Los lazos que nos unen

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Al dirigirme a Karasuno al día siguiente, no podía evitar el sentirme culpable cada vez que veía la bicicleta. Di un suspiro resignada, por lo menos ahora tenía como ir y venir a clases. Algún día recuperaría mi skate o ahorraría para comprarme otro, pero sinceramente no tengo tiempo para tener un trabajo o algo así, quizás podría vender algunas cosas.

Las clases transcurrieron con normalidad, aunque me resultaba curioso como me observaban algunas chicas, la verdad me sorprendía que haya unas más bajas que yo.

-Daigo-kun.- Se me acercó una pelinegra de ojos marrones conocida como Mitsuna, esta estaba algo temblorosa.- ¿Tienes un momento?

-Uh.- Iba ya casi justa de tiempo para llegar al entrenamiento en el club, sin embargo no sabía como decirle que no.- ¿Es muy urgente?.- Dije apenada.- Voy casi tarde.

-No me tomará mucho.- Se apresuró a decir con claro nerviosismo, suspiré resignada y le indiqué que prosiga.- Verás, yo... tú...- Calló un rato intentando aclarar sus palabras.

-Daigo, date prisa.- Desde la puerta un indiferente Tsukishima me observaba.- Llegaremos tarde.

-¡Es solo un momento!.- Exclamó la chica algo molesta con el rubio.

-Llevo aquí cinco minutos y no has sido capaz de declararte.- Agregó cínicamente el más alto.- Has un favor y cuida un poco más tu dignidad.- Observó a la chica de reojo y solo se acercó a mi.- Daigo, nos vamos.- Tomó mi muñeca y me sacó de ahí casi a rastras.

-L-lo siento, ya me lo dirás otro día.- Grité desde lo lejos.- Cielos, ¿qué rayos haces? Puedo caminar solo.- Me soltó.

-¿Eso es todo?.- Me miró extrañado.- ¿No me darás la lata por haberle hablado así? ¿O algo parecido?

-¿Para qué?.- Encongí mis hombros.- Sé que eres así, es tu forma de ser. Por más que le grites a la luna que se vuelva verde no lo hará.- Expliqué con simpleza.- Además tendrás tus razones, y sin ti no me habría atrevido a negarme.- Una sonrisa se atravesó por mis labios.- Así que... gracias, Tsukishima.

-Tsk.- Se quitó la gafas y refregó sus ojos por unos segundos.- Eres patético.- Comenzó a caminar en dirección al gimnasio.- No habría ido de no ser porque escuché a la mocosa diciendo que se te declararía, jamás iría a buscarte.- No me miró una sola vez.- Eso tenlo en cuenta.- Lo observé caminar unos segundos antes de correr para alcanzarlo.

-¡Gracias otra vez, Tsukishima!.- No importaba, sabía que muy en el fondo él se preocupaba por lo que le pasara a las personas a su alrededor.

-¿Es que no me escuchas?.- Susurró con desgano.

Al llegar al gimnasio las miradas de todos se posaron en nosotros dos. Inmediatamente corrí hacia Hinata y Kageyama saltando sobre la espalda de este último, ambos me recibieron de buena manera, quitando el hecho de que el pelinegro se volvió una fiera enfurecida. Realmente es divertido pasar el tiempo con ellos. En cuanto al de gafas no se quedó ni tres segundos solo cuando Yamaguchi se acercó con una sonrisa. Una vez todos reunidos, nos sentamos en el piso para iniciar nuestra estrategia contra el Aoba Johsai. Me ubiqué entre Tanaka y Sugawara, todos frente al capitán y el profesor.

-Ahora, en cuanto a las posiciones del partido de práctica...- Explicaba Daichi-san.- Creo que será esta.- Levantó una pequeña pizarra con fichas las cuales indicaban nuestro lugar, busqué mi supuesto apellido.

S Sugawara        |  WS Tanaka     MB Hinata         WS Sawamura
MB Yamaguchi  |
WS Kinoshita    |
WS Ennoshita    |  S Kageyama   MB Tsukishima  WS Daigo
MB Narita          |

《I N F I L T R A D A》★(T/n) X Haikyuu★Donde viven las historias. Descúbrelo ahora