Accidente

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¿Conocéis a alguna persona que esa tan antisocial hasta el punto de no querer salir de su casa, y estar totalmente incomunicado con mundo exterior? Pues sí, Mikaela era de esa clase de personas, aunque tenía sus razones, pero nunca se las contaría...

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¿Conocéis a alguna persona que esa tan antisocial hasta el punto de no querer salir de su casa, y estar totalmente incomunicado con mundo exterior? Pues sí, Mikaela era de esa clase de personas, aunque tenía sus razones, pero nunca se las contaría a nadie.
Ayer su supuesto nuevo vecino se metió en su casa sin previo aviso. Aunque había escuchado los golpes que daba a la puerta nunca le abría, pues no quería visita.
Nunca se le dió bien entablar amistad con alguien, excepto cuando era pequeño. Esperaba que ese chaval hiciera caso a su advertencia y no volviera a acercarse a su casa. Sin pensarlo más decidió ir a dormir, ya era tarde.

Por otra parte estaba Yuuichiro en su casa planeando hacerse amigo de ese misterioso muchacho, así que le dijo a sus padres que cocinaran algún postre para ofrecérselo como disculpa, y de paso charlar con él. Le dijo a sus padres que iría a dárselo al vecino de enfrente que tenía su edad. A Guren se extrañó que su hijo fuera tan amable con los vecinos, se olía algo raro pero decidió no preguntar.
Una vez lista la tarta se dirigió a la casa del chico rubio, podrían quedarse un rato a hablar aprovechando que al día siguiente no había instituto, pues era Sábado.

Llamó a la puerta y como siempre: Nada. Nadie abría.
Sabía que él estaba ahí dentro porque nunca salía. No le podía dejar la tarta en la puerta pues intuía que nunca la abriría.
No iba a volver a su casa, no ahora que tenía un pastel caliente recién sacado del horno, y sus padres creían que estaba siendo amable con los vecinos.
Suspiró y decidió ir por la puerta trasera. Sabía que le había advertido que no volviera a entrar pero al menos iba con buenas intenciones.
Además, suponía que ya había visto de todo en aquella casa ¿No?.

Forzó de nuevo la puerta trasera y entró. Esta vez quería ver las habitaciones de la primera planta, pero antes necesitaba encontrar al propietario de la casa. Fue hasta el final del pasillo sin entrar en ninguna habitación, pues la casa aún le daba malas vibraciones.
Había un amplio salón, con un sofá de piel, un sillón de terciopelo rojo digno de un rey, una enorme chimenea de leña, más retratos, más alfombras y más velas.
Pero no había televisión ni nada electrónico.
Se percató de que había una vitrina de cristal con espadas que parecían ser muy antiguas.

Se percató de que había una vitrina de cristal con espadas que parecían ser muy antiguas

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Encerrado. {MikaYuu}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora