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Llegué sana y salva a la puerta de mi casa. Afortunadamente solo se había despedido y hasta ahí, no lo volvió incómodo con platicas innecesarias. Entré por la puerta principal colgando la mochila en la barandilla de las escaleras encaminándome a la cocina para escarbar en el refrigerador en busca de un aperitivo.

Tenía que dejar de comer tanto o me pondría como una llanta ambulante.

—ya llegue, Bianca, me fue estupendo en el colegio— eschucje su timbre de voz imitando supuestamente el mío.

Pésimo desempeño.

Cerré la puerta del refrigerador dedicándole una sonrisa tratando de amenizarla para que no fuera a darme otra de sus conocidas letanías sobre salir del colegio para encontrarme con muchachos, sobre las drogas y sobre el sexo. Toda esa platica por vigésima vez en la semana. Me recargue en la barra ubicada exactamente a la mitad de la cocina amueblada con unos bancos de aluminio y tela blanquecina. La vi de pie en el arco de entrada cruzada de brazos mirándome de la manera en la que se puede saber que los problemas llueven de los cielos sin importar el más mínimo esfuerzo.

—lo lamento— disculpé—. Me fue bien en el colegio— rodé los ojos pegándole a la superficie de mármol con los dedos.

Escuché un suspiro proveniente de su dirección. Hasta ella estaba cansada de esa platica, ojalá y pudiera un día de estos literalmente omitirla de su manual de madre adoptiva. Abrió la boca para decir algo pero casi al instante negó, supuse que ahora sería algo diferente.

—últimamente has estado muy rebelde

No, era la misma.

—sabes que puedes hablar con nosotros cuando lo necesites, Abby. No importa el tema.

—hablemos entonces— sonreí de lado recargando los brazos sobre la barra.

Bien, solo quería joder a alguien, me hacía falta ese día y ella era la candidata perfecta para ello, parecía que estaba puesta ahí solo para hacer que me desquitara.

—¿cómo se usa un tapón anal?— sonreí al verla poner los ojos en blanco levantando las manos en señal de rendición.

—tómate las cosas con seriedad por una vez— me reprendió.

—lo hago, de verdad no se como se usan los tapones anales

Negó frenéticamente saliéndose de la cocina después de rendirse completamente con nuestras "conversaciones", aunque a decir verdad jamás había hablado con ella respecto a lo que fuera a pasar en mi vida, ignoraba cada aspecto de mi día a día y la verdad era que prefería que se quedara de esa manera. Ella tenía su privacidad y yo tenía derecho a la mía.

Subí directo a mi habitación quitándome los zapatos en el camino solo para arrojarlos al otro lado del cuarto al cerrar la puerta. Ese era el único lugar en el que podía respirar con tranquilidad de una vida falsa que no me gustaba en lo absoluto. Me tumbé en la cama con la vista puesta en el techo pensando solamente en una cosa, en una persona que inevitablemente cruzaba mi mente como un cometa, estrellándose en algún lugar de mis pensamientos con un solo propósito.

Atosigarme.

esoteric ✧ lrh (daddy kink)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora