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Subí al coche de Luke ignorando la asquerosa presencia de Carlos en los recibidores. Por alguna razón no había visto a Bianca desde anoche, ellos dos eran inseparables, uña y mugre. Verlos separados era raro, misterioso y específicamente algo que no me incumbía del todo.

Saludé con una sonrisa esperando una de su parte, cosa que nunca llegó. En lugar de eso me miró extrañado, evaluándome el rostro cómo hacía el médico, buscando algo mal en mi rostro, analizando hasta que por fin pudo descifrar lo único que le hizo sentido.

—Abby— pronunció con pena pasando los dígitos sobre mi mejilla maquillada

Me removí con dolor ante su roce ocultando la culpa como una avestruz oculta la cabeza bajo tierra.

—lo lamento, ya se que se ve patético— excuse tomando un momento para intentar explicarle—. Intenté de todo. De hecho iba a faltar al colegio pero no quería hacerte esperar para que te molestaras conmigo.

—oh linda— contestó con un tono lastimoso que casi pudo romperme el alma—. Jamás me molestaría contigo por algo así

Acarició mi mejilla con su pulgar observándome hacer gestos de dolor. Endureció la mandíbula pasando a acariciar mi cabello con dulzura. Su toque me tranquilizó y por un momento de verdad sentí ganas de soltarme a llorar y escupir todo eso que me tenía atada.

—¿quien te hizo eso, Abby?

—no es nada.

—claro que lo es, si te quito el maquillaje estoy cien por ciento seguro de que eso es algo gigantesco— señaló consternado—. ¿Quien fue, cielo?

No podía mentirle cuando de verdad estaba preocupado por mi, dios, se le notaba a leguas que podía hasta entrar a la casa a partirle la cara a Carlos si se lo pedía.

—mi padrastro— confesé en voz baja

Cerró los ojos con pesadez mordiéndose las mejillas internamente al erguirse en su asiento pasando las manos por el volante.

—nadie tiene que golpearte. Nadie, Abby— aclaró enfadado—. Lamento no poder hacer nada respecto a esto, hermosa— puso su mano sobre mi pierna con ternura

Muchos hubieran sentido ese gesto como incorrecto, pero para mi significó muchísimo. Podía hablar con él y no me miraría mal, ni me juzgaría, estaría ahí para escucharme y atenderme sin importar el momento. Lo sabía. Le susurré un gracias devolviendo esa encantadora sonrisa a sus labios.

Quitó la mano de mi pierna regresándola al volante tras haber arrancado el coche en camino al colegio.

Luke era muy guapo para ser verdad y muy bueno para existir. Pasar semanas con él en un auto llevándome y trayéndome me había servido para darme cuenta de algo que me carcomía la consciencia durante las noches y me hacia considerar las palabras de Miranda.

¿Interesarse por un hombre mayor estaba mal?

esoteric ✧ lrh (daddy kink)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora