Rutina

3.8K 422 174
                                    

Yuuichiro volvía del instituto caminando hacia su casa

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Yuuichiro volvía del instituto caminando hacia su casa. Hasta que al llegar se encontró con una desagradable sorpresa: el rubio le había invitado a su casa a comer.
No le apetecía almorzar ramen instantáneo de nuevo, ni cualquier comida rápida barata. Quería comida casera de Shinya y Guren.
Lo que más le extrañaba era la confusa actitud que tenía Mikaela. En su primer encuentro le echó de su casa y en su segundo encuentro le intentó matar. No sabía que pretendía el rubio exactamente, pero le olía muy mal.

Iba rumbo a casa de su nuevo vecino por petición de sus padres. A estos no les importaba que el azabache estuviera fuera toda la tarde, ya que de vez en cuando necesitaban privacidad.
Tras el corto camino, llegó a su destino.

Mientras tanto un rubio curioso estaba mirando por la ventana levantando levemente la persiana. Quería saber cuándo vendría Yuuichiro para poder abrirle la puerta trasera.
Se dirigió a la puerta velozmente y se encontró con el azabache sorprendido de que hubiera abierto sin que tuviera que llamar.

-Hola, pasa.- Dijo Mikaela.

A pesar de que la primera vez que lo vió en su casa quiso matarle (literalmente), ahora, algo en su interior se sentía feliz de relacionarse con alguien después de tanto tiempo. Tal vez debió ser un poco más abierto mucho antes. Y pensar que su único objetivo era matarle... Le dejaba un mal sabor de boca. Cosa que se le quitaría si bebiera su sangre, claro.

Nadie podía saber su secreto.

-Hoy dejaré que pidas comida a domicilio.- Dijo Mikaela en un intento de hacer que el azabache se sintiera más cómodo en su casa, aunque eso iba a ser difícil.

-Vale, quiero pizza. Supongo que tendré que llamar desde mi móvil.

- ¿El móvil es esa cosa que tienes en la mano verdad?-Dijo señalando el móvil gris de Yuuichiro.

-Sí, bueno... Voy a llamar.

Mikaela observó atento mientras tomaba nota mentalmente de como usaba el móvil. Nunca había visto a un humano con un móvil en la oreja y hablando solo en voz alta. Yuuichiro mientras hablaba con el pizzero miraba la cara de asombro y extrañeza que ponía el vampiro.

-Llegará en 30 minutos.

-Yuu-Chan,-El azabache aún no se creía que siguiera llamándole así.- Ahora que somos amigos, podrías por favor no decirle a nadie lo que soy...

Yuuichiro le miró extrañado, por lo que parecía, el vampiro sólo le invitó a ser su amigo por conveniencia.

-Vale, tranquilo no se lo he dicho a nadie.

-¿Cómo sé que puedo fiarme de ti?

-Somos amigos ¿no?, Además no ganaría nada si se lo contara a alguien.- Mintió. Ya se lo había dicho a sus amigos. Aunque estos no le habían creído demasiado. Y Yuuichiro no consideraba a Mikaela su amigo.

Encerrado. {MikaYuu}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora