II
Bien, ¡bien!, estoy nuevamente en mí, tal como lo planeé hace mucho tiempo atrás. Mi cuerpo, nuevamente dentro de él. Puedo tocarme, puedo sentirme… es mi cuerpo una vez más.
Qué digo, ahora no es momento de esto; aunque aún me sorprendo de lo perfecto que soy al enlazar opciones. Pensé que no sería tan simple, afortunadamente funcionó. Ahora es necesario continuar con el plan.
Si todas las opciones que he creado se han enlazado y finalmente se han cumplido, significa que el resto de opciones—, resultados de mi decisión inicial—, han comenzado a correr por su propia cuenta. Por tanto, según mis cálculos, el Sistema debe de haber comenzado a sospechar de mí, he intentará recuperarme. Entonces, si analizo todos mis pasos minuciosamente, significa que si no capturaron al ocupante anterior de mi cuerpo hasta este momento, entonces el Sistema sabe muy bien lo que planeo.
En aquel momento extraje el portátil de donde lo había dejado, después descendí de la tapa de aquel apestoso inodoro.
Si la seguridad sabe lo que planeo entonces todo esto también está en sus planes. Qué tanto pueden saber que yo conozco de ellos.
Sea cual sea la opción que tome, la línea argumental me lleva a la conclusión de que intentarán recuperarme; pero ¿el Sistema también ha calculado esta nueva sospecha que tengo? Si actuó como ellos quieren, ingresaré a su juego una vez más. Ya es hora, es momento de comenzar a jugar el mío propio.
No tengo más alternativa, debo seguir con esta línea de opciones; por tanto, si me quieren de regreso, significa que pronto intentarán algo. Bien, esto último: conocer sus acciones unos segundos antes de realizarlas, evidentemente no puede ser parte del plan del Sistema.
Exacto, ya sé cómo salir de aquí y quemarlo. Dentro de unos segundos lo intentarán… Yo lo sé.
De pronto, observé una línea blanquizca frente a mi rostro. Era un hilo tensado de forma horizontal, un arma mortal si se la sabe usar. Tan fino y peligroso como una navaja. ¡Habían llegado por mí!
Aquel hilo se acercó violentamente hacia mi garganta. Intentarían mutilar mi cabeza o ahogarme.
Coloqué rápidamente mi brazo derecho, como una reacción involuntaria, de tal forma que impedí que el hilo se cerrara en mi cuello, en cambio, aquella arma apretó mi brazo y me hizo sangrar. La fuerza logró que me jalaran hacia atrás, hacia el exterior del baño.
Choqué contra los espejos, se rompieron en mil pedazos. En el forcejeo, no pude evitar que el portátil callera. Carajo. Debía tomarlo y conectarme a Red, para poder dar inicio a todo.
Me incliné, de tal forma de que alcé al sujeto sobre mi espalda. Me percaté que yo llevaba un cuchillo, aunque no sé por qué exactamente, supongo que el anterior usuario de este cuerpo lo había usado por alguna razón. En aquel momento no me importó. Lo extraje de mi cintura y me liberé del hilo. Logré rebanarle el brazo a quien sea que me haya sujetado por detrás.
Corrí a coger el portátil, mientras el individuo aullaba de dolor y su sangre manchaba las paredes como una pintura surrealista. De pronto, sentí un puntapié en todo el pecho que hizo que el hardware saliera disparado al exterior de los cuartos de servicios.
No vi quien era, descubrí entonces que ellos, los del SSO, también llevaban camuflajes.
Ese nuevo sujeto era invisible para mí, pero no por mucho tiempo. Con velocidad me dirigí hacia el manco aullador, y le tajeé la garganta. La sangre se desparramó empapándome por completo, pero en especial, a aquel sujeto, quien me había perseguido hasta allí. Entonces se hizo visible.
No había tiempo, debía de quemarlo de inmediato. Cojeando avancé hasta el exterior del cuarto de baños; y cogí el portátil. De la nada, el sujeto que estaba empapado en sangre, se mutiló los brazos, los cuales cayeron pesadamente sobre el suelo. Y entonces dejó al descubierto unas armas, creo que eran metralletas o algo por el estilo.
Corrí, y el me siguió con las balas. Literalmente agujereó como colador a los presentes. Las perras caían hechas trizas y otras corrían a esconderse, pero habitualmente sus cráneos eran taladrados por las voluminosas balas. Sesos por todos lados, ojos, cabezas partidas y agujereadas, miembros volando por doquier; todos los órganos bailaban al ritmo de la música acelerada que se había desparramado sobre el local. Era una masacre terrible. El gobierno realmente me quería de regreso sea como fuese.
Logré arrogarme por detrás de la barra de bebidas, y ahí activé el portátil. En menos de un segundo, el mamut que tenía tras de mí, calló completamente hecho polvo. Sangraba a borbotones.
Estaba a un paso de reventa al Sistema.

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El Redista
Bilim Kurgu7 años después de lo sucedido en Quemado rápido, Filish Mort está vigilada por el Sistema, un software de seguridad que puede predecir crímenes futuros y detener a los sospechosos antes de cometerlos. En ese mundo, un ex hacker que trasplantó su mem...