Ocultar Lo Inevitable EDITADO

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Ashton había quedado inconsciente después del suceso, Damián lo llevó a su habitación y lo recostó como si no hubiese pasado nada, atormentado por la culpa y el silencio que debía guardar.

Eran las 7 am del día después de la ceremonia, era una mañana tan fría que la gente afuera de sus casas tiritaba. La madre de Ashton llamó a la puerta de su dormitorio para que despertara y pudiera ir a la escuela, como todos los días.

-Cariño, levántate. No seas flojo, es tu último día en el Jardín de niños -dijo, feliz, pasó a la puerta de Damián e hizo lo mismo.

-Damián, vamos. Si llegas tarde a la preparatoria no te dejarán hacer los extraordinarios -le dijo un poco más dura. Estaba molesta porque había reprobado todas las asignaturas por faltar a clases y debía ir a la escuela una semana más para extraordinarios, que eran exámenes que te brindaban una oportunidad más para acreditar las asignaturas.

Ashton se levantó, no recordaba nada del día anteriro, pero se sentía cansado, sentía como si lo hubiesen arrastrado entre piedras, simplemente sentía un dolor profundo en todo el cuerpo.

Se puso su uniforme (en su opinión ridículo) y se alistó para salir de su habitación. Al quitarse su camiseta pudo notar un moretón en el área de las costillas, no le tomo importancia y siguió, ya que sabía que si le ponía atención no encontraría una razón lógica y se ahorró el miedo que esto le traería.

Bajó las escaleras, pero al bajar se encontró con la mirada de su hermano mayor, quien no dejaba de escrutarlo, como si fuera el resultado de un experimento.

-¿Dormiste bien? -dijo Damián tratando de sonar normal pero era obvio por el tono de preocupado en sus palabras.

-¿Y por qué tanto interés? -dijo con fastidio. Por alguna razón su temperamento no era el mejor en esa mañana.

Damián notó a Ashton distinto, siempre era más respetuoso, no solía ser tan tosco, pero advirtió que no recordaba nada. A excepción de ese mal genio, no parece haber sido afectado por el ritual. «Seguiré observándolo», pensó Damián.

Terminaron de desayunar y se montaron al Pontiac de su padre, como siempre su madre les daba sus palabras de ánimo, palabras que todo el tiempo pasaban de largo.

-Ánimo Chicos sé que pueden. Sólo es un día más -dijo mientras el auto daba marcha, Ashton veía a través de la ventana del copiloto, Damián estaba igual en la parte trasera del auto. Los dos estaban muy pensativos.

Dejaron a Ashton en la escuela, después de bajar le dedicó una mirada profunda y severa con algo de molestia y se fue, no le dio importancia y caminó a la entrada, aburrido de la monotonía aunque eso cambiaria a mal. Su padre siguió su camino para llevar a Damián a la escuela.

La maestra daba felicitaciones a todos, y les daba ánimos para una nueva etapa en su vida escolar. Como un último trabajo se decidió hacer tarjetas de despedida, todos se abrazaban y se mostraban afecto. Un niño que siempre había molestado a Ashton se acercó a él y comenzó a hablarle de repente.

-Que mal, ¿no crees? Se acabó el año y no tuviste amigos Ashton. Siempre serás un tonto, siempre solo, pero para que no te sientas mal puedes estar conmigo, y podemos fingir ser amigos por hoy -le dijo «ayudándolo», luciendo muy hipócrita, grosero, sin ocultar la gracia que le hacía aquello.

Ashton estaba sentado en su silla, dibujando la tarjeta que debían hacer, sin nada de ánimo, pero al notar a aquel niño que le daba su lástima, éste sólo desvió la mirada hacia abajo, luego se levantó completamente serio y le dio un puñetazo de lleno en la cara que lo tiro al piso.

Todos quedaron en shock al escuchar el estruendo del cuerpo del niño que choco con unas sillas al caer al piso, el niño comenzó a sangrar de la nariz y de una pequeña apertura que se había hecho en el cráneo, Ashton, con una mirada sin sentimiento alguno, salió del salón dejando a todos en confusión total y un miedo que fue llenando el salón.

Ya era tarde. Los exámenes estaban hechos, el papá de Ashton pasaría primero por él y luego por Damián. Pasaron 10 minutos de haber sonado la campana de salida, el auto del padre se acercó al parque en el que lo esperaba, el joven se levantó y subió al auto. El ambiente era pesado, Ashton tenía una mirada de odio penetrante, y el padre discutía con él, pero el niño se mantuvo callado.

Damián decidió tomar el valor de preguntar qué pasaba.

-¿Por qué lo estas regañando?- preguntó, muy extrañado.

-¡Este niño el último día de clase le dio un puñetazo a uno de sus compañeros y le rompió la nariz, ¿puedes creerlo?! -bramó, remarcando las palabras con dramatismo, Damián miró de reojo a Ashton, éste lo veía de una forma perturbadora. Damián desvió la mirada por impulso, inquietándose, definitivamente algo le estaba pasando.

Al aparcar el auto, el padre tomó a Ashton del brazo de una forma brusca y lo sacó del auto, gritándole una que otra barbaridad, lleno de ira. Damián cerraba las portezuelas que el padre por el enojo había olvidado cerrar con seguro y fue directo a su habitación tratando de ignorar todo lo que pasaba, sin lograrlo, a pesar de la música, los gritos se escuchaban con claridad.

Pasado un buen rato de sermones sin sentido por parte de sus padres, Damián se quedó dormido, esperando saber en qué acabó todo al día siguiente. Sin embargo estaba preocupado. No sabía si esa actitud era alguna secuela de lo que había pasado el día anterior.

*Este capítulo fue re-editado por AlfonsoRivas15 , y yo :3, muchas gracias por la ayuda c: Pasen por su perfil si les gusta la manera en la que me ayudo a mejorarla*

El Misterio De Ashton EDITANDO ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora