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Se me había hecho tarde por lo que tuve que pasar a la farmacia por una caja de condones, la que se suponía que Luke compraría pero estaba en una junta de trabajo, así que la única opción es que yo fuera a hacer el ridículo de mi vida frente al muchacho de la caja que mascaba un chicle de la manera más asquerosa y molesta en toda la tierra. De tan solo oírlo sentía las incesantes ganas de acercarme a él y pedirle que mascara como una persona, no como un burro comiendo pastura.

—¿esto es todo?— asentí atenta a sus lentos movimientos tomando la pistola de láser para escanearle el código de barras—. Ultra texturizados, pensé que ya no los vendían

—solo dime cuánto es— bufé

Tecleó un par de cosas entregándome un ticket tras el pago. Metí la caja de condones en una bolsa y pretendí salir por la puerta delantera topándome con una persona que honestamente no querría encontrarme en ningún hemisferio de la tierra. Eloy, ese chico que me había invitado al baile y al mismo al que mandé al carajo por orgullo, ese era Eloy.

—Abby— saludó con calidez ofreciéndome una sonrisa que mostraba sus hoyuelos—. Que sorpresa encontrarme contigo aquí, bueno, no en una farmacia, pero me da gusto verte de nuevo— mencionó rascándose la nuca con incomodidad

Si, la había cagado de más.

—está bien, da igual, entendí el punto. Lo qué pasa es que ahora mismo llevo un poco de prisa y ya voy tarde— excusé sin mirarlo del todo a la cara

Resulta que había algo en mi cabeza que me hacía sentir inmensa culpa al dejarlo ahí sin aparente explicación. Primero el baile y ahora esto, si repitiera el mismo patrón me volvería una de esas desagradables chicas vengativas que solo buscan ver arder al mundo, y honestamente aunque a veces si lo disfrutaba, verlo así me destrozaba porque de verdad estaba intentando remediar algo de lo que sucedió cuando aún me interesaba.

—mira, se que estás bajo tiempo pero de verdad me gustaría llevarte por un helado— me sujetó por el brazo haciéndome imposible no mirarlo a los ojos, completamente cafés y diferentes a los que alguna vez me gustaron—. ¿Me permites llevarte por un helado? La heladería está dos calles hacia allá— señaló calles a la derecha sin borrar la sonrisa.

Tan solo bastaba mirarlo, estaba haciendo un esfuerzo colosal para no echarse sobre sus rodillas y rogarme, no existía manera de negarme a eso por más tóxica y mala que quisiera ser.

—uno y ya, ¿estamos claros?— señalé con el índice

Sus ojos se encendieron como luces navideñas haciéndome sentir menos mala. Un gran avance si alguien me lo llegara a preguntar.

Caminamos sobre la acera conversando sobre cosas de gente de nuestra edad y de alguna manera pude sentirme cómoda e identificada con muchas cosas de las que me hablaba. Lejos de ser algo estupido y banal me sirvió para darme cuenta de la realidad. Tenía diecisiete y mi cumpleaños estaba a días, pero ese no es el punto. Lo importante es que estoy joven y también debo asimilar lo qué hay para mi edad, salir como lo estaba haciendo con Eloy y conversar de vez en cuando sobre problemas de adolescentes con alguien que se sintiera igual.

—lamento lo qué pasó— mencionó de la nada llamando mi atención—. Fui un idiota contigo, Abby

—es algo del pasado, no te preocupes por eso

¿Había dicho eso enserio? Ese asuntito del pasado me costó burlas en la escuela y un montón de pañuelos gastados por mis lágrimas. Lo recordaría siempre y eso no era rebatible.

—¿quieres que te lleve a tu casa?

—no, pero gracias por la oferta, debo tomar un taxi— despedí sin intenciones de acercarme, lo cual obviamente me falló como la mayoría de las cosas

Me abrazó agachándose a mi estatura recargando su barbilla sobre mi hombro y me tensé.

Estaba confundida.

Muy confundida.

Chicas y chicos, ya hay libro para que vayan a dejar el hermoso spam; advices and beyond. Les quiero ❤️

esoteric ✧ lrh (daddy kink)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora