esoteric ✧ lrh (daddy kink)

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—¿me hace ver gorda?

Miranda se daba vuelta con el vestido rosa pálido sobre los muslos colocando la mano sobre su vientre totalmente plano. Me pregunté desde cuando había dejado de comer para entrar en un vestido que seguramente solo usaría una vez en toda su vida. Suspiré ocultando una sonrisa al ver la pantalla del móvil. Últimamente Luke se comportaba diferente cuando estaba conmigo y de alguna manera sabía que eso tenía que ver con el beso que le di. Ahora era más atento que antes, me trataba como una dama merecía y eso me encantaba. Él me encantaba.

—tierra llamando a Abbygail— dio un aplauso distrayéndome de la pantalla

—¿decías?

Rodó los ojos tras dejar salir un profundo suspiro.

—quiero la opinión de mi mejor amiga y lo único que tengo es un zombie adicto a su papi

Sin percatarme las mejillas comenzaron a arderme de la vergüenza. Habíamos dicho claramente que eso quedaría en secreto para ambas y bajo ninguna circunstancia ese trato se rompería.

—oye, cállate— refuté en un susurró agresivo que la hizo sonreír—. Y no es mi papi

—oh querida, ya lo besaste y tú misma dijiste que te había gustado— se dió una última vuelta decidiéndose firmemente por ese de entre los quince que se probó antes—. Ahora entiendo porque no irás al baile de graduación— rió detrás de la cortina de los vestidores

—solo quiere a llevarme a ver una película al cine, no hay nada de malo en eso— me encogí de hombros

Claro que había algo de malo. No solo me llevaría al cine, también se había ofrecido a dejarme dormir en su casa después del baile, a lo cual obviamente accedieron Carlos y Bianca por mi insistencia cubierta con la mentira que me había dado Miranda. Si llamaban, ella atendería siempre diciéndoles que me había quedado en su casa. Era bastante creíble por el simple hecho de que jamás les contestaba el móvil y porque la casa de ella era mi segundo hogar.

—lista, vamos a pagar— salió con una sonrisa triunfante y el vestido en su antebrazo

Me levanté con languidez siguiéndola hasta donde una mujer de impecable aspecto nos recibió con una afable sonrisa mientras cobraba el vestido y solicitaba el dinero. Seguramente Ashton era el dueño de lo que gastó en zapatos, citas en la estética y en ese asquerosamente costoso vestido.

—¡ya se!— saltó de la nada asustándome

Siempre hacia lo mismo, no por nada la tenía en mi cabeza como una loca.

—haz lo mismo que yo— chasqueó abrazándose de mi brazo al caminar—. Cuando conocí a Ashton tuve que provocarlo, orillarlo a dar el primer paso en la relación— loca de remate—. Pero tú ya lo diste, Abby, ahora oblígalo a seguir

—¿y si no quiere?

Esa idea me horrorizaba.

—por Dios. Te trae tantas ganas que puedo apostar que con que le toques la rodilla se pone caliente.

—¡Miranda!— regañé intentando conservar mi tono de mojigata virgen a lo que solo se rió detendiendose frente a la acera.

—hablando del rey de Roma. Señorita, su carruaje está aquí— se burló soltándome el brazo

En cuanto pretendí avanzar hacia el auto sentí su mano estrellase en mi trasero. Juro que pude haberla maldecido si no hubiera sido por la prisa que ya llevaba.

—que extraña manera de llevarse— mencionó su voz ronca en cuanto me subí al coche

—lamento que tuvieras que ver eso— me incliné sobre el asiento besándole la mejilla

Sin querer al momento de inclinarme y buscar apoyo dejé la mano puesta sobre su muslo provocándole un hermoso color rojizo en el rostro.

Y santo Dios, Miranda tenía razón.

Luke se había puesto completamente rojo a lo que tuvo que encender el clima evitando mirarme de reojo a toda costa.

¿Eso en que mundo contaba como provocación?