El soldado de ojos azules

132 11 1
                                    

En un barco de pasajeros en el mar de Amestris, un molesto hechicero con el don de la videncia, se encontraba sentado en la cubierta, maldiciendo en voz baja las ocho horas del retraso del mismo.

-¡No puedo creerlo! ¡Llegaré muy entrada la madrugada a Dublith y no podré ver a Eyra!- agachó su cabeza tomándola entre sus manos -Krylancelo tiene razón, a veces él destino nos odia, ¿Qué hice para padecer tanto?- preguntó a la nada, amargado.

-¡Ey! Amigo, ¿Te encuentras bien?-

La voz de un hombre, le habló a su lado. Se le hizo familiar, pero no recordaba de donde, muchas voces se parecen. No se había percatado de la presencia del sujeto, hasta que habló y apoyó una mano en su hombro.

Levantó la vista para mirarlo. Parecía alto y su cabello tenía una extraña mezcla entre negro y café, que consistía en mechones un poco largos hasta la nuca. En su rostro, se podían apreciar pequeñas cicatrices ocultas por una incipiente barba candado y sus ojos, eran tan azules como el mar que los rodeaba.

-Si, disculpa. Estoy bien, sólo un poco amargado por en retraso del barco, es todo- comentó con amargura -Soy Lai-

Estiró su mano y el sujeto la tomó con la suya enguantada en mitones.

-Sebastián... Sebastián Jenner- se presentó -Disculpa, nos hemos visto antes, ¿Verdad?-

-No lo creó, pero tú también me resultas muy familiar- lo observó con duda -¿No eres de Taflem o si?, Tu nombre parece extranjero-

-De hecho, soy de la capital de Keisalhima- explicó, mirando al frente -Voy a Amestris por un nuevo trabajo que me ofrecieron allí, ¿Y tú?-

-Voy a visitar a mi hija, pero llevo varias horas de retraso, así que, no la veré hasta mañana- explicó con la cara molesta -Perdón que sea indiscreto pero, ¿Qué clase de trabajo realizarás allí?-

-Seré profesor de deportes en la escuela secundaria de Dublith-

-Vaya, seguramente, conocerás a la tía de mi hija allí-

-Eso es interesante, ¿Cómo se llama?-

Cuestionó con interés. Él era un hombre muy atractivo y además, soltero, es lógico que tenga interés en las mujeres.

-Gaia Curtís- respondió -Es la maestra de ciencias allí y su hermana, Dea Fleming, la madre de mi hija, trabaja en la escuela primaria que queda en frente-

-Bueno, dos maestras en una misma familia, es algo muy extraño- se puso de pie -Un gusto conocerte Lai, que tengas un buen viaje-

-Igualmente, Sebastián- lo vió partir un poco más calmado -Realmente, eres un hombre muy extraño-

Él tenía toda la razón. Ese hombre a su lado, era muy extraño y escondía enorme secreto. Era un soldado de la Guardia Imperial de Keisalhima, el mejor de todos. Su misión, antes de subir al barco, era acabar con la Alquimista del Sol y apresar a la Hechicera de la Luna, cuyos nombres conocía pero rostros ignoraba. El hombre de ojos azules, llamado Sebastián, recordaba exactamente, cuales fueron las palabras dadas por su superior.

-Necesitamos a su mejor hombre, Capitán Vincent- ordenó el Comandante -Por ordenes del Rey, tenemos que acabar con las hijas del sol y de la luna. Sabe de quiénes hablo, ¿Verdad?- caminaba de un lado a otro en una habitación oscura -Son muy peligrosas, pueden llegar a destruir el mundo si se revelan contra nosotros-

-Eso es cierto y tengo al hombre indicado para eso- aseguró su subordinado -El Soldado del Invierno, nuestro mejor ejecutor, acaba de llegar de su última misión. Es una pobre alma vagabunda y sin pasado, no hay nada en él. No será difícil acabar con ellas-

El Regreso de la Magia y la AlquimiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora