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Los días siguientes fueron monótonos, dejé de hablarles a los dos ignorando por completo los planes que tenían para cuando cumpliera dieciocho. Solo tomaba mis cosas y salía de la casa sin desayunar. Luke me recogió cada mañana aturdido por mi drástico cambio de emociones. Algunos días me sentía más triste que otros, al grado que podía quedarme en cama mirando televisión sin llevarme ni una migaja a los labios, y es que ese era el caso. No podía bajar a la cocina y no encontrármelos ahí, por ello había dejado de comer como debía y mi rostro se había vuelto más pálido de lo que era, las ojeras había aparecido y lo que alguna vez me volvía vivida ahora estaba bien oculto quién sabe en donde.

Sentí la mano de Luke sobre mi mentón sin hacerme daño, obligándome a mirarlo a los ojos.

—¿no has estado comiendo, verdad?— tensó la mandíbula acariciando mi mejilla con su pulgar.

—no es nada— me removí quitándole la mano de mi rostro.

—no contestaste mi pregunta, ¿has estado comiendo bien, Abby?

En su mirada podía percibirse la preocupación que tenía al mirarme, pero lo que menos quería era su lastima, odiaba que la gente me mirara como si no tuviera esperanza alguna. Me enfadada.

—no me voy a morir por no haber comido una jodida semana— bufé

Su rostro fue de pálido a un encendido color carmín que me hizo temblar. Ese si que había sido un cambio repentino de carácter.

—no digas malas palabras— señaló alzando ambas cejas en señal de advertencia.

—soy mayor, puedo decir las que quiera— me cruce de brazos sobre el pecho haciendo puchero con los labios.

—una señorita no se escucha bien diciendo malas palabras— encendió el motor mirando sobre su hombro dándole reversa al coche metiendose por otro lugar que no nos llevaba al colegio.

—¿que haces?— soné consternada al ver cómo suavizaba los gestos regresando a ser el Luke de siempre—. ¿A donde vamos?

—voy a llevarte a comer algo

Me miró de soslayo con esos ojos azules que por primera vez parecían preocuparse verdaderamente por lo que me estaba pasando.

—y de paso al médico a que te recete vitaminas, estás como un muerto en vida.

Quise reírme ante su comentario pero solo atiné a sonreír sin que me viera del todo. ¿Cuanto había pasado desde la última vez que alguien me llevó al médico por mi aspecto demacrado?

Justamente hace siete años.

—¿y los retardos de la escuela?

—llamaré después para que te justifiquen la falta. Luciendo así no voy a dejarte a la escuela

Hablaba enserio.

esoteric ✧ lrh (daddy kink)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora