Era viernes, el último día laboral de la semana. La profesora de ciencias de la secundaria de Dublith, caminaba de la mano con su pequeña al jardín de infantes.
-Mami- su madre la miró -Sebastián me agrada-
-Que bueno, hija y creo que a Levi también le agrada-
-Si, él me lo dijo-
Sonrió. Su pequeña, como todos los cazadores que poseían un familiar animal, que generalmente eran mujeres, se comunicaba a través del pensamiento con él.
-Me alegro mucho-
-Mami, ¿Sabés qué otra cosa me dijo Levi?-
-No, amor ¿Qué más te dijo?-
Preguntó interesada. Ese lobo, decía grandes verdades.
-Que la tía Dea, tendrá un bebé-
Se detuvo en secó un tanto impactada y se arrodilló delante de su hija, tomándola de los hombros. Nadie tenía que saber eso, al menos no, hasta que hablara con su hermana. Aunque estaba segura que, su sobrina Eyra ya lo sabía.
-Hija, no le cuentes a nadie lo que me dijiste, ¿Sí?- la pequeña asintió -Hoy, después de clases, iremos a lo de la tía para que juegues con Eyra, ¿Está bien?-
-Si, mami- abrazó a su hija -¡Hola!-
Saludó emocionada a una persona detrás de su madre. Ella se incorporó para saber de quién se trataba.
-Hola, Gabriel ¿Cómo estás? No sabía que tenían musica el día de hoy-
Ese hombre que las acompañaba, fue su compañero de clases de guitarra desde los quince años y su primer novio, hasta los dieciocho. Pero la relación no prosperó, cuando él se mudó a Ciudad Central por cuestiones de estudio.
-Muy bien, ahora que te veo-
Le entregó una rosa blanca. No le gustaban las flores, pero tampoco era una mal agradecida.
-Muchas gracias- dijo un poco incomoda, tomando su regalo -Bueno, hija. Te dejo en buenas manos-
La besó en la frente para luego irse, pero él la detuvo.
-Gaia, espera ¿Te gustaría salir a tomar un café conmigo en uno de estos días? ¿O salir a cenar? No sé, lo que tú quieras- rascó su nuca nervioso.
-Ambas estarían bien- rió por su desfachatez.
-Bien, te llamaré-
-Bueno, adiós- volteó y miró su reloj -¡Dioses! ¡Llego tarde!-
Colocó la rosa en uno de los bolsillos externos de su mochila y corrió la infinidad de cuadras que separaban el jardín de la secundaria.
No había pasado una buena noche después de todo lo acontecido el día anterior. No pudo descansar nada y sumándole a eso, la noticia que le había dado su hija Eyra en el desayuno, la puso todavía peor.
-Desayuna, Eyra- su pequeña se encontraba pensativa y no había tomado su leche -¿Qué te sucede, hija?-
Se posicionó frente a ella, tomando su té mañanero. La pequeña levantó la vista. Estaba teniendo una visión, por esa razón, no había desayunado.
-Mami, voy a tener un hermanito ¿No es así?-
Preguntó, volviendo a la realidad. Su madre quedó con su taza a medio camino de su boca. Nunca podía esconderle nada a su hija, culpa de ese maldito don que heredo de su padre.
-Si, hija. Irene y tu papá van a tener un hijo, ya habíamos hablado de eso- contestó, haciéndose la tonta.
-No, mami. Me refiero a un hermanito tuyo-
ESTÁS LEYENDO
El Regreso de la Magia y la Alquimia
FantasyCinco años después de su último viaje a Keisalhima. La vida de Dea Fleming y Gaia Curtis, cambió mucho desde entonces. Pero el comienzo de una nueva historia, será el inicio de un nuevo final. #Libro 3 de la trilogia: Sol y Luna