Se acerca la verdad

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-¿Cómo te diste cuenta que era él?- preguntó, ingresando a la casa.

-No necesito darme cuenta. Desde el primer momento en que lo ví, supuse que era él- tomó asiento en el sofá con él -¿Dónde estuvo estos cinco años?-

-En la capital de Keisalhima- respondió neutro -Después del enfrentamiento con Rohan, quedó inconsciente y mal herido. Cuando despertó, caminó sin rumbo y sin recordar quién era. Un escuadrón de soldados imperiales, lo encontró y lo ayudó a recuperarse - aferró una mano de ella - Entrenó con ellos y como era de esperarse, se convirtió en el mejor- narró los acontecimientos de la vida de su amigo -Lo llaman el Soldado del Invierno-

-Comprendo que no haya vuelto, al no recordar quién era- mencionó pensativa -Pero, ¿Qué hace aquí ahora? ¿Cómo logro recordar?- él se tenso.

- Logró recordar, cuando volvió a ver a Gaia. Él soñaba todas las noches con ella- sonrió con nostalgia -Y contestando a tu primera pregunta, vino aquí a cumplir una misión-

-¿Aquí? ¿En Amestris? Eso es extraño- él asintió, en total acuerdo -¿Qué clase de misión es esa?- suspiró listo para confesar la verdad.

-No sé como decirte esto, pero él...- titubeó -Vino a matar a Gaia y a llevarte detenía ante el rey. Su misión, es acabar con las hijas del sol y de la luna- ella se puso de pie ante la noticia.

-Pero, ¿¡Por qué!?- exclamó sin comprender -No comprendo, ¿¡Qué hicimos para que quieran acabar con nosotras!?-

-Según el Rey de Keisalhima, ustedes podrían revelarse y destruir el mundo-

-Eso es absurdo. Gaia renunció a usar la alquimia y mi poder, se disminuye notoriamente al no estar en Keisalhima, no tiene sentido- él se incorporó y la tomó de los brazos.

-Tranquilízate. Keilot y yo, no vamos a permitir que nadie se acerque a ustedes- le acarició los brazos para calmarla -Él envió un informe sobre la actual vida de ustedes y la respuesta no fue la esperada. Enviarán a un escuadrón para corroborar la veracidad de los hechos. Creemos que, una vez que lleguen aquí y comprueben que no son un peligro, las dejaran en paz-

-Eso espero. Gaia tiene que saber esto-

-¡No! No podemos decirle nada a ella. Keilot quiere hacerlo. Nosotros no podemos meternos en esto, Dea- ella negó con la cabeza -Escúchame, sé que es tu hermana, pero tú y yo, no podemos interferir en su vida personal-

-Tienes razón pero... Espero que todo salga bien y que él, le rebele la verdad lo antes posible- suspiró agotada -Ahora ella es la más indefensa de las dos. Tú sabés lo negada que está en volver a usar la alquimia-

-Lo sé, pero tenemos que confiar en Keilot, él sabrá que hacer- ella asintió.

-Si, lo sé. Pero si no le dice la verdad a mi hermana pronto, lo haré yo y me importa un bledo si tú quieras o no- sostuvo su entrecejo, pensativa y resignada -Acompáñame a la cocina, tengo que hacer de cenar-

Lo tomó de la mano y se dirigieron juntos a la cocina.

En otra parte de la ciudad, una dormida alquimista, era cargada por un hombre de ojos azules. Una pequeña idéntica a ella, camina de la mano con él a su lado.

-Tu mami está muy cansada, Ivi- comentó el -Casi se duerme parada caminando hacía la casa- la niña rió, al igual que él.

-Si, es muy dormilona. Siempre llega tarde a trabajar, porque no puedo despertarla- rieron otra vez.

-Yo quiero mucho a tu mami ¿Sabés? Y a tí también-

Aseguró, mirando a las dos. Ellas eran los amores de su vida.

El Regreso de la Magia y la AlquimiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora