esoteric ✧ lrh (daddy kink)

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A pesar de que Miranda insistiera e insistiera en ir al cine conmigo por la tarde no podía decirle que si porque sino no valdría de nada la falda sobre los muslos que me puse para ir a ver a Luke a su casa. Y si, mi vida sexual se había vuelto activa en tan solo un chasquido, de alguna forma los dos teníamos apetitos que tardamos en explotar, yo más que él. Mi cuerpo era inexperto en todo eso que a él le fascinaba, estaba aprendiendo a conocerme, mis límites, gustos y extrañas manías. Todo eso que hacía que Luke me quisiera empotrada en su cama.

Al final me despedí de Miranda justo sobre la acera que encaminaba a la escuela. Ese día en la mañana tuvimos que ir a recoger algunos papeles y en todo caso firmar todas las materias exentas. Miranda se quedó a algunas pero afortunadamente yo estaría libre todo lo que restara del período vacional, lo que significaría buscar ropa que mostrara más piel para tomar un taxi lejos de mi casa y llegar a la de Luke con la boca hecha agua. Era inexplicable todo lo que ese hombre me provocaba, hacía que mis funciones motoras fallaran a tal grado que quedaba completamente sometida ante sus hipnóticos ojos azules. Un torbellino imparable.

Tan pronto el taxi aparcó fuera de la casa de decoraciones metálicas y exagerados ventanales cubiertos con persianas pagué y con una sonrisa salí directo a la puerta principal. Susana abrió la puerta recibiéndome con una besó en la mejilla y un abrazo. Sentía la extraña necesidad de decirle la verdad, pues ella creía firmemente que yo era la hija que Luke, y es que entre tanta vuelta se notaba a leguas que éramos polos opuestos, lo único que teníamos parecido eran los ojos, nada más. Pasé como si conociera la casa como la palma de mi mano yendo hacia donde Luke frecuentaba para trabajar, un estudio debajo de las escaleras. A simple vista de verdad que no se vería nada más que una pared grisácea, pero al acercarse ya era visible una puerta de madera clara. Su voz salió con un hermoso y excitante tono grave pidiéndome que entrara.

Estaba mirando hacia abajo firmando un montón de papeles con el ceño fruncido y los cabellos desaliñados. La camisa la traía abierta de los primeros botones dejando a la vista la mitad de su pecho, algo muy común en él y a la vez muy caliente. Cerré la puerta al estar dentro conteniéndome de correr hacia él sin permiso.

—¿que sucede Susa...?— subió la mirada hacia mi y todo ese estrés desapareció de su semblante—. ¿Que hace aquí la niña más hermosa de la tierra?

Ensanche la sonrisa al verlo palpar su regazo pidiéndome que me sentara ahí, lo que jamás me costaría porque así podía mirarlo de frente e interrumpir en su estrés un segundo.

—¿viniste hasta acá tu sola?— asentí—. Que bien, pero avísame la próxima, no quiero que andes vestida así sola en la calle— reprendió besándome la mejilla.

Se detuvo un instante a verme las piernas excesivamente descubiertas por la falda y el volumen de mis pechos en la camiseta que traía puesta. Estaba esperando que comprendiera que eso solo era por él. Un aire de alivio me invadió cuando una sonrisa maliciosa apareció en sus comisuras.

—¿te vestiste así para mi, cielo?

—si, papi— me mordí el labio

Casi salto al sentir algo duro picándome el trasero con insistencia. Trabajo no me había costado.

—siéntate sobre el escritorio— ordenó

Cuando se ponía así era imposible no obedecerlo.

Para los (as) que leen muse, ¿que les está pareciendo?