y vente".

Y ya me doy cuenta a lo que se refería Ricky, Raoul estaba allí hablando con dos chicas de espaldas. Ese momento me recordó a mi primera clase de Magali aquí, porque Raoul llevaba las mismas mallas y me pillo mirándole el culo, justamente lo que estoy haciendo ahora mismo.

Me iba a acercar a él, pero un grito me paro, Magali había llegado y parecía que llevaba doscientos red Bulls encima, antes de decir nada ya estábamos corriendo y como no yo estaba entre los últimos, pero bueno tampoco me importaba.

Llegamos a un mirador que había en la ruta por la que estábamos corriendo y paramos unos minutos para descansar y relajar los músculos, pero sobre todo para observar las maravillosas vistas que había. Yo estaba apoyado en la barandilla del mirador hasta que noto una mano es la espalda.

-Buenos días- me susurra cerca del cuello

-Buenos días- respondo sin darme la vuelta -Bonitas mallas- digo mordiéndome el labio sin mirarlo

-Me las he puesto porque sé que te encantan- dice bajando poquito a poquito su mano por mi espalda disimuladamente para que nadie se dé cuenta y dirigiéndose a un sitio peligroso tanto para mí como para él.

- ¡Continuamos! - grita Magali haciendo parar a Raoul, mientras yo me giro hacia el

-Luego seguimos- dice mirándome a los ojos y girándose para irse corriendo

Y eso hice yo también, después de unos segundos de asimilación empecé a correr detrás de la gente, nos quedaba aun como medio camino para llegar al destino.

En la meta Magali nos hizo ponernos en parejas, nada más oírlo mis ojos lo buscaron y me hizo una señal para que me pusiera con él y claramente yo me acerque.

La cosa empezó bien, nada extraño, nos ayudábamos a realizar los ejercicios sin ningún problema, pero con el paso de cada ejercicio las manos de cada uno, digamos que rozaban un poquito más de piel del contario.

El Principio Del FinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora