Capítulo 8

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Bebía y bebía mientras bailaba, me daba igual en ese momento si la gente me miraba, estaba muy harto de todo, solo tenía ganas de olvidarme de todas las cosas que me habían pasado en la vida y sobretodo esa noche.

En un momento dado de la noche observé a mi alrededor y no conseguía ver ni a Ricky, ni a Kibo ni a nadie que conociese así que decidí irme a sentar en un pequeño banquito que había, porque un mareo impresionante se estaba apoderando de mí, me costaba centrarme en algo o caminar recto, pero me daba igual, aunque mañana no sería un día agradable con la resaca que tendría.

Me senté en el banco y mi cuerpo empezaba a relajarse y a asimilar todo el alcohol que había ingerido y este era mucho, mi cuerpo me lo hizo saber de la forma más bonita que hay, me tuve que agachar para vomitar todo lo que había en mi estómago.

- ¡Qué asco das Agoney tío! - dice Raoul apareciendo

-No estoy para más discusiones contigo ahora mismo como puedes ver-

-Vete a dormir y hazte un favor- continúa diciendo

- ¡Crees que si pudiese no me habría ido ya, idiota! – digo gritando y enfadado

- ¡No os volváis a pelear, por favor! –Dice Ricky detrás de Raoul, que venía caminado con Kibo de la mano. Raoul y yo nos miramos, pero no dijimos nada.

- ¿Por qué no lo lleváis a la cabaña? creo que necesita una ducha y dormir- dice Raoul de mí, hacia Ricky y Kibo

- ¿Lo puedes llevar tu Raoul? - le dice Ricky a Raoul

-NO- digo yo

-No- dice Raoul

-Creo que se lo debes por estamparlo contra el árbol, y yo me voy a dormir con Kibo, no me apetece cuidar de Agoney siendo tu una de las razones por las que esta si-

-Gracias amigo...- digo mientras miro el suelo mareado

-Ya me lo agradecerás amigo- dice Ricky

- ¿Qué? – pregunto yo

-Vale- suelta de repente Raoul antes de que Ricky pudiese contestar, cogiéndome del brazo e indicándome que me levante y eso intento hacer dejando bastante peso reposado en el porque sino creo que no hubiese sido capaz de caminar.

-Cuídalo bien- suelta Ricky

-Si claro, si consigo no dejarlo por ahí tirado y pirarme ya sería un milagro- contesta Raoul mientras nos alejamos despacio de la fiesta

-Idiota- digo

-Tu cállate, que encima que te voy a meter en la cama no me toques los cojones-

- ¿Y si me apetece? -

- ¿El qué? –

-Tocarte los cojones- digo mientras le miro

-Agoney no juegues, no juegues que acabaremos mal- dice mientras aprieta un poco más el agarre con el que me sostiene

- ¿Cómo es acabar mal? - pregunto haciéndome el tonto

Se detiene y me mira a los ojos a una distancia casi inexistente de mi cara, -No lo quieras saber Agoney, no creo que estés en condiciones de saberlo, así que cállate por favor, te harías un favor a ti mismo y a mí también, no tengo mucha fuerza de voluntad- dice cogiéndome otra vez como antes para poder continuar andando.

El resto de camino hacia la cabaña se me hizo corto, andábamos los dos pegados y callados, yo apoyando la mayor parte de mi cuerpo sobre el de Raoul, lo que la verdad era bastante agradable y olía demasiado bien, su olor no tenía ni comparación al de José, el suyo era como estar en el puto paraíso. Al llegar lo primero que hice fue sentarme en la cama y fijarme en todo su cuerpo y su cara, era como si viese la puñetera perfección y me jodía pensar eso ya que lo odiaba con todas mis fuerzas.

-Ala, me acabo de dar cuenta de que te has cambiado la camisa- digo yo mirándolo

-No iba a quedarme con la camisa mojada, ¿no crees? -

-Bueno podrías ir sin ella- dije yo sin pensar lo que decía

-Que más quisieras tu- responde mientras rebusca en mis cajones - ¿Tienes algún ibuprofeno para tomarte? - me pregunta

-Si, en el último cajón creo- Abre el cajón y me lo acerca con un vaso de agua y yo lo cojo y me lo tomo.

-Date una ducha Agoney, hueles a vómito, cuesta estar cerca tuyo- dice

-Gracias....- Le miro con mala cara y me levanto poco a poco para entrar en el baño y darme una ducha.

Al salir, salgo simplemente con unos boxers negros puestos ya que no había cogido ropa antes de entrar al baño y cuando se da cuenta de mi presencia veo como me mira de arriba abajo. Noto que se tensa un poco así que aprovecho la ocasión, total, pase lo que pase le podría echar la culpa al alcohol, aunque ahora ya estaba mejor pero él no lo sabía.

- ¿Te gusta lo que ves? – digo. Siempre que hemos tenido algún que otro encontronazo el provocador era el, pero hoy iba a ser yo.

- ¿Qué debería de gustarme? – dice

-No sé- dije mientras me acercaba a el poco a poco, al encontrarnos a unos pocos centímetros puse una de mis manos en su cuello llegándole a acariciar esa parte y la mejilla. Mis ojos no podían despegarse de sus labios, tenía unos labios gorditos que en ese momento y bueno desde que los vi me apetecía probar.

Y lo iba a hacer, iba a mandar todo a la mierda y lo iba a hacer, no podía aguantar más, pero lo que menos esperaba y sobre todo lo que menos necesitaba  era que se apartara.

-Para Agoney- me dice mientras da unos pasos hacia atrás

-Yo...- intento decir

-Estas demasiado borracho, mañana te arrepentirás de esto-

-Alguien me dijo una vez que prefería arriesgarse y darse el golpe como el gato que quedarse con las ganas- le repito lo que él me dijo a mí una vez

-Agoney....-

-Vale..., perdón no quería...- digo mientras me alejo más de él, en ese momento solo me quería morir de la vergüenza, pero aparte del ridículo que estaba haciendo o el que hice toda la noche me jodía mucho el que se apartara, me habían rechazado muchas veces y yo era de los que pensaba que era algo que tenías que vivir en la vida y nunca me dolió o si lo hizo se me paso a los cinco minutos, pero yo sabía que esta vez sería diferente me jodía y mucho.

-Agoney, no es lo que piensas, es que...-

-Da igual, creo que me voy a dormir, he bebido demasiado- dije metiéndome en la cama y cubriéndome hasta taparme la cabeza

-Vale, hablamos mañana cuando estés sobrio y buenas noches Ago- me dice mientras sale de la cabaña

Y allí me quedo yo, solo, tumbado en la cama esperando a dormirme y sinceramente ni me puse a pensar en lo sucedido en ese día ya que no tenía fuerzas de afrontarlo todo.

El Principio Del FinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora